Típico patio de escuela zombi. Gritos, muerte y destrucción entre los escombros.
Hace unos días, en uno de los últimos revuelos de la infame muchedumbre política, creo que fue alrededor de la toma de posesión del presidente catalán, el moderador de la sesión indicó a los presentes que se comportaran de una vez porque "aquello estaba pareciendo el patio de un colegio". Lo escuché mientras conducía y recuerdo con claridad cómo la ira me nublo el pensamiento. Malditos ineptos e hijos del demonio, pensé. Igual es el patio del colegio en el que ellos piensan cuando hostigan a la escuela con sus tsunamis burocráticos o recortan los presupuestos escolares y ahogan los intentos de programas pedagógicos necesarios y eficaces.
Deberían saber que ocurre al contrario: con frecuencia, ¡a diario y desde hace años!, pienso que los modelos de comportamiento y de comunicación característicos de nuestros representantes políticos no serían admisibles en un centro escolar del Primaria. Más aún, habitualmente pienso que ni a los niños de infantil les permito buena parte de los comportamientos que ellos exhiben. Queridos políticos, la mentira, el tú más, la falta de asunción de responsabilidades individuales, la descalificación, los gritos, la falta de escucha... no son elementos habituales en los patios de las escuelas; más aún, en ningunas de sus dependencias. En concreto, como maestro de EF, me preocupo con especial preocupación de que el patio de la escuela sea justamente el lugar donde aparezcan aquellos atributos de los que, según lo que vemos cada día, las estrellas de la política nacional adolecen: diálogo, responsabilidad, dignidad y coherencia, respeto escrupuloso.
2 comentarios:
La venalidad del mundo político, su histrionismo, sus continuas faltas de respeto hacia el electorado, su demagogia... son marcas de la casa que abochornan. Ciertamente, un patio de colegio suele ser tumultuoso y dinámico pero no alberga tanta chabacanería como el mundo político por el que nos sentimos avergonzados como electores. Saludos cordiales. He vuelto al mundo bloguero en un tiempo en que este está hundido y postrado. Joselu.
Hola, Joselu.
No sé por qué no respondí a tu mensaje. Disculpas.
Me encanta leerte, hubo un largo tiempo en el que aprendí mucho leyéndote. Aún disfruto hoy directamente de muchas cosas aprendidas entonces. Ayer leía uno de los libros que recomendaba Antonio Muñoz Molina, era El libro del desasosiego. Lo compré, igual que muchas otras referencias culturales, en Profesor en la Secundaria.
El mundo cada vez parece un lugar más extraño y dan más ganas de apartarse y vivir serenamente al margen del ruido tan irritante constante.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario