miércoles, 13 de abril de 2011

WALDEN.

Un fragmento de bosque, hoy por la mañana

Estos días los chicos más mayores comentan con frecuencia sobre el fin del mundo que vaticina, según ellos (no lo he comprobado), para el año 2012 el calendario maya. Seguro que los mayas hacedores de calendarios eran gente lista y respetable, pero creo, como saben, que no hace falta ir tan lejos para intuir el apocalipsis. Es suficiente con dar un vistazo al mundo o, en su defecto, a las noticias. Y dentro de estas, están las terribles, ya las conocen, y las humorísticas terribles, como la del seleccionador marqués nombrado hace unas semanas o la del futbolista investido doctor. Ya es doloroso comprobar las referencias sociales de los jóvenes, la proyección social inmensa de gentes de la farándula, el deporte, o la televisión, como para, además, encontrarles también liderando entidades culturales de máximo nivel.

Hace unas semanas, surgieron referencias en varios blogs sobre la figura de Henry David Thoreau (incluso se está montando una pequeña secta en su honor) y su libro clave: Walden, o la vida en los bosques. La mentalidad y el pensamiento de Thoreau resulta hoy alucinante, pues choca frontalmente con las ideas que estructuran nuestra sociedad. Difundir sus ideas masivamente podría ser peligrosísimo, e incluso algún político podría ver cómo sus órganos comienzan a hervir al entrar en contacto con el libro. Citaré algunos fragmentos:

- "La mayoría de los lujos y muchas de las llamadas comodidades de la vida no sólo no son indispensables, sino obstáculo cierto para la elevación de la humanidad"

- "En cualquier circunstancia, de noche o de día, siempre he tenido ansias de mejorar el momento y de hacerlo plenamente mío; de detenerme en la encrucijada de dos eternidades, el pasado y el futuro, que es precisamente el presente, y vivirlo al máximo"

- “…en vez de discurrir cómo venderlo, me preocupé más bien de cómo evitar la necesidad de tenerlo que vender. La vida que los hombres elogian y consideran lograda no es sino una de las posibles. ¿Por qué exagerar su importancia en detrimento de otras?”

- “Al final, no sabemos ya lo que significa vivir al aire libre, y nuestras vidas se han vuelto domésticas en más sentidos de lo que creemos. Entre hogar y campo hay una gran distancia y quizá sería bueno que pasáramos más de nuestros días y noches sin que mediara obstáculo alguno entre nosotros y los cuerpos celestes”

- “Se puede inventar una casa aún más conveniente y lujosa que la que poseemos…¿Hemos de esforzarnos siempre por obtener más de estas cosas en lugar de contentarnos alguna vez con menos?”

- "Yo tenía tres pedazos de piedra caliza sobre el escritorio y con gusto me libré de ellos al ver, espantado, que era necesario quitarles el polvo cada mañana, cuando el mobiliario de mi mente no se había desprovisto aún del suyo. Preferiría sentarme al aire libre, porque en la hierba no se forma polvo, salvo donde el hombre ha desnudado al suelo de ella”

- “Hoy las naciones están poseídas de una ambición insana por perpetuar su recuerdo en la cantidad de piedra tallada que dejan. ¿Y si de tomaran igual trabajo en suavizar y pulir sus maneras?”

- “Fui a los bosques porque quería vivir con un propósito; para hacer frente sólo a los hechos esenciales de la vida, por ver si era capaz de aprender lo que aquélla tuviera por enseñar, y por no descubrir, cuando llegare mi hora, que no había siquiera vivido. No deseaba vivir lo que no es la vida, ¡es tan caro el vivir!, ni practicar la resignación, a menos que fuera absolutamente necesario. Quería vivir profundamente y extraer de ello toda la médula; de modo tan duro y espartano que eliminara todo lo espurio, haciendo limpieza drástica de lo marginal y reduciendo la vida a su mínima expresión”

Si valoran algunas de estas frases en su contexto histórico, y comprueban su vigencia actual, quizá sientan profunda sorpresa. El último párrafo me parece memorable, después de haber intentado decir algo parecido tantas veces.

Que tengan una buena semana. Disfruten ahora del verano, que luego se acaba enseguida.

(Añado una encarecida recomendación: discurso de Gervasio Sánchez el el premio Julio Anguita Parrado)