domingo, 25 de junio de 2006

El pasado viernes llamé al director de mi nuevo destino para que me anticipara algunos asuntos. Es una cuestión extraña esa llamada, ya que supone un primer paso hacia un año lleno de nuevos descubrimientos y situaciones. El primer paso de un nuevo trayecto.

Lo más relevante se refiere a que tengo casi todas las posibilidades de ser tutor de 1º y 2º de Primaria. Además, sólo daría Educación Física a este grupo. Doble lectura negativa: por una parte hubiera preferido un grupo de mayor edad, porque el día a día con ellos me resulta mucho más rico y gratificante; y por otra parte, ni siquiera poder dar mi especialidad a otras clases supone estar todo el curso con un único grupo, lo que creo que también redunda en una menor riqueza de experiencias, menor aprendizaje, en definitiva.

En la cara positiva debo señalar que seré tutor, y es algo que hubiera sentido muchísimo no ser. Ya he dicho otras veces que con la tutoría este año he disfrutado y aprendido muchísimo. También, y aunque no me guste, trabajar con la citada edad me permitirá tener una visión ya completa de toda la franja de edad que abarca la Educación Primaria, lo que me parece muy positivo e importante.

En la escuela hay unos 35 niños, y en mi clase 8, siendo 2 de 1º y 6 de 2º, entre los cuales hay un niño con discapacidad psíquica.

Pisoteando uno de mis principios vitales, esta semana voy a iniciarme en el juego. Debo informarme si aún se sigue jugando a la Primitiva, Bonoloto, Quiniela, El Niño, galgos, etc., puesto que debo acertar rápido con alguna de ellas para facilitar mi ansiada vida en un pueblo. Incluso Paula comienza a estar de acuerdo conmigo. Y es que sólo hay que ver la cara de los niños jugando por las calles, o disfrutar de vistas (y el pan) como las de hoy a 10’ de casa.