jueves, 28 de abril de 2011

AVISO DE CAMINANTES.


Una amiga suele repetir que el arte del asunto consiste en buscar la felicidad en la situación que cada instante, o cada año, ofrece, en lugar de estar anhelando eternamente un ideal difícilmente alcanzable. Esta idea es pura y cristalina como el agua que aún queda limpia en alguna parte, pero amargamente difícil de llevar a cabo si genéticamente estás programado para la melancolía y la añoranza.

Estas tardes en las que las ideas no son claras ni fluidas he pasado largos ratos en un campo anexo a mi casa. Hace unos meses era un espacio sin vida aparente, con unas cuantas hierbas y arbustos secos, mientras que ahora está lleno de verdor. Este lugar es perfecto para entrenar la mirada de los detalles, pues cuando llegas apenas se observa nada destacable, pero poco a poco la vista comienza a reparar en multitud de insectos e invertebrados variados que se dedican a sus menesteres diarios. Además, si uno tiene especial fascinación por seres como los reptiles y las hormigas, ir levantando piedras puede resultar un hecho hipnótico. Dudo que existan situaciones con mayor potencial filosófico que las que suceden cuando levantas un pedrusco y surge un universo agujereado, atravesado por brotes y raíces, con el bullicio de cientos de hormigas que se mueven de un lado para otro incesantemente ¿qué es la vida para estas hormigas? ¿qué pensar sobre las decenas de mundos con miles de integrantes que surgen bajo cada piedra de un humilde y reducido campo? A la vista de estas hormigas, ¿tienen sentido mis desvelos? También puede aparecer por fortuna un lución, el pobre reptil que no es serpiente pero recibe el mismo odio por parte de los humanos, dado su parecido con ellas.

Apenas conozco a Beatriz, pero sé que es una maestra sensacional. Dentro de unos días, un sábado, vendrá a nuestra escuela para realizar algunos talleres de conocimiento y sensibilización sobre la clase de educación especial en la que es tutora: qué aprenden, cómo se comunican, cómo es cada niño, etc. Hoy me despido con un poema de Eloy Sánchez Rosillo que ella me dio a conocer hace unos días y que parece haber sido escrito para poner letra a los días inciertos que muchos nos obstinamos en vivir y repetir:


Aviso de caminantes

En la suma de días indistintos
que la vida da al hombre, acaso hay uno
en que el destino, trágico y hermoso,
pasa por nuestro lado y el azar manifiesta
una insólita luz, un desusado
fulgor inconfundible.
Pero no has de dudar. Ten el coraje,
cuando llegue el momento,
de abandonar las cosas con que siempre
te engañó la costumbre, y sube pronto,
a ese carro de fuego.
Poco dura
el milagro.
Después, si te negaras
a partir, sólo noche
merecerás. Y nunca, aunque quisieras,
podrás comprar la luz que despreciaste.

miércoles, 13 de abril de 2011

WALDEN.

Un fragmento de bosque, hoy por la mañana

Estos días los chicos más mayores comentan con frecuencia sobre el fin del mundo que vaticina, según ellos (no lo he comprobado), para el año 2012 el calendario maya. Seguro que los mayas hacedores de calendarios eran gente lista y respetable, pero creo, como saben, que no hace falta ir tan lejos para intuir el apocalipsis. Es suficiente con dar un vistazo al mundo o, en su defecto, a las noticias. Y dentro de estas, están las terribles, ya las conocen, y las humorísticas terribles, como la del seleccionador marqués nombrado hace unas semanas o la del futbolista investido doctor. Ya es doloroso comprobar las referencias sociales de los jóvenes, la proyección social inmensa de gentes de la farándula, el deporte, o la televisión, como para, además, encontrarles también liderando entidades culturales de máximo nivel.

Hace unas semanas, surgieron referencias en varios blogs sobre la figura de Henry David Thoreau (incluso se está montando una pequeña secta en su honor) y su libro clave: Walden, o la vida en los bosques. La mentalidad y el pensamiento de Thoreau resulta hoy alucinante, pues choca frontalmente con las ideas que estructuran nuestra sociedad. Difundir sus ideas masivamente podría ser peligrosísimo, e incluso algún político podría ver cómo sus órganos comienzan a hervir al entrar en contacto con el libro. Citaré algunos fragmentos:

- "La mayoría de los lujos y muchas de las llamadas comodidades de la vida no sólo no son indispensables, sino obstáculo cierto para la elevación de la humanidad"

- "En cualquier circunstancia, de noche o de día, siempre he tenido ansias de mejorar el momento y de hacerlo plenamente mío; de detenerme en la encrucijada de dos eternidades, el pasado y el futuro, que es precisamente el presente, y vivirlo al máximo"

- “…en vez de discurrir cómo venderlo, me preocupé más bien de cómo evitar la necesidad de tenerlo que vender. La vida que los hombres elogian y consideran lograda no es sino una de las posibles. ¿Por qué exagerar su importancia en detrimento de otras?”

- “Al final, no sabemos ya lo que significa vivir al aire libre, y nuestras vidas se han vuelto domésticas en más sentidos de lo que creemos. Entre hogar y campo hay una gran distancia y quizá sería bueno que pasáramos más de nuestros días y noches sin que mediara obstáculo alguno entre nosotros y los cuerpos celestes”

- “Se puede inventar una casa aún más conveniente y lujosa que la que poseemos…¿Hemos de esforzarnos siempre por obtener más de estas cosas en lugar de contentarnos alguna vez con menos?”

- "Yo tenía tres pedazos de piedra caliza sobre el escritorio y con gusto me libré de ellos al ver, espantado, que era necesario quitarles el polvo cada mañana, cuando el mobiliario de mi mente no se había desprovisto aún del suyo. Preferiría sentarme al aire libre, porque en la hierba no se forma polvo, salvo donde el hombre ha desnudado al suelo de ella”

- “Hoy las naciones están poseídas de una ambición insana por perpetuar su recuerdo en la cantidad de piedra tallada que dejan. ¿Y si de tomaran igual trabajo en suavizar y pulir sus maneras?”

- “Fui a los bosques porque quería vivir con un propósito; para hacer frente sólo a los hechos esenciales de la vida, por ver si era capaz de aprender lo que aquélla tuviera por enseñar, y por no descubrir, cuando llegare mi hora, que no había siquiera vivido. No deseaba vivir lo que no es la vida, ¡es tan caro el vivir!, ni practicar la resignación, a menos que fuera absolutamente necesario. Quería vivir profundamente y extraer de ello toda la médula; de modo tan duro y espartano que eliminara todo lo espurio, haciendo limpieza drástica de lo marginal y reduciendo la vida a su mínima expresión”

Si valoran algunas de estas frases en su contexto histórico, y comprueban su vigencia actual, quizá sientan profunda sorpresa. El último párrafo me parece memorable, después de haber intentado decir algo parecido tantas veces.

Que tengan una buena semana. Disfruten ahora del verano, que luego se acaba enseguida.

(Añado una encarecida recomendación: discurso de Gervasio Sánchez el el premio Julio Anguita Parrado)

martes, 5 de abril de 2011

FINAL DE CURSO. HUERTO Y FILOSOFÍA.


Hace unos meses, en torno a enero, un curioso compañero señalaba que el curso ya estaba acabando. Quizá fuese entonces exagerado, pero ahora estamos ya rondando el descanso de semana santa y apenas quedarán mayo y junio. Así, muchos trabajos emprendidos durante el curso se van desarrollando orientados a su conclusión, otros buscan su hueco en el horario y, en suma, se produce cierto atropello en el día a día, con la sensación de que el tiempo se acaba y aún todo está por hacer. Quizá siempre todo esté por hacer.

Hoy sólo quería contarles un hecho curioso. No tengo claro casi nada, como saben, pero sí me parece evidente que la infancia es, en la actualidad, una época maravillosa de la vida. Observo a los niños salir de clase hacia casa, en los recreos, en sus juegos diarios, …, y no cabe duda de lo profundamente afortunados que son. Esa etapa de la vida, quizá un cuarto o un quinto de la misma, estará llena de sonrisas, alegrías y descubrimientos. Pensando en lo anterior, y ahora voy con el asunto curioso, el viernes comenzamos la mañana con el inicio del proyecto de filosofía para niños curiosos e intrépidos abordado desde el área de lengua. En este contenido abordamos las grandes preguntas filosóficas y tratamos de pensarlas, escribirlas, discutirlas, compartirlas. Comenzamos con la pregunta “¿Para qué existe el hombre?” El trabajo supone cierta dificultad organizativa y exige a los niños buena dosis de concentración y esfuerzo, pero se desarrolló muy positivamente, lo que apunta, una vez más, a considerar que los niños son capaces de tratar temas complejos con las adaptaciones necesarias, y que, en muchas ocasiones, la limitación se encuentra en la capacidad y ganas del maestro por realizar tales adaptaciones. Por la tarde, a última hora, para despedir la semana estuvimos una hora con la azada y el rastrillo en el huerto, preparando la tierra. Como en la escuela.

Y aquí me detengo: ¿no les parece maravilloso comenzar la mañana considerando por qué existe el hombre y acabar la tarde preparando la tierra en la que luego cultivaremos nuestras semillas?