martes, 3 de enero de 2006

Las fiestas ya están en su ecuador.
Siento no tener un poco más actualizado esto, pero el desorden se impone en mi vida estos días. Es complicado cuando uno vive a medio camino entre 3 casas (ninguna es mía).
De momento, en estas primeras fiestas tan largas como maestro-tutor, me da miedo pensar cómo mis alumnos y yo reanudaremos la marcha tras un parón tan gigantesco. Será difícil. De todos modos, el año pasado me pareció comprobar que los alumnos volvían de estas fiestas muy asentados y con muchos hábitos y costumbres, de las trabajadas en el trimestre pasado, ya asentados.
A veces me preguntan si merece la pena escribir estos artículos, o me lo pregunto yo. La respuesta tiene nombres: Ignacio, Julio, Enrique, etc. Son personas admiradas en muchos casos, queridas en otros, desconocidas y admiradas otras veces. Y son personas con la que gracias al blog puedo establecer distintos tipos de comunicación y relación. Y esto no tiene precio.
Por cierto, no lo he podido explicar aún: Mariano, Palabras de Caramelo fue un fracaso rotundo en mi clase. Tras leerlo emocionado en mi casa, lo hice en la clase y pasó muy desapercibido. No dejó esa huella esperada (al menos se estableció una interesante charla sobre el Sáhara y sus gentes), y animada por vuestras referencias. Supongo que no toqué la tecla adecuada. De todos modos vuelvo a agradecer recomendaciones tan bonitas.