Tras algunos escarceos en el terreno del pensamiento surrealista, después de transitar algunos senderos lejanos intuidos e insinuados en varias lecturas, continuando el repetido ejercicio circense de los platos giratorios que no pueden caer, hoy está fácil la selección de las letras y las palabras, me lo dan casi hecho:
EL MUNDO.
Empiezo a pensar por qué existimos. Cómo se hicieron las personas. Por qué morimos, como se formó el big bang.
Yo creo que existimos porque lo hizo Dios.
Cómo se formó el universo. Cómo empezaron a existir los animales, cómo se formó el sol y las nubes.
Estas palabras surgieron espontáneamente el otro día en clase, junto con otras hondísimas y sentidas reflexiones de muchos niños. Fue una hora plena de emociones, de interrogantes con mayúsculas, de niños hablando y mirando en las profundidades de sus conocimientos, sus dudas, sus necesidades de conocer para responder cuestiones de tal envergadura. Las palabras escritas parten de un niño de nueve años que aceptó voluntariamente la propuesta de llevar sus reflexiones al papel como recurso para meditarlo mejor, para tratar de poder expresar esa sustancia tan complicada que eran las ideas en ese momento. Veo en esas palabras muchas cosas, pero, sobre todo, veo un pensamiento elaborado, complejo, y profundo que plantea un punto de partida excepcional para el maestro que tenga intención de colaborar de algún modo a que el mundo de los niños sea un poco más amplio, claro, bello, cada día. Creo que esos pensamientos muestran una puerta abierta de par en par por parte de los niños para quien desee entrar y acompañarles en muchos descubrimientos.
Por otra parte, en Palabras Mágicas, Sandra nos hace un regalo en forma de artículo sobre las impresiones de los primeros días de instituto. Una buena referencia para sus compañeros en la escuela de primaria.
Y finalmente, otro regalo. Mariano Coronas, el maestro de los libros, nos enseña de eso, de libros, de escuela, y de vida, y lo hace con un artículo regalado directamente para el que ahora escribe: tiempo, cariño, ganas de ayudar, cantidades ingentes de experiencia y conocimiento. Sin apenas saber qué decir para expresar y agradecer su generosidad, les invito a que lo lean y le agradezco infinitamente la acción. Creo que ya lo dije, pero lo repito: escribir el blog encuentra justificación y sentido suficiente por el solo hecho de haber posibilitado el conocer a Mariano.
EL MUNDO.
Empiezo a pensar por qué existimos. Cómo se hicieron las personas. Por qué morimos, como se formó el big bang.
Yo creo que existimos porque lo hizo Dios.
Cómo se formó el universo. Cómo empezaron a existir los animales, cómo se formó el sol y las nubes.
Estas palabras surgieron espontáneamente el otro día en clase, junto con otras hondísimas y sentidas reflexiones de muchos niños. Fue una hora plena de emociones, de interrogantes con mayúsculas, de niños hablando y mirando en las profundidades de sus conocimientos, sus dudas, sus necesidades de conocer para responder cuestiones de tal envergadura. Las palabras escritas parten de un niño de nueve años que aceptó voluntariamente la propuesta de llevar sus reflexiones al papel como recurso para meditarlo mejor, para tratar de poder expresar esa sustancia tan complicada que eran las ideas en ese momento. Veo en esas palabras muchas cosas, pero, sobre todo, veo un pensamiento elaborado, complejo, y profundo que plantea un punto de partida excepcional para el maestro que tenga intención de colaborar de algún modo a que el mundo de los niños sea un poco más amplio, claro, bello, cada día. Creo que esos pensamientos muestran una puerta abierta de par en par por parte de los niños para quien desee entrar y acompañarles en muchos descubrimientos.
Por otra parte, en Palabras Mágicas, Sandra nos hace un regalo en forma de artículo sobre las impresiones de los primeros días de instituto. Una buena referencia para sus compañeros en la escuela de primaria.
Y finalmente, otro regalo. Mariano Coronas, el maestro de los libros, nos enseña de eso, de libros, de escuela, y de vida, y lo hace con un artículo regalado directamente para el que ahora escribe: tiempo, cariño, ganas de ayudar, cantidades ingentes de experiencia y conocimiento. Sin apenas saber qué decir para expresar y agradecer su generosidad, les invito a que lo lean y le agradezco infinitamente la acción. Creo que ya lo dije, pero lo repito: escribir el blog encuentra justificación y sentido suficiente por el solo hecho de haber posibilitado el conocer a Mariano.