lunes, 23 de diciembre de 2013

BUSCANDO EL RUMBO EN EL NORTE.


Con los pocos años que los dioses nos permiten observar el asunto de la vida, no es cuestión de menospreciarlos, pero bien sabe dos mil trece que podía haberse mostrado más bondadoso. En cualquier caso, vivido queda.

Que tengan unos buenos días finales de año y comiencen dos mil catorce del mejor modo posible.

jueves, 12 de diciembre de 2013

DE LOS DÍAS EN LOS QUE OJALÁ LA PROVIDENCIA NOS OFRECIESE EL OFICIO DE ENTERRADOR, REPONEDOR DE ALMACÉN, BANQUERO O SECRETARIO JUDICIAL.

Titánica lucha de contrarios, la mayor satisfacción posible con los niños y el más estupendo de los sentimientos de desconcierto y desasosiego ante las circunstancias que envuelven y matizan el paquete escolar.

Hace muy pocos días, quizá horas pues aún humean las heridas, gocé de la más doliente reunión con familias en mis años como inquilino de la escuela. Se han reavivado sentimientos de hace largo tiempo, emociones de novato en las que sufría con intensidad aún no amortiguada por la viejera. Tras recibir a la familia y exponer una situación de gravedad relacionada con el comportamiento del alumno, uno de los dos humanos se ha levantado y ha planteado si para esa estupidez había sido citado. Se ha marchado enojado y los restantes asistentes a la reunión hemos acabado semejante obra circense de forma ciertamente estrafalaria. Nunca había sido consciente de parecido desprecio y me he quedado sentado un rato, con los pasillos de la escuela solitarios y silenciosos, sin saber con certeza qué hacer, dónde ir.

No había previsto la posibilidad de que la familia no atribuyera la misma gravedad que yo a los hechos considerados. Estos parecían objetiva y trágicamente graves a los ojos de un ser viviente de características normales. He recibido un gran ejemplo práctico de cómo un hecho puede ser considerados de forma muy dispar según los ojos que lo miren, y cómo esta circunstancia añade un matiz de dificultad, de imposibilidad probablemente, a la comunicación con las familias y al tratamiento adecuado con los alumnos de muchos problemas. Qué cosas ocurren.

Ayer acudieron a la escuela las integrantes de un equipo de competición de gimnasia rítmica. Unos trescientos niños pudieron contemplar los ejercicios de conjunto e individuales. Fue un regalo impagable para los alumnos de cuarto que están en plena unidad relacionada con esta modalidad y también para los otros grupos que se encuentran desarrollando unidades cercanas a la expresión corporal. La escuela es un gran lugar siempre que proporciona a los niños experiencias valiosas y únicas. Los niños están hiperestimulados con información y experiencias sobre fútbol y deportes de equipo en general, pero son grandes desconocedores de disciplinas que nos acercan al mundo de la sensibilidad, del arte y de la estética. Por esto, poder recibir a estas gimnastas y disfrutar ante el espectáculo que se desplegaba ante nosotros es un tremendo lujo y, me parece, una experiencia de valor en la formación de los niños. Siempre que observamos este tipo de disciplinas nos vamos a casa con la expresión de asombro por la dificultad observada y el esfuerzo intuido pero, ante todo, con una sonrisa emocionada por la belleza del movimiento que nos fue mostrado. Agradecimiento profundo para ellas.

Acudo en busca de la melodía que surge cercana. Las notas musicales son cada día más apreciadas.

martes, 3 de diciembre de 2013

MALDICIONES.

En la filosofía canina, la falta de respeto no es siquiera una opción posible. En este campo de la ciencia la vida es más sencilla y valiosa. De ahí el prestigio del señor perro como pensador pragmático.

Estoy contrariado. No es novedad, por otra parte. Quizá la permanencia ilimitada en la contradicción sea nuestra mayor certidumbre y constancia.

Mientras charlaba con un compañero a las puertas del centro donde acudo cada día en el intento de aprender el oficio, una madre se ha acercado hasta nosotros y ha nombrado una charla que tuve con los alumnos sobre igualdad de sexos, respeto, etc. No he recordado inicialmente a qué se refería. Ocurrió hace semanas cuando empezaba con los alumnos de 4º la unidad de gimnasia rítmica. Algunos chicos suelen quejarse porque creen que es de chicas, etc., así que aprovecho para tratar durante unos minutos el tema, nombrarles un par de películas y, en definitiva, recordarles que si ellos, futuros adultos y jefes de la sociedad, tienen ya semejantes prejuicios e ideas retrógradas es muy probable que en quince años formen parte de las juventudes del pepé, tengan un póster en su cuarto de don José María Aznar (lo escribo rápido, me pinchan los dedos) o peor, quizá sean alcaldesas de Madrid. Como decía, la madre ha agradecido el esfuerzo y el objeto de la charla, etc. El halago debilita, como todo el mundo sabe, pero es una sensación maravillosa sentir reconocimiento de vez en cuando. En esas estaba cuando un compañero ha venido corriendo para avisarme sobre una familia profundamente enfadada conmigo. "Ten cuidado no te los encuentres ahora por la calle". Su hijo mantiene un muy mal comportamiento durante las sesiones, yo lo comuniqué a la tutora y ella lo ha comunicado hoy a los padres. En primera instancia han negado la posibilidad de tal comportamiento, directamente lo que yo decía no podía ser cierto. Al irse, se han dado la vuelta y han preguntado si “estos de gimnasia han hecho magisterio o qué narices han estudiado”.

El contrapunto a la familia agradecida ha llegado pronto, he pensado. Es nuestro trabajo, una caricia y una bofetada, todo seguido, encaja como puedas. La frase y la actitud de la segunda familia dan para un postgrado entero:

-         ¿Cómo puede una familia con un hijo en quinto no tener clara la formación de los profesionales que trabajan en el centro?
-         ¿Qué papel sigue atribuyendo una parte importante de la sociedad y de la comunidad educativa al pobre maestro de gimnasia? No tienen claro qué formación tenemos, por lo que existe para ellos la posibilidad de que tengamos una formación nula, o al menos inferior a la de otros maestros. Y en tal circunstancia, ¡no se quejan! (imaginen cómo valoran entonces el área)
-         No se puede hacer educados y respetuosos a todos los maestros, familias, etc. Hay que asumir un porcentaje de maleducados, pero esto no cura la herida que sufrimos cada vez que alguna de estas personas decide elegirnos como el blanco de su frustración, carácter agrio, mal momento o razón cualesquiera. No tengo muy clara la actuación hacia ellos, pero cada vez estoy más convencido de que no merecen ni una pequeña migaja de atención por parte del centro.

Pronto me reuniré con estas personas, estarán muy enfadadas, pondrán en duda mis aportaciones, creerán que el mundo no les comprende y buscarán una instancia más elevada en la que denunciar su desgracia y mi incompetencia. Quizá entonces alguien me pida, para evaluar la situación, criterios de evaluación, indicadores de nosoqué, registros de nosecuál y demás elementos de la pedagogía-ficción que vivimos. Yo tendré que pasar una tarde inventándolos para presentarlos al día siguiente. Quizá incluso descubran mi comportamiento al margen de lo prescriptivo y me expulsen del gremio. Desearé durante unos minutos ser forestal, estar haciendo un censo de sarrios y buscando parejas de perdices nivales. Probablemente al poco tiempo entraré en clase con los niños y disfrutaré de nuevo de mi suerte. Hasta el siguiente halago y la siguiente queja.