martes, 26 de febrero de 2013

YA ES PRIMAVERA EN LA ESCUELA.

Alfredo Larraz ha creado un blog donde colocará sus reflexiones en torno a la escuela y la educación física, además de recursos que ha ido utilizando en sus clases. No sé bien qué poner para no ser reiterativo: simplemente es una gran fortuna para los aprendices de maestro como yo poder seguir teniendo un conducto de comunicación con este gigante de la escuela. Además, el blog y los artículos que ya se pueden leer son una muestra más de su generosidad hacia los que le consideramos una de las principales figuras de referencia en nuestro oficio. Deseamos un feliz desarrollo a Educación Física Escolar.

Cuando cada día me voy a casa, camino al lado de la valla de la escuela y observo a los niños: qué se dicen, a qué y cómo juegan, quién tiene muchos amigos y quién está solo, etc. Hace unos días tres niños hacían una especie de rifa; cuando llegué a su altura uno de ellos estaba enfadado, pues el en sorteo le había tocado ser Bárcenas. Allí se quedaron discutiendo sobre su buena o mala suerte y sobre quién hacía de político corrupto. Llegué a casa pensando en los referentes sociales de los niños: casi mejor quedarnos con los futbolistas, sus escupitajos y malos modos, e incluso con los personajes de telecinco. Vamos de mal en peor.

La unidad de gimnasia rítmica se cerró para los niños de cuarto con una coreografía que debían preparar por parejas integrando lo trabajado en la unidad  y que debían mostrar finalmente a todo el grupo. El trabajó salió muy bien y supuso un gran broche a las sesiones de casi dos meses. Los contenidos de expresión corporal generan una motivación y una carga afectiva impresionante en los niños. Es la unidad que, si consigo desarrollarla medio bien, más contento me deja con mi trabajo. Un día, cuando se acercaba el turno de una pareja para mostrar su coreografía, se acercó hasta mí una niña y me dijo con un grado de ansiedad notable que no, que era imposible, que no podía hacerlo, que se moría de vergüenza y de miedo ante sus compañeros. Traté de calmarla, de recordarle el trabajo realizado en la preparación, le dije que confiaba en ella, que lo iba a hacer bien y que sólo faltaba que ella confiara un poco más en sí misma. Finalmente lo hizo muy bien y volví a hablar con ella. Cuento esta pequeña anécdota para ilustrar la suerte y la responsabilidad que tenemos en momentos realmente cruciales para los niños. No sé cómo aprenderá a manejar este tipo de problemas esta niña, pero, en cualquier caso, hizo un gran esfuerzo en ese momento que seguro le permite afrontar con más recursos las próximas situaciones. Para mí, poder asistir a un momento donde el niño está presente, implicado y preocupado al 100% de sus posibilidades, el 100% de su persona frente al maestro, e intentar ayudarle en alguna medida es un gran privilegio, una fortuna que no se puede llevar a Suiza, pero que resulta mucho más satisfactoria.

Se acerca la primavera y con ella los elementos más propios de esta época: las grullas y otras aves migratorias (en la ciudad este grandioso fenómeno natural pasa aún más desapercibido; qué poco hace que las miraba con los niños en el patio de la escuela de Ansó) y también las pruebas de diagnóstico que se aplican en los centros para evaluar la competencia de sus pacientes, alumnos, en las cosas importantes: las matemáticas, el adjetivo y el verbo, y ese tipo de cosas. Con los resultados de estas pruebas el centro debe formular sus propuestas de mejora, bla, bla, bla. En definitiva, son unas pruebas que deben generar una cantidad de papel, cuanto más mejor, en cada centro. Sigo pensando con cierta claridad que esta evaluación no vale nada. Se generan protocolos, normas, propuestas..., que finalmente acaban dependiendo del elemento clave: el maestro, su formación e implicación. Todas las propuestas que no cuentan con este hecho son estériles, pues es el maestro el encargado de acto esencial y central de la vida escolar. Dicho más rápido y con mayor sencillez, si un maestro no tiene muchas ganas de ayudar y trabajar por sus alumnos, poco importará si cuenta con el mejor proyecto de lectura, de competencia matemática, o de cualquier otro contenido.

Y ya escrito lo anterior, que tengan una fantástica semana.

viernes, 15 de febrero de 2013

UNO ESCRITO CON LAS TRIPAS:


Hubo un tiempo bloguero en el que escribía las cosas tal cual salían de las tripas, sin filtro ni precaución alguna. Ahora, ya mayor, me sale del alma escribir con mayor distancia y evitar excesiva emoción en las palabras. Recuerdo unas entradas cuando murió mi abuela, u otras justo después de problemas escolares, donde seguramente debería haber permitido reposar los sentimientos. Las ideas en bruto son difíciles de digerir, más aún por los intestinos ajenos, por lo que conviene darles un procesado previo si no quieres, en el mejor de los casos, pasar por loco. Creo que los escritores buenos suelen decir que es más importante lo omitido que lo explicitado, lo que implica un costoso aprendizaje.

Ahora mismo es uno de esos momentos en los que conviene el reposo, el filtrado, pero resulta que también necesito la paz que otorga la escritura, así que...

La semana ha sido colosalmente confusa. Supongo que será difícil repetirla: un neurólogo me indicó algunos problemas importantes en mi cerebro; el martes fue un día memorable en la escuela con la visita de una gimnasta que revolucionó nuestras clases de EF; también en la escuela he estado implicado en un par de encontronazos entre los que piensan prioritariamente en los niños y los que difícilmente consideran que en la escuela hay niños; por último, hoy una familia ha querido unirse a la fiesta y me ha acusado de maltratar a su hijo física y psicológicamente.

El último asunto es terrible. En esencia, llegados a este punto, lo que me cuente la familia o los trámites que estén dispuestos a seguir me importa un carajo. Lo que me importa es que conocer esta mañana este hecho me ha dejado conmocionado, que unos padres de un niño puedan pensar que, remotamente, puedo tratar mal a su hijo es directamente inasumible. El mayor problema es que no me han consultado en ningún momento, sino que han acudido a otras instancias para tratar el asunto. Esto me hace pensar que directamente no cuentan con mi opinión, lo que me deja completamente aturdido para hablar con ellos dentro de unos días. Si unos padres creen que un maestro maltrata a su hijo y no creen siquiera necesario pedirle explicaciones, creo que sobra visita alguna a la escuela: la visita es directamente al juzgado del lugar.

Quizá sea todo normal desde el momento en que un maestro de pueblo no puede estar dando clase en una escuela tan terriblemente urbana. Quizá la siguiente entrada sea redactada desde la cárcel. Entonces tendré mucho tiempo para escribir y para hacer pesas y cursos de manualidades. Siempre hay una versión amble de los hechos. Buen fin de semana.

miércoles, 13 de febrero de 2013

TOROS, GIMNASTAS Y SOBREESTIMULACIONES.

Qué poco cunde la vida.

Ayer sucedió un momento memorable en la escuela. Antes de ese momento he de dejar constancia del otro tema: el momento actual (crisis, corrupción, conlaqueestácayendo, la coyuntura socioeconómica, momento de reajuste financiero, etc.) es bien divertido. Y quien no vea la gracia es porque se obstina en mirar hacia el lado negativo. Una de las grandes oportunidades que se nos brinda es la de poder escuchar cada día a una cantidad ingente, e incluso infame, de personas diciendo tonterías que se autosuperan en cuestión de milisengundos. Admiro con devoción, cual rociero a la Pantoja, los personajes con egos y vanidades capaces de lanzar discursos imposibles en cada momento, contradecirse, desdecirse, volver a empezar y mostrar siempre la misma calma y sonrisa, incluso soberbia. ¡Qué tipos!

Un escándalo supera a otro y cuando estás comenzando su digestión, zaca, otro más gordo. Luego el papa se jubila, y luego otro lío más gordo, y otro... vivimos con un nivel de ruido insoportable, con un umbral de estimulación cada vez más alto que nos narcotiza ante los sucesos cotidianos, que van pasando desapercibidos frente al estruendo general de la escena. Estos días unas gentes intentan que España considere las corridas de toros bien de interés cultural, toros bic. Este sí es el sueño americano, todo es posible en España. No entiendo a los optimistas. No entiendo otro modo distinto al pesimismo. Transitamos la oscuridad tenebrosa. Un discurso ha sido muy celebrado en las últimas horas y no me resisto a colocarlo en esta caseta virtual. Se trata de las palabras de Toni Cantó, de UPyD. Lo he escuchado un par de veces, por si el fallo estaba en mi  conducto auditivo. Si algo de esta naturaleza puede ser escuchado en las cortes nacionales es que los pesimistas han acabado siendo muy optimistas en sus previsiones, no hay duda. Que viva España.



Ayer visitó la escuela y las clases de EF una gimnasta de nivel internacional. Pudimos admirar y alucinar con sus coreografías durante un par de horas. Es el momento memorable al que me refería. Para los niños, para los maestros también, fue un lujo gigante, un privilegio recibido justo al final de las unidades de expresión corporal (danza y gimnasia rítmica). Uno de esos dos o tres recuerdos espectaculares que conseguiremos reunir al acabar el curso y que guardaremos para estirar las ganas y la ilusión un poco más. Los niños fueron testigos de una manifestación espectacular de la motricidad humana, de la capacidad del movimiento para transmitir belleza y emocionar.

Por otra parte, recogiendo algunas impresiones de unos pocos niños (la mayoría quedaron impresionados), me pregunto si ciertamente, como se apunta con cada vez mayor frecuencia, su capacidad de asombro es constantemente menguante en este tiempo. Si dado el nivel enorme de estimulación (de un tipo concreto, claro) que reciben, considerando su vida llena de imágenes y escenas ficticias que siempre buscan el impacto intenso y rápido, los niños bien jóvenes están evidenciando también una menor sorpresa ante los milagros reales que la vida nos pone frente a los ojos de vez en cuando, incluso a diario. Es un asunto complicado, ya es muy tarde,  mañana todo debe volver a empezar. Para el próximo día. 

Que tengan buena semana.

sábado, 2 de febrero de 2013

COSPEDAL O ASUNTOS ESCOLARES EXTRAORDINARIOS.

Dudo entre hablar de un asunto escolar o de Dolores de Cospedal y su nueva intención de vender bosques públicos a empresarios para que monten sus cotos de caza privados. Estamos en manos de personas terribles. También está el asunto de la responsabilidad individual en la situación chanchullera del país que nos cobija. Una sociedad crítica y responsable, que no tuviera casa urbana, de playa y de montaña, ajena a gran hermano y sálvame, ajena al futbolerío, más lectora, ..., seguramente tendría gobernantes en consonancia.

Bien, me decanto por el asunto escolar, pues es más bonito de tratar y, al fin y al cabo, me pagan por hacer de maestro. Si fuera analista social y/o político gritaría mucho, estaría muy colorado y cobraría más.

El martes vendrá a la escuela una gimnasta excepcional para compartir con nosotros unas horas de la mañana: veremos algunos vídeos, nos mostrará algunas de sus coreografías y dedicaremos la parte final a practicar con ella y a conversar.

Mientras escribía en el blog de la escuela sobre este asunto y luego mandaba un correo a niños y padres para animarles a leerlo, pensaba y redactaba que este seguro será uno de los momentos del curso que los alumnos recordarán con intensidad cuando lleguemos a junio. En ese punto he recordado otros momentos extraordinarios preparados otros cursos y su impacto en los niños: la salida de varios día a Zaragoza con los niños de Ansó, la visita de los amigos piagetenses a nuestro pueblo, las salidas con los niños del Piaget a lugares naturales singulares del entorno de Zaragoza, la visita de ornitólogos en Peñarroya, las madres lectoras de Peñarroya, las poesías leídas a pleno pulmón en el bosque encantado, la salida al Mas del Buñol para ver a escasos metros un espectáculo natural soberbio, la excursión en bici a Zuriza un día espléndido, las salidas astronómicas, los encuentros literarios con las otras clases, las semanas CRIET, etc.

Mientras preparo aquellos actos en los que estoy involucrado siempre experimento una sensación similar: cierta inquietud por el resultado final (hace una semana ya soñé que la visita de la gimnasta de este martes próximo era un estrepitoso desastre por mis fallos en la preparación) y un constante torbellino de ideas en la cabeza que van modelando la gestión del asunto. Es una sensación maravillosa, pues la mente está con el tema presente cada instante del día, aunque sea en un segundo plano, y las ideas para tenerlo controlado y enriquecerlo afloran sin pausa (cómo rentabilizar el tiempo, cómo atender al invitado, cómo enfocar el asunto con los niños para que sea lo más provechoso posible, etc.). 

Me pregunto por el papel de estos asuntos extraordinarios en la escuela. Cuál debe ser su presencia justa. Al margen de la motivación y el aprendizaje que pueden suponer y que complementa el trabajo ordinario, creo que se debe pensar en el sentido específico que tienen: en el potencial extraordinario que posee la escuela para proporcionar momentos muy significativos en la vida de los niños. Momentos que quizá no les preparen para nada, o sí, sino que simplemente constituyan elementos de pleno valor en sus vidas.

Escrito esto, que tengan buen fin de semana.