Alfredo Larraz ha creado un blog donde colocará sus reflexiones en torno a la escuela y la educación física, además de recursos que ha ido utilizando en sus clases. No sé bien qué poner para no ser reiterativo: simplemente es una gran fortuna para los aprendices de maestro como yo poder seguir teniendo un conducto de comunicación con este gigante de la escuela. Además, el blog y los artículos que ya se pueden leer son una muestra más de su generosidad hacia los que le consideramos una de las principales figuras de referencia en nuestro oficio. Deseamos un feliz desarrollo a Educación Física Escolar.
Cuando cada día me voy a casa, camino al lado de la valla de la escuela y observo a los niños: qué se dicen, a qué y cómo juegan, quién tiene muchos amigos y quién está solo, etc. Hace unos días tres niños hacían una especie de rifa; cuando llegué a su altura uno de ellos estaba enfadado, pues el en sorteo le había tocado ser Bárcenas. Allí se quedaron discutiendo sobre su buena o mala suerte y sobre quién hacía de político corrupto. Llegué a casa pensando en los referentes sociales de los niños: casi mejor quedarnos con los futbolistas, sus escupitajos y malos modos, e incluso con los personajes de telecinco. Vamos de mal en peor.
La unidad de gimnasia rítmica se cerró para los niños de cuarto con una coreografía que debían preparar por parejas integrando lo trabajado en la unidad y que debían mostrar finalmente a todo el grupo. El trabajó salió muy bien y supuso un gran broche a las sesiones de casi dos meses. Los contenidos de expresión corporal generan una motivación y una carga afectiva impresionante en los niños. Es la unidad que, si consigo desarrollarla medio bien, más contento me deja con mi trabajo. Un día, cuando se acercaba el turno de una pareja para mostrar su coreografía, se acercó hasta mí una niña y me dijo con un grado de ansiedad notable que no, que era imposible, que no podía hacerlo, que se moría de vergüenza y de miedo ante sus compañeros. Traté de calmarla, de recordarle el trabajo realizado en la preparación, le dije que confiaba en ella, que lo iba a hacer bien y que sólo faltaba que ella confiara un poco más en sí misma. Finalmente lo hizo muy bien y volví a hablar con ella. Cuento esta pequeña anécdota para ilustrar la suerte y la responsabilidad que tenemos en momentos realmente cruciales para los niños. No sé cómo aprenderá a manejar este tipo de problemas esta niña, pero, en cualquier caso, hizo un gran esfuerzo en ese momento que seguro le permite afrontar con más recursos las próximas situaciones. Para mí, poder asistir a un momento donde el niño está presente, implicado y preocupado al 100% de sus posibilidades, el 100% de su persona frente al maestro, e intentar ayudarle en alguna medida es un gran privilegio, una fortuna que no se puede llevar a Suiza, pero que resulta mucho más satisfactoria.
Se acerca la primavera y con ella los elementos más propios de esta época: las grullas y otras aves migratorias (en la ciudad este grandioso fenómeno natural pasa aún más desapercibido; qué poco hace que las miraba con los niños en el patio de la escuela de Ansó) y también las pruebas de diagnóstico que se aplican en los centros para evaluar la competencia de sus pacientes, alumnos, en las cosas importantes: las matemáticas, el adjetivo y el verbo, y ese tipo de cosas. Con los resultados de estas pruebas el centro debe formular sus propuestas de mejora, bla, bla, bla. En definitiva, son unas pruebas que deben generar una cantidad de papel, cuanto más mejor, en cada centro. Sigo pensando con cierta claridad que esta evaluación no vale nada. Se generan protocolos, normas, propuestas..., que finalmente acaban dependiendo del elemento clave: el maestro, su formación e implicación. Todas las propuestas que no cuentan con este hecho son estériles, pues es el maestro el encargado de acto esencial y central de la vida escolar. Dicho más rápido y con mayor sencillez, si un maestro no tiene muchas ganas de ayudar y trabajar por sus alumnos, poco importará si cuenta con el mejor proyecto de lectura, de competencia matemática, o de cualquier otro contenido.
Y ya escrito lo anterior, que tengan una fantástica semana.