lunes, 5 de junio de 2006

Por fin he podido mostrar a Paula en qué consiste el día a día en Ansó. No mostrar el lado turístico del fin de semana, sino el ritmo lento, natural, armónico, de un lunes como hoy. 45' después de acabar las clases, acabando el postre y sin fregar, ya teníamos a varios niños abajo esperando para ir con la bici, arreglar varios pinchazos, salir a pasear. Hemos dado mil vueltas, descubierto y redescubierto otros tantos lugares, y todo ello con muchos niños que te hacen sentir contento al ver su alegría.

Creo que Paula empieza a intuir por qué he sido tan feliz este curso en Ansó.

EL lunes pasado subiendo un puerto con muchas pulsaciones y la mente aturdida vi a unos tipos por la carretera, con caballos, con un gallo, perros, una cabra, ..., y lo conté a los alumnos. Hace dos días llegaron al pueblo. Salieron de un poblado Navarro con destino a ninguna parte, con el afán de conocer y vivir. Hoy nos han hecho una obrita de teatro-mimo-clown para todos los niños de la escuela. Y toda la tarde han estado jugando con los alumnos, montándoles en los caballos, contando historias de cómo viven, etc. Otra de esas anécdotas que te recuerda que el mundo es mucho más rico y diverso de lo que solemos ver y creer.

Sigo apurando y disfrutando cada segundo que me queda en este lugar, aunque cada día con la certeza más clara de que, del modo que sea y cuando sea, he de volver aquí.