sábado, 25 de diciembre de 2010

CAZANDO PETIRROJOS.

Miren qué majo

Dicen que la TV es un gran aparato. Ayer pude observar mientras cenaba un espectáculo memorable: unos hombres pagaban grandes fortunas para viajar hasta Canadá. Allí les esperaban sus guías para acercarles hasta unos animales que en cuestión de minutos recorrerían el oscuro espacio que diferencia un ser con vida de un objeto inerte. Aún caliente, pero inerte. Los viajeros realizaban el viaje de sus vidas para que les pusieran frente a un caribú, un lobo, o un oso, apretar el gatillo, acercarse al animal muerto, abrazar a sus amigos, saltar de alegría, cortarle la cabeza o los cuernos, volver felizmente a sus casas.

Supongo que no les aportará mucho que les diga que los humanos somos muy diferentes. En la situación en que unos seríamos plenamente felices pudiendo admirar y contemplar la vida, otros buscan simplemente la muerte y llevar a casa un trozo de hueso de premio. Así, en el, para mí, extrañísimo mundo de la caza internacional, el dinero suficiente puede permitir a cualquier animal humano acabar apareciendo en una foto junto a un oso, un león, un rinoceronte, o lo que se le antoje al señor vestido de caqui impoluto.

Como les decía, contemplar con alegría desbordante los últimos temblores de un cuerpo formidable y moribundo me parece algo profundamente extraño. Al contrario, para otros, en ausencia de osos y otros seres grandiosos, un simple petirrojo a un escaso metro y medio de distancia puede hacer de un sábado tedioso un gran día donde la vida ha latido bien cerca.

Si aman la caza, no coloquen, al menos en las fotos, a sus niños pequeños entre su enorme sonrisa y el animal recién muerto. Luego las ve cualquiera y queda muy feo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

TENER UN HIJO (PASO PRIMERO) Y EDUCARLE.

Desde el lugar más magnífico que he pisado en los últimos años; el resto de las imágenes están en la memoria, pues el frío no permitía ni pulsar el disparador.


Han aparecido estos días en los medios de comunicación noticias sobre la opción de educar a los hijos en el propio hogar. El tribunal constitucional ha desestimado esta posibilidad y ha obligado en la sentencia a que los alumnos cursen la enseñanza obligatoria por los cauces oficiales.

Las familias implicadas, por su parte, argumentan sobre la pobreza del sistema educativo oficial, indican que no forma a personas autónomas, sino que está al servicio de la "obediencia y la sumisión" Acusan a la escuela de promover modelos exclusivamente competitivos, de no formar el pensamiento, sino, más bien, de llenar la cabeza. Las familias se ofrecen a estar supervisadas por la autoridad educativa pertinente.

Hace unos pocos días, antes de la aparición de estas noticias, comentaba con un buen amigo sobre este tema. Él tiene un hijo con pocos meses de edad. Él es maestro, así que conoce bien el funcionamiento del entramado pedagógico. Se le planteaba el dilema de escolarizar a su hijo durante la educación infantil en un modelo educativo alternativo y recién llegado a su lugar de residencia. Un centro con profesionales interesantes que pretendían establecer un modelo con una gran calidad. Mi amigo dudaba y sentía incomodidad ante la opción de dar la espalda al propio sistema para el que trabaja. El futuro de su hijo en la educación infantil oficial de su lugar de residencia son unos maestros anclados en las formas y los contenidos de hace seiscientos o setecientos años, que trabajan con los niños de tres, cuatro, y cinco años a base de fichas, fichas, y algunas fichas más. Por otra parte, una vez su hijo haya superado la etapa de infantil con el menor número posible de secuelas, le esperan en uno de los ciclos de primaria un grupo de maestros que consideran al niño como una especie de delincuente al que hay que corregir, vigilar y controlar mediante la imposición y el castigo (hagan, por favor, un esfuerzo en imaginar cómo funcionaran en esas clases las excursiones, la sensibilización ante temas importantes, la formación del pensamiento, ...) Así pues, ¿qué hace un padre y maestro que teme un futuro similar para sus hijos?

Quizá también esté mal que lo diga y lo piense, pero comprendo la reivindicación de esas familias. La heterogeneidad abrumadora en cuanto a formación de profesorado existente implica una seria reflexión por parte de un padre que asigna notable relevancia a la formación de su hijo. Igual que no permitiríamos jamás que nuestro hijo fuera tratado por un médico sin formación, por un médico que no mejorara su salud, no entiendo por qué sí permitir que este hijo nuestro pase un año, o dos, o tres, ..., con una persona que no le aporte nada positivo más allá de la memorización del libro de texto, en el mejor de los casos. Me canso de ver ejemplos (o expresiones literales) de que en la escuela vale todo: "cada uno tiene su metodología...", "todo es respetable...", etc. No. En la escuela hay cosas que están bien y cosas que están mal. Los maestros que trabajan doce horas cada día, inteligentes, excelentemente formados en lo personal y en lo profesional y que dan su vida por sus alumnos no son lo mismo que los maestros que hacen un poco menos de lo obligatorio y sienten mala gana cada vez que se encuentran con sus alumnos. Y hasta que esto no esté claro en la cabeza de todos los implicados, seguirá habiendo padres con mala suerte a los que les temblarán las piernas cuando deban llevar a su hijo a la escuela.

Que pasen un buen fin de semana. En el cielo lucirá una luna casi llena preciosa.

lunes, 13 de diciembre de 2010

DOLOR CORPORAL E INCOMPETENCIA PARA ASUMIR EL MUNDO QUE ME RODEA.



Les indicaré antes de que se decidan a continuar que hoy es un muy mal día y que este es un escrito con intención claramente liberadora y catártica.


Nunca he tenido muy claro hasta dónde debe llegar la implicación de un maestro. Nadie explica esto nunca. Más aún, nunca he tenido claro hasta dónde debe llegar la implicación de una persona. Tampoco nadie explica esto nunca. Bien comprenderán que en la convivencia con mil niños y mil familias surgen mil situaciones complicadísimas de abordar que pueden suponer mucho esfuerzo, una exigencia emocional extenuante, y que fácilmente, al intentar mejorarlas, pueden generar problemas tan importantes como los hipotéticos beneficios. Hay personas, afortunadamente muchas a mi alrededor, que tienen muy claro su compromiso a la hora de luchar por distintas causas y trabajan por ellas ajenos a todos los contratiempos y dificultades. Y este no es mi caso. Cada vez que trabajo con esfuerzo e ilusión por algo que considero necesario y beneficioso para los niños o para otras personas y encuentro incomprensión, zancadillas, comentarios negativos subterráneos y gratuitos, e incluso alguna burla, no tengo la fortaleza para asumirlo y mantenerme ajeno. Al contrario, siento la terrible desolación actual, la desilusión más absoluta, y estaría dispuesto a cambiar de trabajo en este mismo instante en el que escribo esta letra, de ir a vivir a una cueva e incluso a la mismísima ciudad. No tener espíritu para liderar algunos cambios, para cambiar dinámicas prehistóricas, chocar cada día con pensamientos cerrados, es difícilmente asumible para el escritor de estas líneas, y supongo para cualquier maestro, cuando el entorno te enfrenta a diario a este tipo de situaciones.


A menudo escucho a otros maestros, a padres, a personas variadas, comentar sobre el trabajo aséptico del maestro que no se debe implicar en faenas ajenas a lo específicamente curricular, pues tal parcela concierne estrictamente a las familias. Por otra parte, cada día se bombardea a los maestros con información sobre la necesidad de trabajo en la escuela en torno a habilidades sociales, hábitos, aspectos emocionales, hábitos de trabajo extraescolar, …, y se ofrecen variadas posibilidades de formación al respecto. La idea inicial de este párrafo apunta hacia la ausencia total de implicación personal y la parte final exige una implicación del maestro hasta en las últimas células de su alma. ¿Y qué? ¿qué maestro tengo que ser? ¿qué demonios tengo que mejorar? ¿hasta dónde pelear por normas estúpidas, por inercias que se mantienen porque “yo lo encontré ya así”, por avances que apenas valoran y entienden dos o tres, por personas violentas e irrespetuosas que te hacen llegar a casa con ganas de echarte a llorar e ir a dormir?


Sólo sé, y mal, hacer de maestro, pero si encuentro a alguien que me necesite para alguna faena mecánica y relajada no dejaré de pensarlo.


Que comiencen bien la semana.

jueves, 9 de diciembre de 2010

PAISAJE CASTELLANO Y NIÑA QUE TEJE.


Ahora mismo en el paisaje de la foto se impone un silencio absoluto. Con un poco de ingenio, evitando los resplandores megaurbanos del oeste, puedes salir de paseo bien entrada la noche, sentarte y dejar que el frío se mezcle con la oscuridad y la quietud hasta hacerte sentir cosas tan extrañas como reconfortantes. No sabría explicarles mejor, es un asunto de las emociones.

Siento una enorme afinidad por los desamparados. Por eso, el sábado mientras esperaba sentado en el aeropuerto de Zaragoza a que se resolviera el problema de la alarma nacional, sentía pena por los controladores aéreos. Al fin y al cabo, simplemente nos han fastidiado unos cuantos cientos de minutos (de vacaciones, para la mayoría). Otros gremios, con sus campos de golf, pistas de esquí, euríbores, recalificaciones, corrupciones, ..., están especializados en quitarnos o en romper a diario cosas de mayor valor. Y tampoco nos enfadamos tanto.

Hoy en el recreo, una niña de nueve años ha sacado unas agujas y un ovillo de lana y se ha puesto a hacer ganchillo. Todo es más sencillo. Esta niña era la evidencia incuestionable.

jueves, 2 de diciembre de 2010

ÍNDICES DE REFERENCIA SOBRE CARBONEROS QUE COMEN CACAHUETES.

Observar el mundo es un ejercicio cada día más complicado y desagradable: mueren personas que idearon bombas atómicas "muy sanas y morales", los medios de comunicación crean sus interesados espejismos y nos acribillan cada segundo con la maldita basura bursátil y financiera, ese asunto que atañe directamente a un porcentaje exiguo de la población y que nos acaba afectando profundamente a todos, en la escuela seguimos remando en corrientes de hace cuarenta o cincuenta años, castigando a los niños copiando poemas o comprando su voluntad con pequeños chantajes (y por eso vuelvo a buscar otro trabajo, pero es que no sé hacer nada), los políticos siguen su carrera particular para demostrar su absoluta carencia de ética y sabiduría y su insoportable vacuidad, ..., y pronto llegará la feliz navidad donde comeremos hasta vomitar, compraremos hasta perder el sentido, ..., y así haremos que nuestros contenedores de basura sean bellas metáforas del magnífico mundo que hemos organizado.

El día a día también tiene anécdotas divertidas, como la llegada a la escuela de un paquete del banco BBVA que nos propone material para trabajar con los alumnos en torno a los valores. ¿No les está dando un desternillante ataque de risa?

Como decía, no cambio de profesión porque no sé hacer otra cosa y no conozco qué oficio podría desarrollar en una cueva. Además, llegar por la mañana a la escuela y ser recibido por diez niños sonrientes y felices en medio de un paisaje nevado es un gran argumento para olvidar la (gran) fuerza de las personas grises y enfadadas. Más aún si a escasos ciento cincuenta centímetros picotea la comida que colocamos en la asignatura de alternativa (ese difuso concepto...) un precioso carbonero, y todos podemos contemplarlo durante un minuto de silencio y alegría compartida.

Que tengan buen fin de semana y que los índices bursátiles les sean propicios.

martes, 30 de noviembre de 2010

MIRANDO AL CIELO.


¿No sienten la imperiosa necesidad de conocer cómo se formó el Universo? ¿no tienen obsesión por ese primer instante ocurrido hace trece mil setecientos millones de años? Más aún: ¡por el instante anterior! ¿un sistema nervioso de gama media y con treinta años de uso puede aún comprender y estudiar física?


Nueva hipótesis lanzada por Roger Penrose sobre un Universo que se destruye y da lugar a otro nuevo en un proceso ¿infinito?


¿Por qué los niños y adolescentes no ponen en sus carpetas fotos del señor Penrose o de Carl Sagan si son incluso más guapos que Ronaldinho?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

SOBRE BANCOS.

El perro Tastavín durante sus reflexiones.


Las obligaciones se amontonan, así que he decidido tumbarme un rato en el suelo con el perro Tastavín para meditar y reflexionar en torno a la existencia. Entre ronroneos más propios de un gato y agradecido por las caricias, me ha ido describiendo su manera de ver las cosas. Yo le miraba a los ojos y, créanme, estaba todo lo de acuerdo que se puede estar con un perro de menos de diecinueve meses de edad. Si el perro Tastavín se presentara a las próximas elecciones puedo asegurarles que nos guiaría con un criterio muy racional y coherente. Lastimosamente, cuando llegábamos a las claves que explicaban los asuntos más trascendentes, y probablemente a causa del masaje en el muslo derecho, el perro Tastavín se ha dormido.

Ayer conocí Triodos Bank en Cuaderno de Campo. Siento no haber conocido propuestas de banca ética antes. Hace un tiempo tuve una cuenta corriente en un famoso banco holandés. Esta cuenta reportaba beneficios mensuales, permitía contratar depósitos de gran rentabilidad, etc. Hasta que un día pensé que con esos ahorros en ese lugar estaba colaborando en el gran entramado especulativo y desmedido construido cada día por estas entidades cuya vida gira en torno al beneficio máximo y al crecimiento. Saqué mis ahorros y los guardé bajo el colchón, a la antigua usanza. Las personas cercanas no entendieron bien tal acción, me acusaban de reaccionario (“intento debilitar el sistema bancario”, era la explicación que les daba…), de arriesgarme a que me robaran (si alguien tiene interés, el dinero está en el mismo lugar, aunque tengan cuidado con el perro Tastavín, pues está versado en política y filosofía pero también es un perro muy agresivo), de perder los beneficios del banco naranja, etc. Mi siguiente pensamiento fue desdomiciliar la nómina y cobrarla personalmente. Está nómina era ingresada cada mes en el banco que comete algunas de las mayores tropelías medioambientales en Aragón, por lo que colaborar con ellos no parecía lo mejor. La desdomiciliación no es una opción contemplada por quien me paga, así que no podía poner solución a este problema.

El enlace de Cuaderno de Campo me permitió escuchar una conferencia del subdirector de Triodos Bank, Joan Melé. Los enlaces a vídeos suelen darme bastante pereza, más si duran casi dos horas, pero comencé a escucharlo y me quedé pegado a la pantalla hasta su conclusión. Son ciento diez minutos de ideas claras y valientes, de optimismo y propuestas para el cambio. Les recomiendo encarecidamente que, al menos, lo vean comenzar. Tanto si creen que actualmente éste es un buen mundo para vivir como si están convencidos del inminente y dramático fin del mismo.

Hablando de bancos, hace ya casi once años que en uno de ellos (de los de madera, en este caso) pronuncié unas palabras titubeantes y atascadas que me siguen haciendo, aún hoy, un ser vivo profundamente afortunado.

Que tengan buen fin de semana.

lunes, 22 de noviembre de 2010

A OSCURAS EN LA CURVA.



Quizá lo mejor de estar aquí sea la perspectiva extracorpórea. Poder ver el mundo desde otros ojos. Sin ojos, tal vez. Salir al atardecer, observar desde una zona elevada y sentir que la vida es algo desmesuradamente extraño que tienes delante de tu hipotética nariz.

domingo, 14 de noviembre de 2010

SOSTENIBILIDAD SOSTENIBLE SOSTENIENTE Y SOSTENIDA.

Dos séptimos de paz y felicidad absoluta.


Les avisaré que ahora mismo escribo profundamente impactado y desorientado. En todo caso, poco importa.

Hace unos días, mi antiguo hermano que antes se pensaba azor y ahora se imagina como gallina de corral (¿qué estímulos eléctricos mueven el sistema nervioso de los jóvenes actualmente?) planteaba algunas ideas sobre la maldita sostenibilidad y el romanticismo ecológico con que nos acribillan desde cada ventana los políticos, constructores, y otros entes del inframundo. Venía a decir, simplemente, que cuidar el bosque, la contaminación, no tirar las cacas a la calle, salvar a los pollitos de gorrión, etc., tiene que ver en primerísima instancia con nosotros. Más bien con los que vienen después, que encontrarán un planeta muy difícilmente habitable. Después, en segundo lugar, quien lo desee, que piense en razones morales sobre el trato al resto de animales, la vida, la conservación de los ecosistemas, etc.

Curiosamente, el día siguiente tuve que ayudar a unas personas de primero y segundo de ESO a encontrar información sobre la biodiversidad. Pude observar unos instantes su libro de texto, que justamente citaba en el apartado sobre la conservación de la nombrada biodiversidad esos argumentos antropocentristas sobre el humano-dios que pide un poco de clemencia para los apuradísimos seres que viven bajo su dictadura. Aún tuve unos instantes para mostrarles el escrito de la gallina y el vídeo de Carl Sagan sobre nuestra insignificante, y gigante a la vez, estupidez y crueldad observada desde los confines del sistema solar. El mensaje del libro de texto tendrá que ser absorbido y vomitado en sucesivos exámenes durante su vida escolar y aquel que quiera pensar algo un poco más original, racional, auténtico, tendrá que gozar de alguna experiencia extrasensorial o extraescolar que le muestre un camino alternativo a la autopista hacia la placidez adulta que forma tantas veces el conocimiento oficial permitido.

Y si tienen un tiempo desocupado, quizá les guste ver The Cove. Aunque acabarán sintiéndose profundamente tristes.

De nuevo, que comiencen bien la semana.

jueves, 11 de noviembre de 2010

CHORRADILLAS Y CHOCHINES.

Equis reptiliana en busca de comida.


Uno de los adolescentes de los que les hablaré más abajo recuerda entre carcajadas haber escuchado en un campamento hace unos años a un técnico que les hablaba sobre anillamiento científico de aves: "Esta mañana, antes de que la mayoría de ustedes hubieran despertado, yo ya tenía un chochín entre mis manos". El bullicio del gentío adolescente fue escandaloso, como supondrán. Hoy he comenzado el día del mismo modo que el técnico humorista. El chochín al que nos referimos es Troglodytes troglodytes y no deja de ser una forma maravillosa de recibir al amanecer.

Comienzo con dos pequeñas reseñas:

En el blog de Lamima podemos encontrar información sobre un trabajo en torno a los derechos de los niños materializado en un libro que recoge imágenes de jóvenes habitantes de distintos lugares del planeta junto a sus habitaciones. En The Telegraph aparecen varias de esas imágenes. No dejen de verlas. Anoche las observaba muy sorprendido hasta que llegué a ésta. Podrán decir lo que quieran; para mí constituye una prueba irrefutable más, ya van tres, del cercano fin del mundo. También es otro indicio, y de ello van más de tres, de que cuando colmamos nuestras necesidades básicas (observen la habitación senegalesa, la camboyana, la keniana, ...) automáticamente perdemos el juicio. Quizá nuestros mecanismos biológicos, orientados a la supervivencia (principal objetivo durante muchos milenios de trabajo del mecánico evolutivo), se desbarajustan una vez que alcanzamos la vida plácida y opulenta.

Por otra parte, Jordi Busqué escribe unas líneas sobre el legendario Carl Sagan (quizá mi mejor candidato como deidad de una nueva religión). Además, muestra un vídeo que contiene esas palabras e imágenes con las que este señor que debería haber vivido 140 años es capaz de poner la piel de gallina y hacer a la conciencia tambalearse durante un buen rato (Raquel y escépticas variadas, éste es uno a los que leer y dar gracias por ello...)

Y, volviendo al mundo cotidiano, el envejecimiento me ha permitido citar hoy a los alumnos a los que di clase hace cinco años. Excepto dos que aún permanecen en Ansó, todos van ya al instituto de Jaca. Poco se parecen a los niños con caras inocentes de nueve, diez y once años que han mostrado las fotos con las que les he recibido. Las hemos proyectado en la pared y con muchos niños de la escuela que también han querido compartir este momento hemos recordado distintas peripecias vividas (excursiones, sorpresas diarias, CRIET, ...). Posteriormente hemos merendado juntos y hemos dedicado un tiempo a charlar y reír. Me resulta curioso comprobar su evolución personal desde el tiempo que compartí con ellos, sus nuevos puntos de vista, las bromas de unos, los silencios y miradas reflexivas de otros, los recuerdos precisos de algunas anécdotas que experimentamos. Incluso ha habido alguno que decía guardar un buen recuerdo porque "hacíamos muchas chorradillas que estaban muy bien". Se refería a las actividades de escritura en lengua, a los experimentos, a los acertijos, etc.

También me veía yo. Cinco años más joven. No sé bien qué queda de ese tipo con más pelo y algunos caminos tenebrosos aún por transitar. Sí permanecen cuatro o cinco sentimientos hacia las personas que me mantienen con vida (feliz)

Que tengan un fin de semana aún mejor que los días precedentes. Las que estén tristes, por favor, sonrían.

martes, 9 de noviembre de 2010

CUANDO UN NIÑO TIENE SED, BEBER AGUA SUELE SER UNA BUENA OPCIÓN.


A estas alturas de espectáculo supongo que me disculparán otra frase difícilmente explicable como la del título. En todo caso, den de beber al sediento.

Cada año que pasa concedo más importancia en clase a la convivencia y a los aspectos emocionales. Por una parte, los alumnos y yo vamos a pasar juntos mucho más tiempo durante el curso que con nuestras propias familas, por lo que llevarnos bien parece sensato. Por otra parte, crear un clima agradable en clase posibilita, sin duda, un mejor trabajo en torno a las distintas áreas curriculares. Supongo que ustedes habrán trabajado en entornos con ambientes variados, así que sabrán de qué les hablo.

La creación de un ambiente de trabajo calmado, alegre, distendido, también serio y riguroso, ..., supone, por tanto, uno de los principales objetivos a alcanzar en los meses iniciales del curso.

Tal ambiente tiene que ver, supongo, con el tono empleado, con la manera de decir, de mirar, con las respuestas, con las preguntas, con los silencios. También depende de cómo materializar algunas ideas sobre el funcionamiento de la clase. Al respecto, estos días estoy considerando desde diversas perspectivas un enfoque que leí a varios autores, que me pareció muy interesante, y que intentamos aplicar ahora. Dichos autores se planteaban el sentido de una educación anquilosada basada en los castigos y en los premios y alentaban a los docentes a pelear por una escuela en la que las conductas estuvieran motivadas en la mayor medida posible por la misma conducta; es decir, que los alumnos fueran conscientes en la medida de sus posibilidades de la necesidad y el beneficio de las tareas emprendidas y el hecho de hacerlas bien y superarlas supusiera la motivación y el refuerzo necesario ¿Qué valor tiene la conducta de un niño si ha surgido exclusivamente como respuesta a un látigo amenazante o a una jugosa zanahoria? ¿qué ocurrirá cuando desaparezcan los premios y castigos? ¿puede enfocarse el aprendizaje únicamente desde los modelos del condicionamiento? ¿tiene esto algo que ver con el problema de moda en las escuelas que trata sobre jóvenes desmotivados que lo tienen todo y se muestran sin curiosidad, ni esfuerzo, ni capacidad de sorpresa? Si ustedes, maestros, padres, o personas de otras categorías sociales distintas a las anteriores (excepto banqueros y promotores inmobiliarios, que no entenderán nada, imagino) consideran detenidamente esta propuesta, observarán el cambio tan notable que supone en el hacer diario. En clase conté la versión resumida de este embrollo y todos los niños se mostraron de acuerdo. A todos les pareció coherente y justo. De este modo intentamos ayudarles a ser autónomos, responsables, y a mantener ese pequeño tesoro consistente en valorar el interés personal, el gusto por aprender, y el esfuerzo como los auténticos motores de nuestro comportamiento ¿hemos de aspirar a ello, o no?

Y ahora, como diría cualquiera de nuestros políticos consultando a micrófono cerrado a cualquiera de sus técnicos sobre una charla en torno a un tema que desconocía pero sobre el que ha dado una conferencia de cinco horas: ¿qué piensan ustedes? ¿dónde cojean estas ideas tan bonitas que les he contado? ¿cuál es el sentido de las cosas?

Que tengan un muy feliz miércoles.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

NUEVAS EVIDENCIAS PARA PREPARAR EL APOCALIPSIS.

Hoy he intentado ser buen maestro y buena persona, he dado de comer a un perro terriblemente miedoso (sus palos le habrá costado) que algún tipo primitivo abandonó, he buscado trabajo a la persona con la mirada más bonita del sistema solar, y he construido un comedero para ayudar y observar seres alados en el crudo invierno. También he mirado varias veces al cielo para contemplar la Vía Láctea y he comprado media docena de bellos libros.

Todo iba bien hasta que, incauto de mí, antes de ir a dormir he consultado el periódico El Mundo. Allí es fácil encontrar a personas como don Silvio el italiano.
Dice que prefiere amar a la mozas que ser homosexual, o algo así. Qué quieren que les diga. Muchos siguen negando el fin del mundo inminente, me llaman agorero y cosas peores, pero es incuestionable que la existencia de tipos como este en cargos directivos, al igual que la inclusión de los toreros en el departamento de los escritores, alfareros, y escultores, es una señal inequívoca del apocalipsis más triste y decepcionante que uno puede imaginar. Quién pudiera acabar sus días con una magnífica explosión de una estrella cercana.

lunes, 1 de noviembre de 2010

OTRA VIDA EJEMPLAR.


La despedida esta vez sucedió bajo la centelleante caída de fina lluvia. No sucedió en ninguna ciudad americana de nombre sugerente. Se produjo en la oscuridad de la noche y sobre la carretera iluminada con luz amarillenta y mortecina. La carretera donde se estiraría el sentimiento que les unía hasta acabar rompiéndose una semana más. Y fue igual de dolorosa que todas las anteriores, aún con el recuerdo de los momentos mágicos donde sentían emociones difícilmente explicables.


Hoy he conocido a Lucio Urtubia (su vida y no a él, desafortunadamente) y me ha mostrado un buen ejemplo de vida utópica y luchadora (vidas dedicadas a pelear por un mundo mejor, por los desdichados; enfrentándose a los más poderosos y desalmados en el caso necesario). A medida que observaba nuevos datos, iba recordando otras vidas prodigiosas como las de los hermanos Carrasquer. Estas vidas, en un tiempo de opulencia, de acomodados, de apatía, son como bofetadas bien sonoras que nos obligan, al menos, a cuestionarnos nuestro compromiso ante las injusticias sociales.


En las últimas semanas he leído asuntos dispares sobre la primatóloga Jane Goodall, sobre algunas ideas filosóficas orientales, y sobre el citado Lucio Urtubia. En los tres casos, cada uno en su contexto, se exponen situaciones sociales, medio ambientales, humanas, …terribles, quizá ya irreversibles; pero, y esta es la coincidencia que me sorprende, todos coinciden en señalar la responsabilidad individual como la única posibilidad de cambio; todos apelan al cambio generado por conciencias individuales comprometidas. Pero quizá ahí radique la misma imposibilidad de luchar contra las injusticias y tragedias actuales, pues precisamente la inacción generalizada forma parte de la esencia misma del problema.


Realmente creo que hoy una actitud de compromiso y justicia hacia los demás y hacia la vida difícilmente puede acercarnos a un sentimiento utópico y positivo, pues conocer la actitud humana (relaciones entre poderosos y pobres; relaciones entre el hombre y el medio ambiente, ...) únicamente conduce a la desolación y la observación de una situación tan alarmante que probablemente ya no tiene solución. Hace tiempo que me llaman pesimista, pero es que sigo leyendo y leyendo, escuchando, y no consigo que nadie me ofrezca argumentos para lo contrario. Y por todo ello, además, sigo observando con admiración y perplejidad a las muchas personas brillantes que trabajan con empeño e ilusión cada día en busca de ese mundo más justo que buscaba Lucio Urtubia o los hermanos Carrasquer.


Que comiencen bien la semana.

viernes, 29 de octubre de 2010

SIN PÁJAROS EN LA CABEZA.

Quién fuera sarrio


¿Es importante la escuela para un pueblo pequeño? ¿hasta qué punto? ¿debe dedicar algún tiempo la familia a su hijo cada tarde? ¿cuánto? ¿qué debe pensar un alumno adolescente sobre diseño inteligente y creacionismo?

Buceo entre materiales recopilados de años pasados para intentar dar un poco de sentido a las programaciones de cada área y fundamentalmente llego a dos conclusiones-sensaciones: tengo una gran frustración al comprobar que podría mejorar notablemente en cada área con un poco más de tiempo, un poco más de trabajo, y con unos cuantos recursos materiales y personales que no tengo; crece el respeto y la admiración por los dos o tres maestros de referencia que hay en mi cabeza y de los que manan la casi totalidad de ideas que aplico en clase, puesto que conforme leo y busco no hago sino ser más consciente del trabajo ingente, brillante y generoso que hay tras ellos.

Especialmente me mantiene acobardado la EF, pues sé qué camino tomar en busca de la mayor coherencia curricular y beneficio pedagógico para los alumnos, pero no encuentro el material teórico necesario para aplicar las ideas en la práctica diaria.

Mientras esto sucede, en el pequeño pedazo de naturaleza que la ciudad aún no ha destrozado (en ello está), donde se puede oír al críalo y al cuco, al búho reál, tropezar con un jabalí, ver un picado de un halcón peregrino o el arponazo de una garza imperial, uno de los muchos que jamás debería tener un arma entre las manos (¿alguien sí?) ha cometido una acción tristísima para los que muchas tardes de invierno hemos aguardado con ilusión infantil el canto del macho en celo llamando a su compañera.

lunes, 25 de octubre de 2010

COMENZANDO DE NUEVO.

Comenzando a ser maestro por cuarta o quinta vez. Y con un comienzo, bien hecho, sería suficiente.
Reviso y releo papeles de hace cinco años y compruebo que apenas he avanzado. Que estoy en un punto parecido. Que cada año cambio y vuelvo a comenzar. Vuelvo a llevar cajas de aquí para allá. Mi vida quizá consista en eso, en mover materiales y sentimientos de un sitio para otro. Y mientras tanto intento entender lo que ya entendí hace cinco año e intento estudiar unos contenidos que ya apliqué entonces.
Cada año, cada unidad, cada día, saco un folio en blanco y comienzo. Y esto, claro está, es un desastre.

domingo, 17 de octubre de 2010

BUSCANDO LUZ ALTERNATIVA.

El perrico Tastavín buscándome explicaciones bajo tierra.


Bien es sabido por todo aquel que tenga algún parentesco con el mundo educativo, sea padre, madre, alumno, maestro, o simple aficionado al asunto, que la religión está presente con profundidad en la escuela. Está presente hasta el punto de formar parte de su cuerpo de contenido, y de ofrecer a los que no quieren cursarla la variopinta y colorista “alternativa a la religión”. Supongo que mis jefes departamentales tienen mejores cosas para ocupar el día que leer esto, así que les puedo confesar sin demasiado pudor que este apenas me he molestado en leer qué me ofrece el currículo para rellenar ese grano que le sale a la escuela en forma de “alternativa a la religión”. Otras veces las opciones tenían que ver con el folclore, los medios de comunicación, el teatro, …; puestos a estar desamparados prefiero buscar soluciones por mi cuenta.


Ya saben también lo curioso que resulta hablar de vida y evolución, de racionalidad, de espíritu crítico, cuando cuatro minutos antes los niños han estudiado la fe incuestionable, la creación en siete días, los abuelos Adán y Eva.


En todo caso, Ansó creo que supone una excepción respecto a la extraña imposición religiosa, y apenas un veinte o treinta por ciento de alumnos de cada clase cursan religión. De este modo, aún resulta más raro que un setenta u ochenta por ciento de alumnos tengan que buscar una alternativa a algo que parece muy extraño, del mismo modo para un ateo que para un convencido devoto, en el tiempo escolar.


En la mínima reflexión que el agitado comienzo de curso permitió pensé que, si los niños religiosos y su maestro iban a tratar de acercarse a su dios durante el curso, quizá una buena opción para los ateos y su maestro consistiría en tratar de acercarse a la realidad que nos muestran los sentidos, a la naturaleza, y rellenar un cuaderno de campo naturalista. Después de ver algunos ejemplos en Internet o en libros (joyas artísticas como las de José Antonio Sencianes, Santiago Osácar, los cuadernos de campo históricos recién publicados de Doñana, las andanzas juveniles de G. Durrell, …), hoy hemos comenzando saliendo al monte y tratando de reflejar en nuestros cuadernos aquello que nos llamaba la atención del entorno natural circundante. Un abeto, un nogal ya sin hojas, un fruto del escaramujo, la montaña entera majestuosa, el vuelo al modo de una cometa del milano real, etc. Otras veces serán unas huellas, unos petirrojos, o unos gorgojos. Una labor donde prima la observación y la quietud, facetas difíciles de conseguir en niños muy menores de edad, pero que ha dado lugar a una bonita actividad con resultados favorables e interesantes.


Que tengan un buen miércoles.

SI ALGUIEN ENTIENDE ALGO...

Un camarero que sirve mostos mientras alterna poemas propios con los de un autor ruso, recita proverbios y máximas a la vez que niega la tortilla de patata del domingo.

Un sendero de vegetación densa saturada de color y, en la cima, un viento gélido rasgando la piel.

Un gurú exfotógrafo con su grupo de seguidores haciendo sus ejercicios en la buhardilla.

Un amor que viene y va.

Niños que ríen, corren, saltan y gritan, que recuerdan días pasados con sorprendente viveza y cariño.

Sólo cuarenta horas. Así es imposible que alguien entienda algo.

jueves, 14 de octubre de 2010

OCURRENCIAS PARA UN APOCALIPSIS ENTRAÑABLE Y DIVERTIDO.

Ahí, por la derecha, ya se aprecia la llegada del fin del mundo.

Si finalmente el asunto torero se integra en el ministerio de Cultura, tendremos la evidencia incuestionable de que el fin del mundo es inminente y la humanidad ha entrado en una espiral de estupidez sin freno ni remedio.

Por mi parte, supongo que en los currículos educativos tendrán que incluir el toreo: historia, arte y estética de la faena, héroes de ayer y hoy; supongo que yo acabaré haciendo unidades didácticas sobre el Juli y el Muchachito de la Puebla. Y ensayaré con los alumnos el manejo del estoque y el capote.

Supongo también que la SGAE tendrá que estar al tanto y cobrar la tasa correspondiente a todo el que lleve cuernos o derivados, e incluso al que se atreva a exclamar un "olé" en contexto distinto al taurino.

Qué divertida es la vida.

lunes, 11 de octubre de 2010

OTOÑO, MELANCOLÍA DORADA DE ENCUENTROS Y DESPEDIDAS.


Hace varios días que llueve. Fina y persistente lluvia que poco a poco va cambiando los colores de la vida hasta llevarlos a la desnudez otoñal. Vivir en la escala rural, la de las cosas pequeñas y naturales, significa sentir muy cerca numerosas sensaciones que los años pasados la inmensidad urbana me había hecho casi olvidar. Desde casa y desde la escuela veo cada noche a Júpiter y varios de sus satélites, escucho el canto de los abundantes cárabos, observo cada día el irremediable caer de las hojas y el cambio incesante en el colorido del paisaje. También el atronador avance del agua del Veral, o el frío en aumento conforme la luz va dejando sitio a la oscuridad cada día un poco antes. No sé muy bien qué mecanismos rigen estas sensaciones, pero siento extraordinaria armonía al vivirlas. Dentro de poco quizá me encomiende a los dioses clásicos, los de las hazañas más prodigiosas, para poder compartir esto de lo que les hablo.


Estas semanas utilizo una buena parte de las tardes para hablar con las familias de los niños de mi clase. Allí intento mostrarles los aspectos fundamentales de lo que será el curso, de lo que considero importante, de los contenidos en los que podemos estar coordinados para obtener mayores beneficios. Estos encuentros no me resultan especialmente agradables, pues me resulta muy difícil manejar la disparidad de ideologías, criterios, circunstancias personales, que cada familia presenta. Cada reunión me genera cierto desasosiego y en muchos casos creo que no son especialmente fructíferas. En la hoja que he preparado para estas reuniones comienzo enumerando los que nombro como contenidos fundamentales del curso: comunicación, autonomía, curiosidad e interés hacia el conocimiento, convivencia. Los dos primeros me quedaron grabados en las reuniones iniciales del Piaget, donde las palabras siempre se dirigían a lo esencial, y los dos siguientes tienen total relación con el modo en que entiendo la escuela y la vida.


Hace unos días una niña me preguntaba indirectamente por el tipo de maestro que era hace cinco años en esta misma escuela, cuando fui por primera vez maestro, y me obligaba a pensar en el maestro que soy ahora, en por qué soy así ahora, en qué seré dentro de otros cinco años.


Siempre enredado con preguntas de respuestas inciertas.

Sigue lloviendo, siguen cayendo las hojas doradas.

jueves, 7 de octubre de 2010

LA VIDA NO AVANZA, SE ESCURRE.

Quizá esté entre las hojas del suelo, o entre las copas de los árboles. Quizá en algún agujero. Quizá no exista.


Hoy andaba a media tarde explicando qué es la célula, ese soporte extraño de la vida. Me acordaba, a la vez que hablaba, de documentales, libros, artículos de revistas, y finalmente, mientra les explicaba la grandeza de la célula, mi diálogo interior concluía que no tengo la menor idea sobre la célula. Qué disparate: pasar la vida explicando cosas que apenas conozco y casi nunca comprendo. Pudiera quedar el consuelo de que llegados a cierto nivel casi nadie, o nadie, entiende realmente nada, pero a estas alturas del viaje esto ya no ayuda.

Los días pasan con la impagable compañía de los amigos, con la satisfacción de dar clase en un pueblo, de estar con niños de tres años observando a través de sus ojos que todo lo han de ver aún y, en dos minutos, compartir un pedazo de día con adolescentes que comienzan a sentir el vértigo de la vida de que se avecina, plena de emociones y acontecimientos.

He gastado en un rato de compras el presupuesto escolar de este año y parte del próximo. Quizá debamos declarar la quiebra pedagógica. Necesitamos cientos y miles de artilugios. Necesitamos incluso unas mesas, armarios y estanterías, pero el departamento dice que no dice nada, como la virgen del pilar. Que no tiene dinero porque lo ha gastado en no sé qué cosas.

La vida se escapa entre los dedos y, al intentar sujetarla, sólo consigo que caiga más rápido.

martes, 28 de septiembre de 2010

EL RUMANO QUE SE DUERME Y LOS NIÑOS QUE YA MIRAN CON PRISMÁTICOS.

Mi escala del mundo: hora, proporciones, medidas, relaciones y amores exactos


Un carnicero con cuarenta años a las espaldas de profesión, un par de indios, tres o cuatro chinos, dos rumanos, y tres árabes. Forman la clase que recibe las enseñanzas para obtener, o para el reciclado obligatorio, el carnet de manipulador de alimentos. El profesor enfatiza la necesidad de lavarse las manos antes de coger los alimentos, de no trabajar con la ropa de calle o no callejear con la ropa de trabajo, de lavar con lavavajillas los utensilios de los bares, de lavarse las manos después de hacer pipí, etc. Conforme avanza la clase, uno de los rumanos se duerme, dos chinos se van a la salida para hablar por el móvil, y uno de los indios aprovecha para mandar unos mensajes atrasados. Los demás, mientras, piensan en cosas sorprendentemente diversas. No me digan que no es esta una escena maravillosamente surrealista y divertida.


El trabajo en la escuela avanza de una forma lenta, viscosamente lenta, pues perdemos demasiado tiempo en asuntos que deberían estar superados hace tiempo y que tienen que ver con la responsabilidad personal, la madurez, la autonomía. El segundo ciclo, tercero y cuarto de primaria, me parece un momento en el que estos hábitos de trabajo, de organización, son pieza clave para el futuro de los niños. En todo caso, cada día que pasa vamos mejorando y la clase se comienza a parecer a lo que quiero que sea. He traído a Ansó varios cientos de libros. Todo el mundo me pregunta por qué he hecho esto, para qué quiero aquí el Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte o la edición facsímil de Las Mujeres de Mañana. Para qué esas montañas de libros apiladas por todo el salón que ahora esperan una nueva estantería y una reparación del techo que cae a trozos cada día. Respondo algo que supongo es pura palabrería, insustancial, hueco, pero es lo que me surge: que sin mis libros no soy nada, que soy lo que ellos me han enseñado o sugerido, y que sin ellos me sentiría como si hoy hubiera acudido a la reunión de padres en calzoncillos. Que en caso de huida repentina los cogería a ellos antes que a algunas partes de mi propio cuerpo. Como decía, la clase se va pareciendo a la clase que quiero, y por ella ya circulan varias decenas de estos libros cada día. En unos casos para ver la portada, en otros para introducir una historia, para leer las primeras líneas, o simplemente para observar una foto. También la labor de maestro sanguijuela comienza su trabajo y en clase ya se pueden observar puestas en práctica ideas de los maestros luminosos de referencia: cuadernillos de poesía, una pared llena de fotos, otra llena de noticias comentadas, cuadernos de campo, etc. Hace poco unos niños ya pasaron casi una hora mirando con los prismáticos (dando lugar a una de las más fascinantes posturas metafóricas que puedo evocar sobre lo que significa la escuela) por la ventana y en el día a día comenzamos a sentir algunas complicidades muy necesarias y satisfactorias.


Quizá el reto planteado para este curso sea el de sistematizar y abordar estructuradamente contenidos y aspectos que he ido tocando con distintos grados de profundidad y desorden en años anteriores. Al respecto, los años piagetenses me han dado lecciones infinitas que no permiten equivocación alguna.


Aquí de nuevo, en el mismo recreo, con parecidos niños, con la mirada hacia los mismos montes, sintiendo la maravillosa sensación de acompañarles mientras recorren algunos de los años más espectaculares de sus vidas.

jueves, 23 de septiembre de 2010

DANZA TINTINEANTE.

Lagartija grande atareada con sus moscas



Supongo que habrá personas que buscan la paz y la comodidad y, cuando la consiguen, sonríen y continúan su vida plácida. Otras, sin embargo, parecen buscar agitación y turbulencias y, al conseguirlas, ponen cara de circunstancias y se preguntan quién demonios ha organizado ese lío. Estas últimas disfrutan de una honda e incesante marea de sentimientos y emociones cada instante del día, hasta el punto de alcanzar un desconcierto realmente magnífico. Un desconcierto que se siente en cada célula del organismo andante. Conforme el desconcierto va dando paso a unos acordes más afinados, sólo queda buscar otro asunto que ofrezca un nuevo desasosiego. Quizá, al igual que hay seres que viven en medios extremadamente ácidos, o fríos, o calientes, o…, hay seres que han de vivir en el desasosiego. Fuera de él comienzan a abrir la boca con desesperación porque les falta la vida, sufren espasmos, y sus órganos van tomando un color gris.


Esta es la semana de fiestas en Ansó. En Peñarroya de Tastavíns los niños no acudían a la escuela tras las fiestas porque tenían que recuperarse. O eso decían. En este caso, los niños no acuden a la escuela porque se acuestan tarde y tienen que seguir disfrutando del programa festivo. Esto hace que acudan a clase dos niños, o uno o ninguno, por lo que la labor del maestro se transforma en labor de cuidador. Supongo que tres o cuatro días de ausencia no son nada. Al fin y al cabo pasaremos después, e incluso ya pasamos antes, millones de años sin estar en ninguna parte, sin existir siquiera. ¿O sí es importante? ¿sería necesario un mayor esfuerzo por parte de las familias, la escuela, el ayuntamiento, para plantear otra situación más lógica?


En las montañas, los valles silenciosos aguardan ya la llegada del otoño. Las hojas de las hayas, menguadas por las heladas tardías, comienzan la danza tintineante que les permitirá desprenderse del altivo tronco. Los picapinos aprovechan las aún suaves temperaturas para aprovisionar la despensa, los tritones descansan en su charca fría y limpia, los sarrios se asoman desde la roca escarpada pensativos, temerosos de lo que está por llegar. En el cielo, las estrellas del frío van haciendo su aparición. En general, todos los seres vivos tienen ya la mirada puesta en el horizonte, pues el tiempo duro y esforzado que pondrá fin a la bondad estival está a punto de llegar.


Que tengan buen fin de semana.

domingo, 19 de septiembre de 2010

JOSÉ ANTONIO LABORDETA.


Pocas veces existe tanta unanimidad sobre una persona. José Antonio Labordeta se relacionó con nosotros de muy variadas formas a lo largo de su vida, pero en ellas siempre mostraba los mismos valores: sabiduría, sentido común, compromiso, esfuerzo incansable, poesía, nobleza, claridad.


Creo que cuando Platón teorizaba sobre la necesidad de un gobierno comandado por sabios se refería a personas como Labordeta, no a ejecutivos y economistas de laboratorio y marketing como los que manejan el rumbo del país y del mundo. Qué distinto sería el planeta si mandaran muchos Labordetas.


Hoy, cuando hemos conocido la noticia, a todos se nos ha derramado una profunda tristeza por todo el cuerpo. José Antonio Labordeta ha dejado hoy tristes a millones de personas que le apreciaban y querían. Queda su ejemplo para guiarnos.


Gracias por tu vida. Mañana hablaré de ti a los niños; de tus valores, tus canciones y tu poesía.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

BUSCANDO RUMBO.

Vimos este paisaje tan majo y lo retratamos


Todo por hacer. Los días, las semanas y las vidas son demasiado cortas. Votaré al partido que proponga una ampliación de estos períodos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

EMOCIONES. INTENSAS Y VARIADAS EMOCIONES.

La niebla, las emociones, la confusión, el riesgo...

Como en las otras escuelas rurales por las que he pasado, al especialista en alguna asignatura como EF le suele tocar ser tutor de una clase, dando matemáticas, conocimiento del medio, …, y además dar la especialidad al resto de aulas de la escuela. Esta semana, cuando me he presentado en las clases de mayores de la escuela (una con chicos de 5º y 6º y otra con alumnos de 1º y 2º de ESO) he pensado promover una pequeña reflexión sobre el sentido y el papel de esta asignatura. Ya saben, la EF es esa hermanica desgraciada de la familia, con poca presencia y menos voz. Los chicos han dedicado unos instantes a pensar para qué servían las matemáticas, la lengua, o la educación física. El experimento estaba amañado porque el profesor sabía con certeza las respuestas que iba a escuchar: la educación física… ¿para qué sirve?...para poco…para jugar…para relajarte y despejar la cabeza; les resumiré mi argumento de inicio de curso: si las matemáticas tratan con los números, el lenguaje con las palabras, …, y la importancia de cada uno de ellos es indiscutible, la educación física trata con nada más y nada menos que el cuerpo. Mientras nadie demuestre un milagro de separación mística de cuerpo y alma, todos debemos durante nuestra vida acarrear este conjunto extraño de materia (que nos transporta, nos permite ser acariciados, nos permite acceder al entorno…), por lo que su atención y trabajo no parece algo descabellado; al contrario, más bien un asunto trascendente.


En clase ya he hablado a los niños cincuenta o sesenta veces del CEE Jean Piaget. Ya saben algunas cosas especiales que ocurren en esa escuela. El viernes a última hora, tras crear un nuevo blog que ya les presentaré otro día, les mostré con el cañón el vídeo que el centro preparó el año pasado para presentar al concurso Romper Barreras. Allí vimos a Sandra, Alejandro, Juan y otros niños haciendo sus cosas de niños y me emocioné. Observarles haciendo sus tareas y sus juegos, y conocer todo el trabajo y especialmente la ilusión que hay detrás de casi cualquier gesto, así como recordar por sorpresa decenas de situaciones e intensas anécdotas, atrajeron unos cuantos sentimientos hasta un lugar entre la garganta y las tripas. También les contaré otro rato sobre una pequeña idea para crear algunos lazos entre esa escuela y la de Ansó.


Para acabar permítanme confesarles otra emoción intensa y especial, y es que ayer sentí una especie de clímax vital. Supongo que se podrá decir esto en el blog, pues ya es tarde, los niños duermen y, en cualquier caso, escuchan cosas mucho más feas en la tele o en la escuela cualquier día. Me duchaba con agua fría (el calentador está roto, y la sensación es un buen recordatorio para sentirte intensamente vivo), por la ventana se colaba el ulular constante de un cárabo, desde el salón sonaba bien fuerte Divenire de L. Einaudi, y ella estaba allí cerca feliz. Esta sí que es una foto que había soñado realizar muchas veces.


Que comiencen bien la semana.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

HORMIGA BUSCA HORMIGUERO DONDE TRABAJAR A TIEMPO COMPLETO (UNA VEZ MÁS)

Cabeza de chorlitejo mirándonos. Qué majo y qué bonito



Ya es miércoles. Ya estoy donde tan cansinamente he decidido estar. Durante el primer día de soledad inevitablemente se deslizó por la cabeza un pensamiento en forma de “pero, a estas alturas de la vida, qué necesidad tiene uno de semejantes vaivenes”.


La escuela ya ha comenzado. Y es tan diferente a lo que había programado en mi cabeza que ando un poco sorprendido. Este curso, el departamento correspondiente nos ha regalado cuatro días para reunirnos, organizar, programar, …, antes de que comenzaran las clases con los niños. Y digo “regalado” porque para hacer un trabajo pobrecico de apenas cuidar a los chicos no hace falta más días, ¿no? La realidad es que me parece una falta de respeto notable hacia los clientes del negocio, que son los niños. Prefiero y veo más coherente comenzar a trabajar en agosto para contar con siete días o más para realizar las labores de preparación propias del curso que comenzar a trabajar el día uno y el siete recibir ya a los alumnos (si quitamos el fin de semana, cuatro días de trabajo previo a las clases) En todo caso, mentes brillantes cobran por tomar estas decisiones. Nuestra labor de hormiga es otra.


Por cierto, hace tres días contemplé el cielo más sobrecogedor que he tenido la fortuna de observar en, creo, mi vida entera. Me cogió desprevenido y sin trípode para seguir haciendo intentos de fotos cósmicas, pero quedó bien grabado en la memoria. Además, ya sabemos por donde caminaremos y dormiremos con Ojos de Luz y el perrico Tastavín en nuestra próxima excursión filosófica y trascendental. Será por un camino lleno de fantasmas, piedras, y vidas que ya no están aquí.


miércoles, 18 de agosto de 2010

NIÑOS Y TOMATES.

Los muertos, las estrellas y los que intentan fotografiarlas

Envalentonado tras leer el argumento a una persona de prestigio, por la gloria del altísimo: todo un médico (que bien puede significar la versión adulta del “pues mis papás dicen que”), me dispuse a llevar el argumento a un amigo. Error. Exceso de vanidad y de riesgo por mi parte. Incursión en la conciencia social sin las debidas medidas profilácticas, a pecho descubierto. Revolcón. Lógico. Hace tiempo, quizá desde que intento ser maestro, que me pregunto por qué la formación inicial de los profesores disminuye y pierde calidad, paralelamente a su consideración social, a medida que avanza por las etapas formativas. Así, tenemos a la señorita de la guardería, qué maja y qué besos les da, al maestrico de primaria, qué paciencia tiene el hombre con tanto crío, al digno profesor de secundaria, que, oye, ya se gana bien el jornal intentando enseñar asuntos trascendentes a esos seres rebeldes ajenos a su necesidad de formación en esta etapa que ya es bien seria, y al profesor de universidad, llegamos al escalón más próximo al cielo, que dará una clase apañadita después de preparársela durante diez o quince horas. Con fuegos artificiales y todo. Por el camino, los profesores de formación profesional, música, escuelas de idiomas, etc., que se encajan como pueden en la estantería oportuna. “Hombremañonomecompares, que el profesor de secundaria enseña unos contenidos mucho más profundos y difíciles”. Yo pensaba que con lo de “el médico dice que planteamos al revés la educación, que las fases más críticas del desarrollo, cuando más repercusión y trascendencia tendrá lo que se haga con el niño será precisamente cuando éste es más pequeño”. Error. Educación y escuela es igual a trasmitir datos, por lo que enseñar la a es más fácil que enseñar a dividir, que es más fácil que enseñar logaritmos, que es más fácil que enseñar… trigonometría cósmica. Paréntesis: si realmente es eso, trasmitir datos: por qué no comprarles un librico a cada uno y examinarles cada semana. Vale, no sirve, es cierto, eso ya se hace en muchos sitios, primaria incluida. Sigo. Así, el maestro dispone de cinco días al empezar el curso para conocer al claustro y realizar varias reuniones de organización general, conocer su lugar de trabajo (que muchas veces es un lugar al que va a llegar ese día uno por primera vez en su vida), pedir materiales, programar el curso entero; el profesor de secundaria algún día más tendrá, y el universitario empezará sus jornadas lectivas cuando algunos de los anteriores ya necesiten el descanso navideño. También la relación entre horas lectivas y horas no lectivas para programación va tendiendo desde el infinito hacia el cero conforme se es un profesor más importante. Y si alguno por el camino sufre alguna crisis de identidad docente, como mis ejemplares compañeros del Piaget, creyendo que sus alumnos, o su compromiso con los niños, les piden veinte o treinta horas extras semanales, pues adelante, tú sabrás, maestrico desviado de la norma (¡deberían ser la norma!). Por supuesto, en ningún caso quiero criticar a los profesores de secundaria y más allá, sólo les utilizo para establecer una comparación con las etapas inferiores, y ojalá tuvieran mejores condiciones de trabajo que redundaran en el beneficio de los alumnos.


Bien, el médico por el que he salido tontamente de la trinchera se refiere constantemente a ejemplos como el anterior en los que la sociedad muestra su desconsideración hacia el niño pequeñito y sus necesidades. El niño no produce, no es aún un animal económico productivo, dejadle que vaya creciendo y entonces ya tomaremos en serio su situación. Esto último lo digo yo, claro. La conversación con el amigo con el que intentaba compartir el secreto mantenido entre el doctor y yo degeneró, qué bien puesta la palabra en este caso, hacia la economía. Aprendí muchas cosas sobre la emisión de deuda, los juegos de los inversores según se encuentren más animados o menos esa mañana, el gran entramado mundial que para rodar exige el arrinconamiento y sometimiento de los desheredados (no es que sean olvidados, es que es necesario pisarles para que la maquineta no se pare). Y finalmente, entendí que debo volver a la trinchera, no salir a la ligera, y ser feliz en el mundo de los niños de primaria donde aún tiene sentido hablar de infelices valores que luego, en la vida real, deberán desechar. Ya saben: la justicia, el respeto, el cariño, la bondad, y los del estilo.


El doctor dice cosas en su libro que me encantan. Es un libro para papás primerizos. Yo no tengo hijos, pero tampoco tengo huerto y me conformo leyendo los libros de agricultura de Mariano Bueno. Ya quisiera yo recoger tomates con un hijo (plantados ambos por mí, claro). El caso es que defiende un buen puñado de ideas de índole pedagógica que pueden ser bien útiles para los maestros (muy interesante el capítulo sobre premios y castigos, por ejemplo). En esencia, y así lo hace saber el autor, su idea básica es la de dar todo el amor posible al niño y establecer las mejores condiciones posibles para su desarrollo y crecimiento feliz; fundamentalmente a través del afecto y el sentido común. Un poco cursi, más bien parece propio del maestrico de primaria:


Es imposible malcriar a un niño por hacerle mucho caso, cogerlo mucho en brazos, consolarle mucho cuando llora o jugar mucho con él.


¿Qué necesitaría esta madre para comprender que su hijo sufre de verdad? ¿Qué llore sin parar todas las horas que está en la guardería? Nadie llora tanto. Ante las mayores desgracias y calamidades, el ser humano llora un rato y luego sigue adelante. La gente no llora todo el rato ni en los funerales, ni en los hospitales, ni en la cárcel, ni en el campo de concentración. El que dejen de llorar no significa que hayan dejado de sufrir.


Así, todo nuestro sistema educativo está cabeza abajo. Cuanto menor es la edad del alumno, menos calificaciones y experiencia se exigen al maestro, y menos se le paga. Tendría que ser justo al revés: las cuidadoras de una guardería tendrían que estar mejor cualificadas y mejor pagadas que los profesores de universidad, porque un bebé puede sufrir mucho con una mala cuidadora, pero un joven de veinte años puede pasar olímpicamente de una mala profesora de física.


Y si el médico, Carlos González con Bésame mucho, finalmente te acaba llevando a leer un libro de José Luis Sampedro, su historia etrusca de sonrisas y amor en la vejez, pues qué decir y qué hacer, ha ganado otro lector. Aún sin hijos ni tomates.