miércoles, 11 de agosto de 2010

DROGAS, MAREOS, LEÑA, MARCIANOS, NIÑOS, MULTIVERSOS.

El problema de la realidad


Con gran atrevimiento, he realizado una incursión por el centro de la Granciudaddesarrollada donde he realizado unos cuantos recados y he podido admirar la alegre actividad comercial, el ir y venir de las bolsas llenas de zarandajas, los zapatos de doscientos euros, las tiendas de supermoda. Tampoco me hagan demasiado caso a lo que escribo, puesto que las drogas recientemente tomadas me mantienen en un confuso estado de mareo que me hace percibir la realidad de un modo muy extraño.

Andaba en una de esas céntricas calles con tiendas llenas de objetos cuyo uso y funcionalidad son un gran misterio para mí, embriagado por el mareo que me hace caminar sobre una cuerda floja constante, cuando he cruzado con tres niños que seguían a su padre. Los tres miraban absortos las maquinetas que sujetaban con una mano mientras con la otra hacían cosas con una especie de lápiz digital. Divagando sobre mi alteración en la percepción y considerando la atracción irremisible de esos niños, y de tantos otros, hacia la realidad virtual he pensado que quizá la realidad real resulta demasiado insulsa y descafeinada, de forma que debemos acercarnos a otros entornos más estimulantes y coloridos. ¿Será la realidad de esos niños suficientemente rica y atractiva? ¿puede ser estimulante y atractiva la realidad real para los niños? ¿es una actividad sugerente e inspiradora andar por las calles de moda pinchando con el lápiz digital las cabezas de los pobres marcianos?

En Ansó ya hay un buen número de niños de ocho y nueve años expectantes ante el comienzo del curso, con ganas e ilusión por aprender y por trabajar (si suena raro y políticamente incorrecto lo de tener ganas de trabajar y aprender, o si sorprende, disculpen, pero es así). Ya dije que ando nervioso ante el compromiso. No sé si estaré a la altura. En el intento de hacerlo tengo un buen aprovisionamiento de ideas y proyectos. Ya tenemos varios libros ansiosos de ser abiertos en esa escuela y mostrarnos sus palabras e imágenes, un mapa mundial fabuloso para viajar por los países cuando el maestro diga tonterías o resulte demasiado aburrido, otro mapa de Aragón en tres dimensiones, toda una joya donde sortear valles y montañas en unos pocos segundos, y un planisferio celeste para aprender sobre los marcianos auténticos que tenemos sobre nuestras cabezas, muy reservados y misteriosos pero infinitamente más necesarios y fascinantes que los que se dejan pinchar las cabezas en las maquinetas. Ayer decía un astrónomo en Benasque que el Big Bang es una patraña, que las claves de la expansión del universo están en la energía oscura y que el origen del mismo deja de ser un problema cuando se maneja la hipótesis del multiverso frente a la de un único universo. También andan buscando la densidad del vacío. A ver cómo demonios explico esto a los niños. Puestos a intentar explicar, es muy difícil explicar casi cualquier cosa.

Si hace unos años comenzaba este blog con unas líneas de José, un abuelo de los Pirineos, el libro que me sedujo cuando comenzaba a vivir en Ansó, ayer cerré un pequeño sueño que me hace recordar muchos fragmentos de ese libro y de la vida del pasado que evoca. No sé exactamente cómo suena de raro en estos tiempos de modernidad, diseño y bienestar, ya les dije lo de las drogas y los mareos, pero viviré en una casa con doscientos años de historia, sin calefacción, donde me calentaré con leña del frío, las nevadas y la soledad.