lunes, 4 de febrero de 2008

PALABRAS FATIGADAS. OTRO DE LIBROS.

Hoy reunión de esa especie de germen, intento, proyecto, de personas que trabajamos en torno a la biblioteca escolar y la lectura de sus habitantes. Hemos repasado las actividades del primer trimestre: las madres que acudieron a leer a clase se han mostrado muy contentas, felices con la atención y la acogida de los niños. Los niños les han dejado una pequeña nota preparada expresándoles qué había significado para ellos. Por ejemplo:

“Me gusta mucho que vengan las madres a leer libros porque aprendemos algunas cosas que no sabemos y nos divertimos muchísimo. Los libros que leen son muy, muy bonitos. Además, José Luis compra otros libros muy bonitos. El libro de África, Pequeño Chaka decía cosas que no sabía”.

“Tenéis que venir a leer. Merecerá la pena, nosotros lo pasamos genial, además que aprendemos cosas. Esperamos la colaboración de más madres para poder descubrir libros y sus sorpresas. Por favor colaborad”.

Son dos muestras, creo que ilustrativas y emocionantes, de los sentimientos de los niños hacia la actividad.

Después, propuestas para el segundo trimestre: nuevas colaboraciones de las madres en clase, selección de los libros a leer, y acuerdo para comenzar también con la recogida de elementos de la tradición popular en el pueblo y en el entorno de cada niño. Ficha propuesta, ficha aprobada. Ambas ideas en marcha.

Por otra parte, para dotar de cierto sentido tangible al asunto, con el dinero de la revista distribuida en el primer trimestre, seguimos comprando ejemplares. Consumismo al servicio de la cultura, que, tal como está el asunto, parece el menor de los males: Noel, el León que no Sabía Rugir (D. Nesquens); El Vencejo que no Quiso Tocar el Suelo (G. Mouré; colección magnífica Pájaros de Cuento); El Cuervo Pantuflo (de la misma colección que el vencejo anterior); de lectura rápida y divertida: El Beso de la Princesa y Monstruo, ¿Vas a Comerme?; Hoy Día en Senegal, bonito ejemplar escrito en forma de diario; Todo sobre los Piratas, para que la imaginación viaje por lejanos horizontes; y el Lazarillo de Tormes, de la misma colección que ya nombre hace unas fechas dedicada a la adaptación de clásicos.

“José Luis: yo pienso en muchas injusticias que me hacen sentir triste, pero…yo no puedo hacer nada. Uno solo no puede hacer nada, ¿no?”. Todo comenzó con Imagine, de J. Lennon, pero podía haber comenzado de cualquier otro modo. Con Miguel Labordeta quizá. Yo le dije que ya hay bastantes personas en el mundo que no luchan por nada. Que para cambiar algo siempre hay un primero que comienza a andar el camino. Y que, al final, en el peor de los casos, acostarte cada día habiendo trabajado por hacer de este mundo algo mejor es quizá la mayor recompensa.

Y, por lo demás, todo a…, a medio acabar, a medio empezar, a medio pensar. Todo aún por hacer.