martes, 11 de noviembre de 2008

DE CUANDO LAMENTABLEMENTE EL TIEMPO AVANZA RÁPIDO POR AFORTUNADAS RAZONES.

No es Islandia, pero buscaba un paisaje bonito para ofreceros y éste me gusta.


Las circunstancias para escribir son desastrosas, o quizá optimas, a saber.

Esta semana han comenzado en la escuela las actividades extraescolares gestionadas por el P.I.E.E: actividades deportivas, ludoteca, danzaterapia, etc, por lo que existe un trasiego constante de niños cada momento del día hasta que llega la hora de ir a merendar. Curiosamente para los maestros de pueblo como yo, todos los niños comen en la escuela, lo que favorece su inclusión en diferentes actividades. Repasando los distintos modelos de gestión de estas actividades que he conocido, el que estos días observo representa un modelo ejemplar y supone un importante apoyo de las actividades curriculares lectivas.

Por otra parte, mañana acudo con mi clase a una exposición de insectos de la sala Joaquín Roncal. Aprovechamos para salir a comer por la ciudad en transporte urbano y así incidir en aspectos de la autonomía muy importantes para los niños. Esta salida es muy diferente a todas las que he hecho otros años, e implica buena cantidad de inquietudes y nerviosismo para que todo salga, aproximadamente, según lo previsto y no haya problemas (médicos, para empezar). También es difícil ajustar la idoneidad de los contenidos de la salida al nivel de los niños, lo cual supone otra preocupación.

Por fin pudimos volver a poner rostro a las voces que suenan casi diariamente en el teléfono. El fin de semana estuve con Dália, su amante Jaime, José Luis el Sorprendente, mi propia amante, y yo mismo. Compartimos un rato de travesía vital en Montblanc, donde ha habido muchos buenos ratos en muy poco tiempo. Dos días que han pasado muy rápido y donde he sentido la profunda sensación de la fortuna por coincidir en tantas aficiones, ideas, proyectos e ilusiones. La extraña fortuna de la amistad, que finalmente se traduce en gran pena al marchar y dejar a merced de las semanas o los meses un nuevo encuentro para compartir, una vez más, unos instantes felices.