miércoles, 31 de octubre de 2007

NUESTRO RACISMO DE CADA DÍA, GOYA, LA ESCUELA Y SUS GENEROSOS AMIGOS.


Seré repetitivo: cada día la vida me tiene más intrigado. Ésta, cada momento me parece algo más extraño e incomprensible. Cada mañana me miro, y me veo, con mayor extrañeza frente al espejo.

Seguimos tratando en la escuela el asunto de la inmigración: aquí aún no puedo controlar mi carácter radical. Aquí no ofrezco diferentes puntos de vista, enfoques, y perspectivas. No puedo porque no lo comprendo: los políticos juegan al escondite mientras se citan para almuerzos de trabajo al más alto nivel. Apretón de manos, foto, y olé que bien que hemos trabajado hoy, y lo bueno que estaba todo. Mientras deciden sobre los negricos (me recuerda ésto a las reuniones del pasado en las que los religiosos más listos discutían si los ángeles tenían alas o si el demonio tenía rabo y cuernos), la costa se sigue blindando con alambres de espino y vigilantes con fusil. Y, mientras, los desgraciados van muriendo a dos metros de la orilla, o en medio del océano, que puestos a morir da lo mismo. Los negros, los moros, esa gentuza que nos roba el trabajo o simplemente nos roba. Esa gentuza que abandona su tierra, su familia, sus hijos, y se embarca hacia la nada con gasolina para la mitad del viaje, y para acabar sin fuerzas para ni siquiera poder lanzar al mar a los muertos que cada nuevo día añade a la lista. Lo dicho, no puedo nada más que maldecir a todos los que colaboramos para que las víctimas de las guerras y el hambre se sigan pudriendo en esos lugares terribles, y transmitir mi respeto y admiración por esas personas que en vidas tan cortas, en unos pocos días, cada día, muestran más valor y coraje que el que aquí mostraría en mil años esta sociedad autocomplaciente y aletargada.

En Fuendetodos, a escasos kilómetros de la Desmesurada y Atroz, está la casa natal de Goya y el Museo del Grabado donde se pueden observar algunos de sus trabajos realizados con esta técnica (compramos algunos libros, postales, marca páginas, que servirán para diversos trabajos en la escuela). Desde hace unas semanas y hasta el día 18 de noviembre también hay una exposición temporal titulada “No se Puede Mirar”. En la misma se combinan varios grabados de Goya, otros de Z. Music surgidos de bocetos realizados durante su estancia en campos de concentración alemanes (segunda guerra mundial), y un documental de 1955 sobre estos campos de exterminio: Noche y Niebla, de A. Resnais. Este material resulta estremecedor, provoca mareos, vómitos y náuseas. Material filmado en los primeros momentos de la liberación, naves enormes llenas de montañas de cabellos humanos dispuestas para convertirse en alfombras, cadáveres que aguardan para su conversión en fertilizantes o en jabones, amasijos de decenas de cuerpos llenos de ángulos y pellejos arrastrados hasta las fosas oportunas. Pensaba en adolescentes actuales con ideas xenófobas corriendo por la cabeza, pensaba si su cerebro se mantendría del revés tras ver algo así. Supongo que el problema no entiende este tipo de soluciones simples y rápidas. Por cierto, al acabar la visita, los sonidos, silencios, y olores de la noche rural volvieron a crear el hechizo.

El tiempo se escapa por las rendijas de las ventanas en la escuela. Desearía hacer tantas cosas que muchas clases resultan atropelladas, y los papeles, libros, noticias, ideas, se amontonan encima de la mesa cada día al acabar la jornada. He decidido, al estilo de algo similar hecho en Ansó, proponer algunas actividades a partir de las cinco de la tarde algunos días. Voluntarias, por supuesto. Aprovecho para mostrar algunas cosas que no deseo queden en el olvido, y ocupamos así estas raquíticas tardes que el cambio horario nos ofrece. Hoy hemos comenzado por un documental: “El Latido del Bosque”. Todo surgió hace un tiempo con un libro, una referencia a una productora, etc. (realmente comenzó hace dos años con otro libro, pero es otra historia). El caso es que hoy hemos podido ver una obra que causó sensación en su día por las técnicas y materiales de filmación empleadas, pudiendo introducirse el espectador en la vida íntima de unos de los últimos alcornocales vírgenes andaluces, con protagonistas como los trabajadores del corcho, la gineta, el ratón de campo, el águila culebrera, o la culebra de herradura. Se han quedado varios niños de mi clase y otros de las otras clases, e incluso alguna extranjera de la ESO. Un rato precioso, un placer para la vista y los oídos.

Al mediodía hemos recibido la Muy Junior de noviembre. Ya hay muchos interesados en hojear y ojear sus páginas. También hemos recibido una carta. Era de Toño, otro de los amigos virtuales que este año se están mostrando como las personas más generosas y colaboradoras del planeta. Tras apenas conocerme de algunos comentarios electrónicos, estas personas reservan un buen rato y lo emplean en escribirnos unas líneas y mandarnos algún material aprovechable. Toño nos envía un buen puñado de plumas de rapaces y una carta explicándonos algunas cosas. Antes fueron las ayudas de Mariano, de Félix, de Marga, de David, de Juan, de Hugo, de Víctor, de…todas esas personas que contribuyen a que cada día en la escuela constituya un buen motivo para volver al día siguiente y descubrir algunas cosas sobre… nosotros, sobre…la VIDA.

También hemos leído un buen pedazo de Palabras de Caramelo. Los niños están encantados y disfrutan cada imagen, palabra, sentimiento, que surge del libro; se enfadan cuando lo cierro y les indico que continuaremos otro rato. Me parece que todo se reduce al tiempo, a querer. De este modo resulta muy sencillo. Son días felices en la escuela.