jueves, 28 de septiembre de 2006

DESPIERTA Y LEE.

Tomo prestado el título del libro de Fernando Savater. Y lo utilizo porque espero que sea una voz que resuene mucho tiempo en mi cabeza. También en la mis alumnos.

Debiera contar cosas sobre la escuela, sobre cómo hoy hubiera dado una patada en el culo a algún niño exaltado, y de las Jornadas de Educación Física de Fraga que comienzan mañana. No puede ser. Mi cabeza está ahora en otro sitio.

El trabajo ya estaba hecho, mi rodilla sigue maltrecha, así que la tarde invitaba a la lectura. He continuado con El Convoy de los 927.

Hace unas semanas preparé unas fichitas para incluir en cada libro leído con el fin de rescatar esas ideas que sorprenden y emocionan, de guardarlas y mantenerlas a la vista. Esta tarde he agotado la ficha de este libro. Cada página ha sido un sobresalto, un lamento, un suspiro, y, ante todo, una gigantesca pregunta, un por qué.

No sé qué decir. Ha habido páginas que han invitado a asomarse y saltar a alguna que otra lágrima. Varias escenas y momentos cuya sola evocación me producía un torbellino, o tormento, en la cabeza. Viajes a ninguna parte; familias separadas que ven alejarse al otro para siempre, hacia la muerte; tratos infames; muertes lentas; agonías; sufrimiento cruel y despiadado; diez años peleando con unos y huyendo de otros, sufriendo a cada uno; fascismos de todo tipo; hambre, sed, enfermedad, miseria; miedo, mucho miedo.

Sólo puedo añadir que desde mi humilde posición y condición invito a cada persona a que lo lea. Quizá por los testimonios en primera persona, quizá simplemente por los crudos hechos, o tal vez por mi falta de experiencia en la vida y por la fascinación que ejercen esos acontecimientos tan cercanos en el tiempo, la cuestión es que el libro no supone un rato de esos que invitan a pensar y a decir ay qué pena, sino que directamente sitúa al lector ante algo que provoca un desbarajuste en la cabeza, que reordena algunas escalas morales y prioridades, y presenta, tal cual, lo más ruin, miserable, y despiadado que conozco sobre el ser humano.

Juzguen ustedes.