martes, 30 de noviembre de 2010

MIRANDO AL CIELO.


¿No sienten la imperiosa necesidad de conocer cómo se formó el Universo? ¿no tienen obsesión por ese primer instante ocurrido hace trece mil setecientos millones de años? Más aún: ¡por el instante anterior! ¿un sistema nervioso de gama media y con treinta años de uso puede aún comprender y estudiar física?


Nueva hipótesis lanzada por Roger Penrose sobre un Universo que se destruye y da lugar a otro nuevo en un proceso ¿infinito?


¿Por qué los niños y adolescentes no ponen en sus carpetas fotos del señor Penrose o de Carl Sagan si son incluso más guapos que Ronaldinho?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

SOBRE BANCOS.

El perro Tastavín durante sus reflexiones.


Las obligaciones se amontonan, así que he decidido tumbarme un rato en el suelo con el perro Tastavín para meditar y reflexionar en torno a la existencia. Entre ronroneos más propios de un gato y agradecido por las caricias, me ha ido describiendo su manera de ver las cosas. Yo le miraba a los ojos y, créanme, estaba todo lo de acuerdo que se puede estar con un perro de menos de diecinueve meses de edad. Si el perro Tastavín se presentara a las próximas elecciones puedo asegurarles que nos guiaría con un criterio muy racional y coherente. Lastimosamente, cuando llegábamos a las claves que explicaban los asuntos más trascendentes, y probablemente a causa del masaje en el muslo derecho, el perro Tastavín se ha dormido.

Ayer conocí Triodos Bank en Cuaderno de Campo. Siento no haber conocido propuestas de banca ética antes. Hace un tiempo tuve una cuenta corriente en un famoso banco holandés. Esta cuenta reportaba beneficios mensuales, permitía contratar depósitos de gran rentabilidad, etc. Hasta que un día pensé que con esos ahorros en ese lugar estaba colaborando en el gran entramado especulativo y desmedido construido cada día por estas entidades cuya vida gira en torno al beneficio máximo y al crecimiento. Saqué mis ahorros y los guardé bajo el colchón, a la antigua usanza. Las personas cercanas no entendieron bien tal acción, me acusaban de reaccionario (“intento debilitar el sistema bancario”, era la explicación que les daba…), de arriesgarme a que me robaran (si alguien tiene interés, el dinero está en el mismo lugar, aunque tengan cuidado con el perro Tastavín, pues está versado en política y filosofía pero también es un perro muy agresivo), de perder los beneficios del banco naranja, etc. Mi siguiente pensamiento fue desdomiciliar la nómina y cobrarla personalmente. Está nómina era ingresada cada mes en el banco que comete algunas de las mayores tropelías medioambientales en Aragón, por lo que colaborar con ellos no parecía lo mejor. La desdomiciliación no es una opción contemplada por quien me paga, así que no podía poner solución a este problema.

El enlace de Cuaderno de Campo me permitió escuchar una conferencia del subdirector de Triodos Bank, Joan Melé. Los enlaces a vídeos suelen darme bastante pereza, más si duran casi dos horas, pero comencé a escucharlo y me quedé pegado a la pantalla hasta su conclusión. Son ciento diez minutos de ideas claras y valientes, de optimismo y propuestas para el cambio. Les recomiendo encarecidamente que, al menos, lo vean comenzar. Tanto si creen que actualmente éste es un buen mundo para vivir como si están convencidos del inminente y dramático fin del mismo.

Hablando de bancos, hace ya casi once años que en uno de ellos (de los de madera, en este caso) pronuncié unas palabras titubeantes y atascadas que me siguen haciendo, aún hoy, un ser vivo profundamente afortunado.

Que tengan buen fin de semana.

lunes, 22 de noviembre de 2010

A OSCURAS EN LA CURVA.



Quizá lo mejor de estar aquí sea la perspectiva extracorpórea. Poder ver el mundo desde otros ojos. Sin ojos, tal vez. Salir al atardecer, observar desde una zona elevada y sentir que la vida es algo desmesuradamente extraño que tienes delante de tu hipotética nariz.

domingo, 14 de noviembre de 2010

SOSTENIBILIDAD SOSTENIBLE SOSTENIENTE Y SOSTENIDA.

Dos séptimos de paz y felicidad absoluta.


Les avisaré que ahora mismo escribo profundamente impactado y desorientado. En todo caso, poco importa.

Hace unos días, mi antiguo hermano que antes se pensaba azor y ahora se imagina como gallina de corral (¿qué estímulos eléctricos mueven el sistema nervioso de los jóvenes actualmente?) planteaba algunas ideas sobre la maldita sostenibilidad y el romanticismo ecológico con que nos acribillan desde cada ventana los políticos, constructores, y otros entes del inframundo. Venía a decir, simplemente, que cuidar el bosque, la contaminación, no tirar las cacas a la calle, salvar a los pollitos de gorrión, etc., tiene que ver en primerísima instancia con nosotros. Más bien con los que vienen después, que encontrarán un planeta muy difícilmente habitable. Después, en segundo lugar, quien lo desee, que piense en razones morales sobre el trato al resto de animales, la vida, la conservación de los ecosistemas, etc.

Curiosamente, el día siguiente tuve que ayudar a unas personas de primero y segundo de ESO a encontrar información sobre la biodiversidad. Pude observar unos instantes su libro de texto, que justamente citaba en el apartado sobre la conservación de la nombrada biodiversidad esos argumentos antropocentristas sobre el humano-dios que pide un poco de clemencia para los apuradísimos seres que viven bajo su dictadura. Aún tuve unos instantes para mostrarles el escrito de la gallina y el vídeo de Carl Sagan sobre nuestra insignificante, y gigante a la vez, estupidez y crueldad observada desde los confines del sistema solar. El mensaje del libro de texto tendrá que ser absorbido y vomitado en sucesivos exámenes durante su vida escolar y aquel que quiera pensar algo un poco más original, racional, auténtico, tendrá que gozar de alguna experiencia extrasensorial o extraescolar que le muestre un camino alternativo a la autopista hacia la placidez adulta que forma tantas veces el conocimiento oficial permitido.

Y si tienen un tiempo desocupado, quizá les guste ver The Cove. Aunque acabarán sintiéndose profundamente tristes.

De nuevo, que comiencen bien la semana.

jueves, 11 de noviembre de 2010

CHORRADILLAS Y CHOCHINES.

Equis reptiliana en busca de comida.


Uno de los adolescentes de los que les hablaré más abajo recuerda entre carcajadas haber escuchado en un campamento hace unos años a un técnico que les hablaba sobre anillamiento científico de aves: "Esta mañana, antes de que la mayoría de ustedes hubieran despertado, yo ya tenía un chochín entre mis manos". El bullicio del gentío adolescente fue escandaloso, como supondrán. Hoy he comenzado el día del mismo modo que el técnico humorista. El chochín al que nos referimos es Troglodytes troglodytes y no deja de ser una forma maravillosa de recibir al amanecer.

Comienzo con dos pequeñas reseñas:

En el blog de Lamima podemos encontrar información sobre un trabajo en torno a los derechos de los niños materializado en un libro que recoge imágenes de jóvenes habitantes de distintos lugares del planeta junto a sus habitaciones. En The Telegraph aparecen varias de esas imágenes. No dejen de verlas. Anoche las observaba muy sorprendido hasta que llegué a ésta. Podrán decir lo que quieran; para mí constituye una prueba irrefutable más, ya van tres, del cercano fin del mundo. También es otro indicio, y de ello van más de tres, de que cuando colmamos nuestras necesidades básicas (observen la habitación senegalesa, la camboyana, la keniana, ...) automáticamente perdemos el juicio. Quizá nuestros mecanismos biológicos, orientados a la supervivencia (principal objetivo durante muchos milenios de trabajo del mecánico evolutivo), se desbarajustan una vez que alcanzamos la vida plácida y opulenta.

Por otra parte, Jordi Busqué escribe unas líneas sobre el legendario Carl Sagan (quizá mi mejor candidato como deidad de una nueva religión). Además, muestra un vídeo que contiene esas palabras e imágenes con las que este señor que debería haber vivido 140 años es capaz de poner la piel de gallina y hacer a la conciencia tambalearse durante un buen rato (Raquel y escépticas variadas, éste es uno a los que leer y dar gracias por ello...)

Y, volviendo al mundo cotidiano, el envejecimiento me ha permitido citar hoy a los alumnos a los que di clase hace cinco años. Excepto dos que aún permanecen en Ansó, todos van ya al instituto de Jaca. Poco se parecen a los niños con caras inocentes de nueve, diez y once años que han mostrado las fotos con las que les he recibido. Las hemos proyectado en la pared y con muchos niños de la escuela que también han querido compartir este momento hemos recordado distintas peripecias vividas (excursiones, sorpresas diarias, CRIET, ...). Posteriormente hemos merendado juntos y hemos dedicado un tiempo a charlar y reír. Me resulta curioso comprobar su evolución personal desde el tiempo que compartí con ellos, sus nuevos puntos de vista, las bromas de unos, los silencios y miradas reflexivas de otros, los recuerdos precisos de algunas anécdotas que experimentamos. Incluso ha habido alguno que decía guardar un buen recuerdo porque "hacíamos muchas chorradillas que estaban muy bien". Se refería a las actividades de escritura en lengua, a los experimentos, a los acertijos, etc.

También me veía yo. Cinco años más joven. No sé bien qué queda de ese tipo con más pelo y algunos caminos tenebrosos aún por transitar. Sí permanecen cuatro o cinco sentimientos hacia las personas que me mantienen con vida (feliz)

Que tengan un fin de semana aún mejor que los días precedentes. Las que estén tristes, por favor, sonrían.

martes, 9 de noviembre de 2010

CUANDO UN NIÑO TIENE SED, BEBER AGUA SUELE SER UNA BUENA OPCIÓN.


A estas alturas de espectáculo supongo que me disculparán otra frase difícilmente explicable como la del título. En todo caso, den de beber al sediento.

Cada año que pasa concedo más importancia en clase a la convivencia y a los aspectos emocionales. Por una parte, los alumnos y yo vamos a pasar juntos mucho más tiempo durante el curso que con nuestras propias familas, por lo que llevarnos bien parece sensato. Por otra parte, crear un clima agradable en clase posibilita, sin duda, un mejor trabajo en torno a las distintas áreas curriculares. Supongo que ustedes habrán trabajado en entornos con ambientes variados, así que sabrán de qué les hablo.

La creación de un ambiente de trabajo calmado, alegre, distendido, también serio y riguroso, ..., supone, por tanto, uno de los principales objetivos a alcanzar en los meses iniciales del curso.

Tal ambiente tiene que ver, supongo, con el tono empleado, con la manera de decir, de mirar, con las respuestas, con las preguntas, con los silencios. También depende de cómo materializar algunas ideas sobre el funcionamiento de la clase. Al respecto, estos días estoy considerando desde diversas perspectivas un enfoque que leí a varios autores, que me pareció muy interesante, y que intentamos aplicar ahora. Dichos autores se planteaban el sentido de una educación anquilosada basada en los castigos y en los premios y alentaban a los docentes a pelear por una escuela en la que las conductas estuvieran motivadas en la mayor medida posible por la misma conducta; es decir, que los alumnos fueran conscientes en la medida de sus posibilidades de la necesidad y el beneficio de las tareas emprendidas y el hecho de hacerlas bien y superarlas supusiera la motivación y el refuerzo necesario ¿Qué valor tiene la conducta de un niño si ha surgido exclusivamente como respuesta a un látigo amenazante o a una jugosa zanahoria? ¿qué ocurrirá cuando desaparezcan los premios y castigos? ¿puede enfocarse el aprendizaje únicamente desde los modelos del condicionamiento? ¿tiene esto algo que ver con el problema de moda en las escuelas que trata sobre jóvenes desmotivados que lo tienen todo y se muestran sin curiosidad, ni esfuerzo, ni capacidad de sorpresa? Si ustedes, maestros, padres, o personas de otras categorías sociales distintas a las anteriores (excepto banqueros y promotores inmobiliarios, que no entenderán nada, imagino) consideran detenidamente esta propuesta, observarán el cambio tan notable que supone en el hacer diario. En clase conté la versión resumida de este embrollo y todos los niños se mostraron de acuerdo. A todos les pareció coherente y justo. De este modo intentamos ayudarles a ser autónomos, responsables, y a mantener ese pequeño tesoro consistente en valorar el interés personal, el gusto por aprender, y el esfuerzo como los auténticos motores de nuestro comportamiento ¿hemos de aspirar a ello, o no?

Y ahora, como diría cualquiera de nuestros políticos consultando a micrófono cerrado a cualquiera de sus técnicos sobre una charla en torno a un tema que desconocía pero sobre el que ha dado una conferencia de cinco horas: ¿qué piensan ustedes? ¿dónde cojean estas ideas tan bonitas que les he contado? ¿cuál es el sentido de las cosas?

Que tengan un muy feliz miércoles.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

NUEVAS EVIDENCIAS PARA PREPARAR EL APOCALIPSIS.

Hoy he intentado ser buen maestro y buena persona, he dado de comer a un perro terriblemente miedoso (sus palos le habrá costado) que algún tipo primitivo abandonó, he buscado trabajo a la persona con la mirada más bonita del sistema solar, y he construido un comedero para ayudar y observar seres alados en el crudo invierno. También he mirado varias veces al cielo para contemplar la Vía Láctea y he comprado media docena de bellos libros.

Todo iba bien hasta que, incauto de mí, antes de ir a dormir he consultado el periódico El Mundo. Allí es fácil encontrar a personas como don Silvio el italiano.
Dice que prefiere amar a la mozas que ser homosexual, o algo así. Qué quieren que les diga. Muchos siguen negando el fin del mundo inminente, me llaman agorero y cosas peores, pero es incuestionable que la existencia de tipos como este en cargos directivos, al igual que la inclusión de los toreros en el departamento de los escritores, alfareros, y escultores, es una señal inequívoca del apocalipsis más triste y decepcionante que uno puede imaginar. Quién pudiera acabar sus días con una magnífica explosión de una estrella cercana.

lunes, 1 de noviembre de 2010

OTRA VIDA EJEMPLAR.


La despedida esta vez sucedió bajo la centelleante caída de fina lluvia. No sucedió en ninguna ciudad americana de nombre sugerente. Se produjo en la oscuridad de la noche y sobre la carretera iluminada con luz amarillenta y mortecina. La carretera donde se estiraría el sentimiento que les unía hasta acabar rompiéndose una semana más. Y fue igual de dolorosa que todas las anteriores, aún con el recuerdo de los momentos mágicos donde sentían emociones difícilmente explicables.


Hoy he conocido a Lucio Urtubia (su vida y no a él, desafortunadamente) y me ha mostrado un buen ejemplo de vida utópica y luchadora (vidas dedicadas a pelear por un mundo mejor, por los desdichados; enfrentándose a los más poderosos y desalmados en el caso necesario). A medida que observaba nuevos datos, iba recordando otras vidas prodigiosas como las de los hermanos Carrasquer. Estas vidas, en un tiempo de opulencia, de acomodados, de apatía, son como bofetadas bien sonoras que nos obligan, al menos, a cuestionarnos nuestro compromiso ante las injusticias sociales.


En las últimas semanas he leído asuntos dispares sobre la primatóloga Jane Goodall, sobre algunas ideas filosóficas orientales, y sobre el citado Lucio Urtubia. En los tres casos, cada uno en su contexto, se exponen situaciones sociales, medio ambientales, humanas, …terribles, quizá ya irreversibles; pero, y esta es la coincidencia que me sorprende, todos coinciden en señalar la responsabilidad individual como la única posibilidad de cambio; todos apelan al cambio generado por conciencias individuales comprometidas. Pero quizá ahí radique la misma imposibilidad de luchar contra las injusticias y tragedias actuales, pues precisamente la inacción generalizada forma parte de la esencia misma del problema.


Realmente creo que hoy una actitud de compromiso y justicia hacia los demás y hacia la vida difícilmente puede acercarnos a un sentimiento utópico y positivo, pues conocer la actitud humana (relaciones entre poderosos y pobres; relaciones entre el hombre y el medio ambiente, ...) únicamente conduce a la desolación y la observación de una situación tan alarmante que probablemente ya no tiene solución. Hace tiempo que me llaman pesimista, pero es que sigo leyendo y leyendo, escuchando, y no consigo que nadie me ofrezca argumentos para lo contrario. Y por todo ello, además, sigo observando con admiración y perplejidad a las muchas personas brillantes que trabajan con empeño e ilusión cada día en busca de ese mundo más justo que buscaba Lucio Urtubia o los hermanos Carrasquer.


Que comiencen bien la semana.