Con el aforo completo, cubiertas todas las plazas ofrecidas en la convocatoria, acaba de ser clausurado este encuentro entre Jaime y el que escribe. El objetivo era tan sencillo como poner en común algunos cursos, experiencias, debates, etc., últimamente vividos y marcar unas líneas comunes de trabajo para intentar ser mejores maestros y aportar a nuestros alumnos lo que esté en nuestras manos.
La primera sensación es la del universo por descubrir: el mundo recién vislumbrado de la praxiología nos ofrece muchos caminos: revisamos apuntes de la carrera, algunas publicaciones y ponencias, y decidimos establecer un calendario para confeccionar algunas herramientas necesarias, principalmente para sistematizar nuestro trabajo diario (descripción de las situaciones de aprendizaje, información recogida tras su desarrollo, etc.), o para diseñar una programación anual para cada curso de primaria lo más racional y coherente posible.
Un dato curiosísimo: muchos de los contenidos revisados de apuntes de la licenciatura han cobrado sentido hoy mismo. Es decir, en el tiempo en que estudiábamos la carrera no sólo no entendíamos el contenido concreto de la asignatura en cuestión, sino que directamente estábamos perdidos y no sabíamos ni de qué hablábamos (ahora somos consciente de esta ignorancia, aunque la nota de la asignatura fue notable o sobresaliente), por lo que me parece digno de reflexión este hecho, tanto para el profesor (¿puede pretenderse intencionadamente sembrar una semilla que germinará al cabo de 5 años?) como para los alumnos. Por otra parte, también pienso los niños: si ésto puede ocurrir con estudiantes universitarios en su quinto año de carrera, implicados en la causa, que lo hacen voluntariamente y con gusto, …¿a qué conduce la obsesión tan manifiesta de transmitir y evaluar (y castigar en el caso oportuno) contenidos teóricos y abstractos a los niños de primaria?.
Lógicamente el encuentro también ofrece algunas peripecias, unos cuantos libros (leeremos en breve la Historia de Erika), y un buen plato de jamón, chorizo, lomo y queso (con trenza de Almudévar como postre; todo a mi cargo) En cualquier caso, es reconfortante poder sacar un rato para trabajar con Jaime en ilusiones e ideas compartidas.
La vida del maestro está unida a la carretera y sus peligros. Nuestra compañera Marisa, una maestra especial, tuvo un accidente la semana pasada al salir de la escuela de Beceite, así que sólo podemos enviarle ánimo y deseos de recuperación.
Y para acabar, ¿saben que no existe ni un átomo en nuestro cuerpo de aquellos que lo formaban hace unos años?. Desde lo más íntimo, desde el mundo cuántico, somos seres absolutamente distintos. Bien vale un pensamiento.
La primera sensación es la del universo por descubrir: el mundo recién vislumbrado de la praxiología nos ofrece muchos caminos: revisamos apuntes de la carrera, algunas publicaciones y ponencias, y decidimos establecer un calendario para confeccionar algunas herramientas necesarias, principalmente para sistematizar nuestro trabajo diario (descripción de las situaciones de aprendizaje, información recogida tras su desarrollo, etc.), o para diseñar una programación anual para cada curso de primaria lo más racional y coherente posible.
Un dato curiosísimo: muchos de los contenidos revisados de apuntes de la licenciatura han cobrado sentido hoy mismo. Es decir, en el tiempo en que estudiábamos la carrera no sólo no entendíamos el contenido concreto de la asignatura en cuestión, sino que directamente estábamos perdidos y no sabíamos ni de qué hablábamos (ahora somos consciente de esta ignorancia, aunque la nota de la asignatura fue notable o sobresaliente), por lo que me parece digno de reflexión este hecho, tanto para el profesor (¿puede pretenderse intencionadamente sembrar una semilla que germinará al cabo de 5 años?) como para los alumnos. Por otra parte, también pienso los niños: si ésto puede ocurrir con estudiantes universitarios en su quinto año de carrera, implicados en la causa, que lo hacen voluntariamente y con gusto, …¿a qué conduce la obsesión tan manifiesta de transmitir y evaluar (y castigar en el caso oportuno) contenidos teóricos y abstractos a los niños de primaria?.
Lógicamente el encuentro también ofrece algunas peripecias, unos cuantos libros (leeremos en breve la Historia de Erika), y un buen plato de jamón, chorizo, lomo y queso (con trenza de Almudévar como postre; todo a mi cargo) En cualquier caso, es reconfortante poder sacar un rato para trabajar con Jaime en ilusiones e ideas compartidas.
La vida del maestro está unida a la carretera y sus peligros. Nuestra compañera Marisa, una maestra especial, tuvo un accidente la semana pasada al salir de la escuela de Beceite, así que sólo podemos enviarle ánimo y deseos de recuperación.
Y para acabar, ¿saben que no existe ni un átomo en nuestro cuerpo de aquellos que lo formaban hace unos años?. Desde lo más íntimo, desde el mundo cuántico, somos seres absolutamente distintos. Bien vale un pensamiento.