martes, 3 de julio de 2007

BAJAMOS LA PERSIANA.


Quizá sea ésta la mariposa de P. Jackson. La observaremos detenidamente.

Cada mañana, cada tarde, mis padres realizan el mismo ejercicio: bajar las persianas de la tienda. Ello supone, con el cuerpo ya débil y magullado por los envites del trabajo, poder acudir a casa a descansar, a encontrar ese pequeño momento para vivir.

El curso pasado ya anunciamos un pequeño paréntesis veraniego en el blog, aunque luego seguimos (amable plural de cortesía) escribiendo ocasionalmente sobre algunas cosas que nos preocuparon o sorprendieron en ese tiempo. Creo que ahora es también buen momento para esta pausa.

El año ha sido complicado, hay muchas heridas abiertas de difícil solución, una queridísima abuela menos, y, sobre todo, es muy necesario un tiempo calmado en el que ordenar las estanterías de esta vida que me desconcierta en mayor medida cada día que pasa.

Con muchos niños, libros, escritores, científicos, sorpresas, compañeros maestros, personas queridas, animales, plantas, dudas, demasiadas dudas, hemos ido tejiendo poco a poco esta imagen virtual de lo que ha ocurrido en este ramillete de días ya dejados atrás.

Acabaré con unas palabras de Paul Davies (Cómo construir una máquina del tiempo), físico australiano, profesor del centro de astrobiología de la Univerdad Macquarie de Sydney. Ojalá ilustren la necesidad vital de aprender, de leer, de conocer, de preguntar, de contemplarnos minúsculos, ridículamente pequeños, y de comprender que el mundo en el que vivimos, el de diario, suele ser una muestra poco representativa de la realidad. Por eso, miren de vez en cuando la luna, escuchen alguna vez los latidos de su corazón, u observen esos pequeños pajaricos que comparten espacio con nosotros: “Einstein escribió una carta a un amigo en la que le decía que el pasado, el presente, y el futuro son sólo una ilusión, aunque muy persistente. Dijo que los físicos consideramos el pasado, el presente, y el futuro, como construcciones de la mente humana que, en realidad, no existen. Y el presente y el futuro se pueden cuestionar a partir de los efectos de la contracción del tiempo.”

Veamos qué nos depara ese dudoso futuro, aún sin agujeros de gusano.