sábado, 22 de agosto de 2015

METAFÍSICA DE LO VOMITADO.

Fantástico recurso para el pensamiento racional

En el pasado de este ciberhumilde blog solía recoger noticias de algunos medios que me llamaban la atención y comentarlas. Hace años, creo, que no lo hago, pero ayer vi una que merece romper esta dinámica: El 70% de las aves marinas ha desaparecido desde 1950. Parece apocalíptico, motivo de parar las bolsas y las industrias, de hacer esperar a los turistas un momento y ponernos a pensar en semejante tragedia y, especialmente, en sus consecuencias. La cuestión es que el ruido loco (Loko) y la prisa constante que marcan nuestras vidas tiene este tipo de características. Convivimos con evidencias terribles con total naturalidad e inmunidad. De hecho, en esa otra locura de ofrecer enlaces y noticias para que consultes una vez has acabado la que te interesa, en el caso de esta noticia se encuentran sugerencias como: 4 trucos para volar a precio de ganga, quién es Eva Carneiro, la mujer odiada por Mourinho, Isabel Preysler y Vargas Llosa se casan, Sí, soy guapa y viajo sola, 15 canciones que no creerás que tienen 15 años, Milley Cyrus enseña todo otra vez. Lo terrible y relevante al lado de lo más decadente, cutre e insustancial, así sean guerras y sufrimientos terribles, la última sobre la destrucción del Planeta, o los últimos desheredados muriendo al intentar alcanzar un país donde vivir dignamente. La realidad se muestra como una maraña inabarcable de basura y trampantojos donde resulta difícil encontrar algo cierto y relevante.

Cada día estoy más contento de ser maestro. Es una muy buena opción para refugiarte de la irrealidad y conservar un pequeño hueco donde rigen principios cada vez más desfasados en la citada Vida LoKa Moderna (este verano he sentido por primera vez y en distintas situaciones la posibilidad de ser un retrógrado; es muy curioso, quizá ya sean indicios de pertenecer a otro tiempo y esto explique el espíritu de este escrito). 

Preparando algunas actividades para el nuevo curso que empezará en unos pocos días, de nuevo me encuentro con una que fue interesantísima hace unos años: analizar huesos de distintas especies para recomponer un esqueleto y compararlo con el humano. Una de las pestes que más cuesta desterrar de nuestra conciencia religiosa y medieval es la supuesta separación entre los humanos racionales y obra cumbre de la creación y, aparte, los animales. Esta falacia monumental esta presente en obras sobre fauna e incluso en la mente de biólogos que trabajan en investigaciones punteras, no digamos en la conciencia social general. El caso es que tener la suerte de contar con cráneos, costillas, fémures, mandíbulas, …, de musarañas, ratones, ratas, topillos, …, nos brinda una buena oportunidad para aprender y constatar que somos esencialmente lo mismo que un roedor o que un escarabajo patatero. Y como la otra vez, la idea filosófica que me atrapa: un ratoncillo haciendo su vida en la noche del colosal valle de Glen Coe, en Escocia, con sus cosas de ratón, su comida, sus crías, su desenfreno sexual, etc. Una lechuza ajena al interés del ratón por la vida, pues razonablemnente piensa en sus cosas de lechuza, vuelo silencioso y ratón al estómago. Proceso digestivo, egagrópilas y muchacho que sale a descansar de su estudio, observa a la lechuza y recoge estas bolitas que finalmente vuelan tres mil kilómetros para acabar de secarse en un balcón de Zaragoza y ser desmenuzadas y utilizadas en la escuela de un pequeño pueblo en las montañas. Si el ratoncillo inicial, aún con vida, hubiera sido consciente de semejante historia, supongo que no daría crédito a la locura que reina en el mundo humano; y no le extrañarían las noticias como la de las desaparición del 70% de aves marinas.