martes, 24 de julio de 2007

ZARAGOZA CRECE. ZARAGOZA PROGRESA. QUÉ BIEN.





Mis hijos ya no conocerán el Ebro.

Menos mal que el monumento, unas pobrecicas piedras enjauladas junto a una fuente que no para de tirar agua para recordar lo de la sostenibilidad, hace que uno conserve la confianza en los que nos gobiernan y nos dirigen por los senderos del desarrollo.

Penúltimo aviso para los que quieran echarse al monte.