jueves, 7 de septiembre de 2006
INFORMÁTICA, ARAGÓN, BOTELLÓN.
Hoy tenía pendiente probar la sofisticada máquina informática de la que disponía en mi clase, regalo hace años de la secretaría de no sé qué cargo del Gobierno de Aragón (sí, sí, ejemplar el proceso por el que los niños pasan a disponer de la tecnología propia de su tiempo).
Su mensaje ha sido claro: 404 sistem error. Tres intentos y a la basura (al punto limpio más cercano que parece estar en Zaragoza). Este año mi clase funcionará con el ábaco, y los cedés que aparezcan en clase los utilizaremos de posavasos.
Y las botellas. Hace dos meses en Orihuela del Tremedal contemplaba un patio de escuela asolado por las fiestas del pueblo recién sufridas, incluso con cristales de la escuela rotos. He visto estampas similares en cada escuela visitada este verano. Como colofón, en mi visita a Ansó a finales de agosto observé lo mismo, pero con el sufrimiento añadido de que el lugar lleno de orina, cristales rotos, vasos con veneno a medio consumir, barras de servir aún llenas de botellas de todo tipo, y cajas de Don Simón, había sido el lugar en el que había trabajado todo un año y que con todo el cariño posible había tratado de cuidar cada día: el patio, las escaleras, el parque anexo, …
Incluso lo comenté con el alcalde, pero parece que todo se diluye en el nopasanadaesnormaldelajventudyyalolimpiarán. Yo creo que si ese estado asqueroso, roto, maloliente, es el precio que han de pagar las escuelas a causa de permitir las gamberradas y falta de civismo de las personas en las fiestas, pienso que no habría de permitirse. Parece que la diversión, la fiesta, que sean muchos (ni a los niños se permite una justificación basada en el número de seguidores!), o ser menor de 30 años, otorga vía libre absoluta para un comportamiento inadmisible en ese espacio, mi lugar de trabajo, la escuela. Estas ideas que confusamente acierto a explicar recomiendo leerlas expresadas con claridad y calidad en el artículo del mes pasado de Antonio Muñoz Molina (escritor, y director del Instituto Cervantes de Nueva York) en la revista Muy Interesante.
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