El árbol del maestro, mirando hacia el cielo.
Cuando comienzas un párrafo ocho veces y lo borras para volver a comenzar otras ocho, significa, probablemente, que algo no funciona. Profundizando y desarrollando el optimismo, que todo hay que probar, cabe alegrarse porque las dificultades son las que nos ofrecen la posibilidad de progresar, de ser mejores. Y en ello estamos.
Como las otras veces en las que mi capacidad para plasmar ideas se corresponde con la imagen de un campo desolado, yermo, estéril, e inhóspito, aprovecharé para compartir algunos asuntos recogidos con alegría últimamente:
“En mi vida personal, los períodos más difíciles son los que más conocimiento y experiencia me han aportado. En los períodos difíciles puedes aprender a desarrollar fuerza interior, determinación y coraje para hacer frente a los problemas. El verdadero fracaso es el desánimo, pues significa que has perdido una gran oportunidad para crecer. Los períodos difíciles te permiten acercarte más a la realidad, deshacerte de las superficialidades”. ¿Alguien se atreve a señalar el dueño de estas bellas palabras?
Este año, este curso, y esta maldita ciudad no favorecen especialmente la lectura personal, pero los libros siguen engrosando atropelladamente la biblioteca. Mal de Escuela, es un libro del escritor francés Daniel Pennac; un libro que trata, aproximadamente, sobre las desventuras juveniles en el tortuoso camino escolar, a pesar de las cuales se descubren interesantes caminos y florecen estupendas vidas conforme pasan los años y los problemas se reconducen. Conocemos esta obra, de igual modo que varias de las últimas adquiridas, gracias a Profesor en la Secundaria. Así pues, sincero agradecimiento una vez más.
Y una película, Las normas de la casa de la sidra. Creo que algunas miradas cómplices que se dan entre los niños del orfanato encenderán alguna lucecilla en el interior del maestro que la vea.
Añorando también la complicidad en las clases.
Cuando comienzas un párrafo ocho veces y lo borras para volver a comenzar otras ocho, significa, probablemente, que algo no funciona. Profundizando y desarrollando el optimismo, que todo hay que probar, cabe alegrarse porque las dificultades son las que nos ofrecen la posibilidad de progresar, de ser mejores. Y en ello estamos.
Como las otras veces en las que mi capacidad para plasmar ideas se corresponde con la imagen de un campo desolado, yermo, estéril, e inhóspito, aprovecharé para compartir algunos asuntos recogidos con alegría últimamente:
“En mi vida personal, los períodos más difíciles son los que más conocimiento y experiencia me han aportado. En los períodos difíciles puedes aprender a desarrollar fuerza interior, determinación y coraje para hacer frente a los problemas. El verdadero fracaso es el desánimo, pues significa que has perdido una gran oportunidad para crecer. Los períodos difíciles te permiten acercarte más a la realidad, deshacerte de las superficialidades”. ¿Alguien se atreve a señalar el dueño de estas bellas palabras?
Este año, este curso, y esta maldita ciudad no favorecen especialmente la lectura personal, pero los libros siguen engrosando atropelladamente la biblioteca. Mal de Escuela, es un libro del escritor francés Daniel Pennac; un libro que trata, aproximadamente, sobre las desventuras juveniles en el tortuoso camino escolar, a pesar de las cuales se descubren interesantes caminos y florecen estupendas vidas conforme pasan los años y los problemas se reconducen. Conocemos esta obra, de igual modo que varias de las últimas adquiridas, gracias a Profesor en la Secundaria. Así pues, sincero agradecimiento una vez más.
Y una película, Las normas de la casa de la sidra. Creo que algunas miradas cómplices que se dan entre los niños del orfanato encenderán alguna lucecilla en el interior del maestro que la vea.
Añorando también la complicidad en las clases.