lunes, 13 de septiembre de 2010

EMOCIONES. INTENSAS Y VARIADAS EMOCIONES.

La niebla, las emociones, la confusión, el riesgo...

Como en las otras escuelas rurales por las que he pasado, al especialista en alguna asignatura como EF le suele tocar ser tutor de una clase, dando matemáticas, conocimiento del medio, …, y además dar la especialidad al resto de aulas de la escuela. Esta semana, cuando me he presentado en las clases de mayores de la escuela (una con chicos de 5º y 6º y otra con alumnos de 1º y 2º de ESO) he pensado promover una pequeña reflexión sobre el sentido y el papel de esta asignatura. Ya saben, la EF es esa hermanica desgraciada de la familia, con poca presencia y menos voz. Los chicos han dedicado unos instantes a pensar para qué servían las matemáticas, la lengua, o la educación física. El experimento estaba amañado porque el profesor sabía con certeza las respuestas que iba a escuchar: la educación física… ¿para qué sirve?...para poco…para jugar…para relajarte y despejar la cabeza; les resumiré mi argumento de inicio de curso: si las matemáticas tratan con los números, el lenguaje con las palabras, …, y la importancia de cada uno de ellos es indiscutible, la educación física trata con nada más y nada menos que el cuerpo. Mientras nadie demuestre un milagro de separación mística de cuerpo y alma, todos debemos durante nuestra vida acarrear este conjunto extraño de materia (que nos transporta, nos permite ser acariciados, nos permite acceder al entorno…), por lo que su atención y trabajo no parece algo descabellado; al contrario, más bien un asunto trascendente.


En clase ya he hablado a los niños cincuenta o sesenta veces del CEE Jean Piaget. Ya saben algunas cosas especiales que ocurren en esa escuela. El viernes a última hora, tras crear un nuevo blog que ya les presentaré otro día, les mostré con el cañón el vídeo que el centro preparó el año pasado para presentar al concurso Romper Barreras. Allí vimos a Sandra, Alejandro, Juan y otros niños haciendo sus cosas de niños y me emocioné. Observarles haciendo sus tareas y sus juegos, y conocer todo el trabajo y especialmente la ilusión que hay detrás de casi cualquier gesto, así como recordar por sorpresa decenas de situaciones e intensas anécdotas, atrajeron unos cuantos sentimientos hasta un lugar entre la garganta y las tripas. También les contaré otro rato sobre una pequeña idea para crear algunos lazos entre esa escuela y la de Ansó.


Para acabar permítanme confesarles otra emoción intensa y especial, y es que ayer sentí una especie de clímax vital. Supongo que se podrá decir esto en el blog, pues ya es tarde, los niños duermen y, en cualquier caso, escuchan cosas mucho más feas en la tele o en la escuela cualquier día. Me duchaba con agua fría (el calentador está roto, y la sensación es un buen recordatorio para sentirte intensamente vivo), por la ventana se colaba el ulular constante de un cárabo, desde el salón sonaba bien fuerte Divenire de L. Einaudi, y ella estaba allí cerca feliz. Esta sí que es una foto que había soñado realizar muchas veces.


Que comiencen bien la semana.