Reajustando las perspectivas, añadiendo puntos de vista.
Últimamente son muchas las personas que me preguntan qué se hace con niños con un grado de discapacidad muy elevado en la escuela. Evidentemente mi formación y experiencia en este ámbito es casi nula, pero creo que supone una gran referencia pensar en las dos claves que se nombraron en la reunión inicial de curso: comunicación y autonomía. El proceso educativo en educación especial se centra en estos aspectos que son los que abrirán diferentes opciones en la vida de los niños conforme vayan creciendo. Además, también (me) ayuda a situarse en este desconcertante trabajo pensar que esos conceptos son aplicables a cualquiera: desde el más hasta el menos afectado, todos puede avanzar en su capacidad comunicativa y su autonomía personal.
En todo caso, comenzaré mis clases de EF dentro de tres semanas y no sé (casi) absolutamente nada sobre qué actividades, objetivos, etc., plantear.
Cada niño representa una situación excepcional en cuanto a necesidades, peculiaridades, …, y me da la sensación de que trabajar adecuadamente con uno sólo ya me llevaría el curso entero. En este sentido, hoy han acudido al centro dos profesionales de la ONCE para darnos información sobre la sordoceguera. Conforme iban hablando, y se comenzaba a intuir el trabajo a realizar, sentía que los recursos personales con los que cuento se iban haciendo cada vez más pobres e inservibles. Varios “aymadre” han merodeado por los pensamientos en diferentes momentos.
En un momento de la reunión me he alejado de las palabras, las he dejado en segundo plano, y he intentado recrear mentalmente algunos sentimientos o emociones de un niño que no ve ni oye, transitando unos segundos por ese universo eternamente oscuro y silencioso. El ponerse en el lugar del niño creo que tiene un especial valor y significado en estos casos.
En todo caso, comenzaré mis clases de EF dentro de tres semanas y no sé (casi) absolutamente nada sobre qué actividades, objetivos, etc., plantear.
Cada niño representa una situación excepcional en cuanto a necesidades, peculiaridades, …, y me da la sensación de que trabajar adecuadamente con uno sólo ya me llevaría el curso entero. En este sentido, hoy han acudido al centro dos profesionales de la ONCE para darnos información sobre la sordoceguera. Conforme iban hablando, y se comenzaba a intuir el trabajo a realizar, sentía que los recursos personales con los que cuento se iban haciendo cada vez más pobres e inservibles. Varios “aymadre” han merodeado por los pensamientos en diferentes momentos.
En un momento de la reunión me he alejado de las palabras, las he dejado en segundo plano, y he intentado recrear mentalmente algunos sentimientos o emociones de un niño que no ve ni oye, transitando unos segundos por ese universo eternamente oscuro y silencioso. El ponerse en el lugar del niño creo que tiene un especial valor y significado en estos casos.