martes, 7 de febrero de 2006

Hoy ni siquiera la televisión me inspira.
No tenemos feedback y estamos muy tristes. No hay gran problema porque nos gusta escribir (por escribir), pero nos sentimos cibernéticamente solitarios.
Sólo diré hoy que me hace muy feliz comprobar cómo la relación con mis alumnos va evolucionando cada día. Cómo somos capaces de decirnos más cosas, de decirnos las mismas de distintas maneras, de mirarnos de modo diferente, de usar algunos silencios, de interpretar mejor nuestros gestos, palabras, sonrisas, ...
Es esto lo que me parece uno de los aspectos más bonitos de mi trabajo.
Y como cada día sigo estando un poco más feliz, cada vez me da más miedo el resultado del concurso de traslados. Por si alguno de los 10 o 20 lectores tiene un poco de influencia en el asunto: quiero seguir aquí. Precio a convenir.
Siguen debatiendo los políticos, tenaces ellos, lo de la asignatura de educación civíca. Creo que el resultado será algo como enseñar con un libro a nadar. Sin piscina.