martes, 15 de diciembre de 2009

LOS ESPÍRITUS DEL BOSQUE ME VISITAN.

Instante feliz

Ha ocurrido inesperadamente. Cuando me disponía a reencontrarme con los espíritus de la oscuridad en su horario habitual como fruto del ritmo natural y no de las ensoñaciones febriles, se me han abierto los ojos comos dos grandes rodajas de sandía y por el escenario teatral que existe en alguna parte de la cabeza han comenzado a transitar y danzar atropelladamente imágenes e ideas cautivadoras y sugerentes. Sin darme cuenta he ido hilando ideas y encadenando posibilidades hasta llegar a un punto en que me encontraba tan alejado del punto de partida que el latir sobresaltado del corazón me ha hecho buscar la calma y volver a la realidad. A la realidad y al sillón donde escribo estas letras que ahora mismo surgen; escritura intempestiva e impetuosa que también hacía mucho tiempo no sucedía. Qué extraordinario el poder de las palabras y de las imágenes. Y el de la imaginación. Paula se levanta y me pregunta qué demonios hago. No lo sé, ciertamente.

Mis dos últimos escritos han surgido de un estado febril delirante y del despertar impulsivo y obsesivo de los primeros sueños de la noche. Quizá sea esto interpretable en algún sentido, positivo o negativo.

Por cierto, mientras esas ideas ligeras y bellas se arremolinaban, saltaban, reían, sugerían, acariciaban y prometían, sonaba Divenire, de Ludovico Einaudi. Les aseguro que sonaba allí adentro la sexta o séptima composición de Divenire, y eso, forzosamente, ha de ser buena señal de algo, vaya que sí. Para que me crean, hagan el favor, escuchen Divenire, de Ludovico Einaudi.

Si me aceptan considerar esto como un sueño, hoy sí que he soñado algo por lo que empezar a trabajar mañana mismo. Que duerman bien.

domingo, 13 de diciembre de 2009

ESCRITO SERIO Y DIGNO SOBRE LOS CONCURSOS DE TRASLADOS Y LOS EXCREMENTOS Y OTROS INDICIOS DE LOS CARNÍVOROS ESPAÑOLES.

Pan y montañas

Por fin encuentro un momento tranquilo para escribir. Intento leer sobre los excrementos en forma de letra griega alfa o beta de los mustélidos, pero me duele la cabeza. Es casi la una de mañana del ya domingo y tengo el cuerpo a una temperatura de treinta y nueve grados. No crean que yo lo he puesto así (aunque hay quien sí lo cree), es cosa de bichos que tienen estas aficiones de calentarte la vida.

Los grandes seguidores del blog ya sabrán que la fiebre me gusta cada día más para la escritura. En primer lugar aparca esas obligaciones tan obligatorias que nos hacen correr estúpidamente cada día sin tiempo para nada. En segundo lugar, crea un ambiente extraño y oscuro en la mente en el que es muy divertido hacerse preguntas sobre la existencia, el porvenir, el sentido de la vida, y esos asuntos en los que uno suele adoptar un porte elevado y tan digno como es capaz. Aunque nunca había probado con tanto calor. Sabrán también que estos días, me quedan seis, interpreto la actuación vital y trascendente peor llevada de mi vida. Unos, de gran fama en las artes y aplomo en la escritura, dicen que sólo en el riesgo esta la esperanza. Sólo deseando se vive, o que la vida trascurre mientras te preparas para el porvenir. Pero cuándo el porvenir es ya; ya no hay tiempo para insensateces. La insensatez es el único modo de ejercer la vida. Pero también ocurre que al mediodía se ha abierto la puerta, ha entrado una niña rumana de seis años que no sé bien qué hacía en esta casa, no sé siquiera si ha entrado, aunque se llamaba Adra, y al decir con la dulzura de las niñas de seis años buenas “hola, mamá”, me ha dado un revolcón el corazón y me ha dejado cavilando sobre dónde está realmente la insensatez. Es difícil, ya que actúo con insensatez con frecuencia. Cómo encontrar la que interesa en este caso.

Creo que el cuerpo se me está enfriando, será por escribir, igual a los bichos del calor no les interesa la escritura. Es todo tan difícil. No sé si me estaré explicando con claridad y me estarán comprendiendo un poco. El perro Tastavín está resoplando metido en no sé qué sueño en el que andará persiguiendo gatos y cortejando bellas perras. Acabo de leer que los carnívoros españoles, imagino que también los extranjeros, tienen un hueso en el pene para facilitar el manejo del mismo. Yo pensaba que era una facultad extraordinaria del perro Tastavín. Él tampoco tiene claro qué hacer, aunque sigue diciendo que los animales humanos nos complicamos la vida de una forma sorprendente.

Pedí a los tenderos del Panishop hace dos días que me guardaran un cedé que un amigo recogería por la tarde, y me dijeron que lo debían transmitir y consultar a su superior. No sé ustedes, pero creo que mis problemas surgen de la decadencia de las panaderías actuales. Estoy seguro que mi incapacidad con la vida urbana y las trágicas consecuencias que de ella se derivan tienen relación con tener que hablar con un superior para hacer un pequeño favor a un cliente casi diario al que, por otra parte, venden un pan que no es pan en unos envases de cartón en los que escriben cosas muy bonitas sobre ese pan que no es pan que venden. Antonio o Pura, o cualquier panadero, habrían dicho claro, hombre, habrían cogido el cedé después de venderme una hogaza de medio kilo y yo hubiera podido ir a casa tranquilamente bajando de dos en dos las escaleras o mirando los nidos de los vencejos en los aleros de los tejados.

Voy a parar ya, que me está bajando demasiado la temperatura, a ver si me va a pasar como al japonés que estuvo varias horas congelado. Otro rato les hablo de la escuela, que ya es navidad y han pasado catorce meses.

sábado, 5 de diciembre de 2009

ALCANZANDO LA ORILLA CADA DÍA.


Creo que acabo de cumplir el período de tiempo más lago sin escribir en el blog desde que comencé con él hace más de cuatro años. Simplemente estoy experimentando la situación profesional más desbordante que he vivido hasta la fecha, y que implica llegar a las doce de la noche de cada día habiendo realizado un esfuerzo físico, mental, y emocional que me deja apenas unas pocas fuerzas para alcanzar la cama y esperar el comienzo de un nuevo día.

La exigencia tan alta en una escuela modélica, mi lenta adaptación a la dificilísima educación especial, y otros pocos problemas que yo mismo aporto me obligan a enfrentarme a un reto constante, y que creo supondrá un punto de inflexión extraordinario en mi formación como maestro.

Mientras tanto, los fines de semana y descansos van llegando como salvavidas en los momentos en que las piernas ya apenas me sujetan, no me queda voz para hablar, y la cabeza apenas puede encadenar dos o tres pensamientos.

Que descansen.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Trabajando y nada más. Casi de la mejor manera que sé. Y aún así es poco. Abrumadoramente poco.
Con gran pesar ante la imposibilidad de escribir.
En pocos días trairé algunos pensamientos.
Ya está en marcha el concurso de traslados de maestros aragoneses. Hoy algunas vidas han elegido un turbulento y desconcertante acompañante.
Que pasen buenos días.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

GRANDES PLACERES LIBERTARIOS.


Mañana a las nueve y media estaré delante de seis niños.

Estoy relativamente tranquilo, porque conozco mejor a Ramón Acín, a su nieta, a Paco Ponzán, a Ferrer i Guardia, A los Carrasquer, a Evaristo Viñuales, a doña Palmira de Cretas, a Katia y Sol. Porque he escuchado a Víctor Juan, Antonio Bernat, Víctor Pardo, a Pilar (la señora de filosofía), .., y a otras personas que directamente te hacen ser mejor persona y desear volver a la escuela para dar clase y hacerlo mejor que el día anterior; liberar las miradas y emancipar las conciencias. Estoy tranquilo: sé que mañana seré ya mejor maestro. Si me tocara la lotería, contrataría a alguna de las personas nombradas para que me contaran historias cada día: "cuéntame ahora lo de la caja de música", "cuéntame qué decía doña Palmira de sus niños de Caspe", "cuéntame cómo vivía Ramón Acín en Huesca", "cuéntame el paralelismo con las ideas filosóficas griegas", cuéntame...; qué placer estar allí escuchando.

También, por sorpresa, he conocido a Mamentxu, lo que ha sido una gran alegría. Encantado, Mamentxu.

Con estos pensamientos felices y aires de libertad correteando entre las ideas acudo hoy al encuentro con el mundo de los sueños. Finalmente, en su centenario, viva Ferrer i Guardia y su pensamiento!

lunes, 9 de noviembre de 2009

EDUCACIÓN Y LIBERTAD I.

Viva Víctor Pardo y Viva Ramón Acín!

Qué placer de ponencia. No entiendo cómo he estado tanto tiempo sin conocer mejor la vida del maravilloso oscense.

sábado, 7 de noviembre de 2009

DE LO QUE SE HABLÓ Y SE DISCUTIÓ SOBRE LA DISCAPACIDAD DURANTE UNA CENA HACE CINCO SEMANAS.

Hace unas semanas, durante una cena, varias personas se interesaron por mi experiencia en educación especial y plantearon sus ideas y dudas sobre la misma. El desacuerdo fue absoluto y lamenté profundamente la ausencia de algunos compañeros de trabajo brillantes que seguro hubieran sabido dar mejores y más firmes argumentos ante algunas propuestas absolutamente inaceptables y, en cualquier caso, inviables. Las desavenencias giraron en torno a tres aspectos:

- Les parecía una estupidez el cambio terminológico llevado a cabo en los últimos años en torno a la discapacidad. Relacionaban este hecho con la absurda corriente de lo políticamente correcto y les parecía estúpido, por ejemplo, que a algunos sonara mal “subnormal”, frente a síndrome de down, o minusválido, frente a discapacitado. Indiqué que los cambios en los comportamientos, en el respeto, en la consideración hacia algo inevitablemente se acompañan de cambios terminológicos que evidencian la diferencia conceptual surgida. Más aún, que algunos términos cargan con unas connotaciones negativas y unos prejuicios que exigen la sustitución si se pretende el respeto. Y más aún, sugerí La Seducción de las Palabras, de Alex Grijelmo, donde podrían sorprenderse con la carga implícita del lenguaje y sus términos. Mi argumentación no tuvo ningún éxito.

- En relación al citado empleo de términos peyorativos asociado a comportamientos irrespetuosos y, en ocasiones, humillantes, señalé que una parte de la población muy grande y sorprendentemente joven, aún mantenía un alejamiento y una desconsideración muy grande hacia el ámbito de la discapacidad. Esta idea surgió tras citar la anécdota descrita por aquí hace unas semanas en la que unos chicos de trece o catorce años caminaban por delante de mi centro de trabajo haciendo burlas y supuestas imitaciones de los niños que allí estudiaban. La respuesta argumentaba que los jóvenes suelen ser crueles por naturaleza, y que estos hechos no representaban un problema real, sino que eran meras bromas entre jóvenes. ¿Es así?, ¿son esos jóvenes transmisores de las concepciones e ideologías familiares?, ¿ser adolescente implica ser cruel y maleducado?, ¿serán seguramente esos chicos personas educadas y respetuosas cuando dejen de ser jóvenes?. Ahora se es joven, según dicen, hasta los treinta y cinco o los cuarenta, así que muchos colectivos han de esperar bastante para obtener su pretendido respeto.

- Por último, lo que me parece más importante, pues apunta hacia el núcleo del problema, hacia la consideración íntima y filosófica que tenemos las personas sobre la discapacidad y, creo que también, hacia la vida: el derecho que tienen los discapacitados a contar con ciertos derechos, ayudas, o consideraciones que tienen el resto de las personas o con derechos especiales que únicamente disfrutan ellos. Llegados a este punto en que cada uno tiene que mostrar sus cartas abiertamente, es cuando surgen las ideas más variadas y alejadas: “no me parece bien que sea un colectivo receptor de tantos recursos, pues los tengo que pagar yo con mis impuestos”; “además, si no pueden aprender casi nada ni progresar”; “¿por qué tienen que tener más derechos que yo o mi hija para acceder a puestos de trabajo?”, etc, etc, etc. Como se aprecia, estas ideas surgen directamente de la concepción que las personas tenemos de la sociedad, de la consideración hacia colectivos desfavorecidos, …, de la vida, por lo que son muy difíciles y delicadas de abordar.

En última instancia, también planteé, pensando que era obvio y con el ejemplo podría hacer entender algunas posturas y comportamientos, el problema existente en torno a la acondroplasia y los espectáculos cómico-taurinos del bombero torero. A través de Lamima, he conocido en los últimos años la lucha que tienen algunas personas por evitar un acto donde creen se humilla y se hace espectáculo del discapacitado, que aunque actúa libremente, acaba perjudicando a todo el colectivo. Aquí ya embarranqué directamente, pues todo el mundo estaba de acuerdo en que mi idea era estúpida y en que, finalmente, los prejuicios estaban en las mentes de las familias o las personas que se molestaban con esos festejos.

Acabé la cena sintiendo profundo malestar por haber sido tan inútil en la transmisión de mis ideas, y ciertamente desorientado por la distancia existente entre las ideas de una parte ¿importante? de la sociedad y el trabajo que realizan las personas vinculadas a la educación especial.

martes, 3 de noviembre de 2009

SOBRE LAS CLASES DIFÍCILES PARA LOS MAESTROS TORPES Y SUS LENTOS AVANCES.

Pensamientos de noviembre

No recuerdo si el curso pasado tuve valor para describir la primera clase. Ahora, con la distancia que aporta el tiempo, incluso resulta graciosa y se puede contar.

Tras unos días de adaptación dentro de las aulas con los niños y los tutores, esa mañana comenzaba la educación física del curso con un grupo de siete niños de entre nueve y doce años. Hasta el momento, lo que mi formación me ofrecía respecto a los niños con trastorno de espectro autista consistía en dos o tres vagas ideas sobre la importancia de las rutinas, la poca flexibilidad de su comportamiento, su asociación frecuente con el retraso mental, o las dificultades antes las novedades y las relaciones sociales. Así, con una sesión preparada entre mares de dudas, acudí a buscar a los alumnos a clase, recogimos el material necesario y salimos al recreo. A partir de ese instante, mis fallos y sus consecuencias se sucedieron sin interrupción: desarrollar la sesión en un espacio abierto sin ninguna referencia, plantear el trabajo en un lugar que para ellos significaba “recreo”, ausencia de anticipadores, falta de rutinas, exceso de material, etc. El jefe de estudios, en actitud previsora e inteligente, nos acompañaba, así que le tocó recoger niños por el recreo para reagruparnos e intentar algo parecido a una sesión de educación física. Tras las persecuciones y los apuros variados, el tiempo marcó el final de la sesión y el comienzo de un lento aprendizaje.

Siempre he tenido muy presente esa sesión, supongo que formará ya siempre parte de mis recuerdos de maestro, junto con el día que me dormí y todos pensaban que estaba muerto, el día que los alumnos hicieron una clase memorable tratando asuntos filosóficos, el momento de la despedida de los niños de Peñarroya, el día que Pablo acudió a la escuela con el microscopio, los días que Paula hablaba con mis alumnos en el pueblo, y otro buen puñado de situaciones emocionantes. En concreto, la semana pasada la volví a recrear porque con la misma clase, con un par de cambios que facilitaban las cosas, tuvimos una sesión magnífica. Realizamos un trabajo previo de vídeo para contar con una referencia mental sobre la práctica a realizar, y el trabajo se desarrolló en torno a tres estaciones distintas donde cada grupo actuaba independientemente. Tras un tiempo de práctica, pasaban a otro momento en el que, tras la acción, debían anotar en una pizarra sus logros y realizar una breve reflexión sobre su actuación. En definitiva, noventa minutos de trabajo con pleno sentido, con actividad motriz, con emociones, con interacción entre compañeros, con presencia de importantes elementos cognitivos relacionados con el cálculo de distancias, trayectorias, relaciones causa-efecto, etc. Una sesión feliz para los alumnos y muy feliz para el maestro.

También hubo una situación difícil con un niño. Nueva para el profesor, difícil de gestionar, y tremendamente angustiosa para el alumno. El autismo, hablando desde mi ignorancia, significa muchas veces comportamientos extraños de los que el niño es consciente, pero que vive con desasosiego al no poder gestionar. El aprendizaje pretende en estos casos aportar herramientas para que los niños conozcan esta faceta de su comportamiento y aprendan a manejarla. Sobre ello, son ilustrativos los libros escritos por personas con autismo, pues permiten conocer en primera persona cómo vivieron esas personas el proceso desde niños, cómo sentían sus limitaciones o dificultades y cómo aprendieron a resolverlas.

Envuelto por un calmante y embriagador estado febril, aturdido por retazos de mil historias recién soñadas, sigo esperando que noviembre me plantee la decisión más difícil de resolver que he vivido en los veintinueve años que llevo por aquí. Ante la falta de demanda en la venta o el alquiler, mi alma, directamente, se regala.

lunes, 2 de noviembre de 2009

OTOÑO.

Agua fría y limpia. Hojas de otoño

Un viejo que lee novelas de amor, un conductor que queda ciego y desorientado, un viajero que dilapida su vida en dos actos desatinados. Cualquiera podría ser.

Noviembre de dos mil nueve es la fecha temida desde hace varios años. Y según cuentan las emociones, razones había para el temor. Alquilo mi alma. Por horas o meses, da igual.

martes, 27 de octubre de 2009

¿QUÉ DEMONIOS HACEMOS AHORA?

Acabo de responder a una compañera de trabajo un correo en el que nombro ese texto precioso de Mariano Coronas llamado “Carta a los maestros que empiezan”. Le digo que recuerdo un fragmento donde se puede leer algo similar a que llegará un momento en que el maestro se sentirá con pocas fuerzas, lo que significará que ha ido entregando cada año sus energías, ilusiones, o esperanzas a sus alumnos. Y le digo esto a mi compañera para mostrar la sorpresa que supone un centro del que me iré con mucho más de lo que llegué. Quizá no con más fuerzas, pero sí con infinitos ejemplos de dedicación, esfuerzo, bondad, y cariño. Como le digo para despedirme, es una especie de milagro cósmico encontrar a tantas buenas personas juntas con una implicación tan grande en un trabajo tan bonito.

Cada día que pasa me sorprendo por la perfección con la que puede funcionar una escuela, y cada día constituye un aprendizaje privilegiado en la extraña labor de ser maestro.

Por otra parte, aunque un poco menos, sigo siendo un absoluto inútil que apenas sabe qué está haciendo o qué debe hacer. Un maestro que aún se ve en apuros a mitad de clase y piensa “mierda, esto tampoco ha funcionado; ¿qué demonios hacemos ahora?”

En lo concerniente a la otra parte de la vida, estos días las arañas se encuentran atareadas en su faena de lanzar hilos al viento y dejarse mecer en su extremo en busca de un incierto viaje. No me digan que no representan una metáfora maravillosa.

martes, 20 de octubre de 2009

CUANDO DIEZ ENTRE DOS ES IGUAL A DIEZ Ó A CERO.

Tastavín abraza a su hermana adoptada, que ya vive en la parcela que se ha comprado

Digamos que escribo a unos dos metros del suelo desde una casita de madera con vistas al paraíso.

Si hace unos días me deslumbró el dato del precio de la botella de vino de la boda real, hoy me desconcierta la candidatura de Madrid para las olimpiadas, que ha costado diecisiete millones de euros. Casi tres mil millones de pesetas, para los que pensamos al modo tradicional. Ayer a la hora de comer, una señora rumana llamó a nuestra puerta pidiendo un poco de comida porque estaba muerta de hambre y no tenía trabajo ni medio para valerse, recordando una escena que no era demasiado infrecuente hace unos lustros cuando yo era niño y mi madre solía entregar algún paquete de espaguetis o de arroz. Al bocadillo de pan ansotano con salchichón, tomate y aceite que le entregamos le calculo un coste de un euro y medio, lo que significa que la candidatura de Madrid se podría haber ahorrado el esfuerzo y haber entregado directamente más de quince millones de suculentos bocadillos a personas hambrientas. O invertir en educación, en cultura, en investigación,…; medio mundo languidece y el otro medio se recrea en su fortuna.

Las fiestas del Pilar han concluido. Hace unos días, unas horas antes de su comienzo, me encontraba en un parque haciendo ejercicio mientras escuchaba la radio. El alcalde de Zaragoza se divertía diciendo que sus fiestas eran ejemplo nacional por el civismo de sus disfrutantes. Mientras esto escuchaba, se mostraba antes mis ojos un panorama desolador de latas, escombros, excrementos, cristales, vasos, …que los disfrutantes habían extendido en todo el perímetro de uno de los puntos de interés de las fiestas. Incluso las vallas de cuatro metros que habían colocado para proteger el parque habían sido derribadas por los disfrutantes en pleno apogeo del disfrute cívico. Miraba aquello y no entendía nada. No entiendo semejante muestra de indiferencia hacia lo que es de todos, el destrozo gratuito, los operarios limpiando con rápidez para lavar la cara a la ciudad y considerando cómo colocar las vallas ante la inminente nueva oleada de bárbaros alcoholizados ávidos de destrucción y violencia. Es la fiesta. En otras se desangran animales hasta el delirio de los disfrutantes. Así nos divertimos. En Heraldo se puede leer hoy que la ciudad vuelve a la rutina tras generar cuarenta toneladas extra de basura cada día de fiestas. Es una buena cifra, supongo.

Para acabar, dos eventos a los que acudir: la impresionante muestra de papiroflexia en el centro de historia, y las jornadas sobre educación y libertad en la Facultad de Educación de Huesca.

martes, 6 de octubre de 2009

PEQUEÑA IMPRESIÓN SOBRE LA INJUSTICIA Y LA SINRAZÓN SOCIAL.

No puedo pensar apenas en otra cosa. En una de esas circunstancias casuales por las que un artículo concreto de una revista aparece frente a los ojos y se deja leer, aprendí que el líquido más caro del mundo es el veneno de un reptil americano cuyo nombre no recuerdo. Cotizaba a un buen puñado de miles de euros el mililitro, lo que se justificaba en su escasez y necesidad como materia prima para elaborar el antídoto. La noticia finalizaba indicando que el precio del veneno hacía insignificantes otras cifras, como los siete mil (sí, 7.000) euros que costaron cada una de las botellas de vino de la boda del príncipe de los españoles.

Estoy empeñado en ser mejor persona cada día, lo cual apunta hacia el comportamiento equilibrado, la bondad hacia los otros seres, no criticar bajo ningún concepto (salvo el propio comportamiento para mejorarlo), etc., pero aún no he llegado a un nivel suficiente de control para hacer frente a disparates tales. Por eso, me concederé una pequeña licencia: pienso que gastar siete mil euros por cada una de las muchas botellas que bebieron ese día es un acto infame, y que esta infamia aumenta y se convierte en inmoral cuando proviene de tal persona, entre cuyos representados hay abundantes que no ganan el dinero de una de esas botellas en un año. Más aún cuando el personaje en cuestión aparece con frecuencia en países donde sus habitantes tienen una vida en condiciones calamitosas y él diserta sobre la cooperacón y la ayuda humanitaria.

Por estas y otras razones pienso que lo más razonable sería ir ahorita mismo a su casa de cuatrocientos y pico millones, sacarlo de las orejas y colgarlo de sus reales testículos en la bandera mayor del reino mientras el dibujante de El Jueves le hace un buen retrato para la portada del mes. Dicho esto, intentaré seguir siendo mejor persona.

martes, 29 de septiembre de 2009

LO QUE UN LUNES A ÚLTIMA HORA UN ESPÍRITU CONFUSO ACIERTA A DECIR MIENTRAS EL PERRO TASTAVÍN DUERME A SUS PIES.

Todo el verano buscándola y fue ella la que me encontró en medio de la noche


Le acabo de contar a mi nuevo hermano madrileño (mira que hay lugares para pasar la vida…) que estos días se ha hecho público el fruto de varios años de investigación en los que científicos australianos han descubierto casi mil nuevas formas de vida. A mí me parece tan maravilloso como sorprendente, y no puedo comprender que esta noticia pase desapercibida en la esquina de un diario, bajo los grandes titulares y fotos de las tramas políticas o los futbolistas de moda.

La semana pasada tuve la fortuna de asistir a las jornadas de formación sobre educación física y discapacidad celebradas en Sabiñanigo. Al margen de las ideas recogidas, especialmente en torno a la integración (ahora, inclusión) de niños discapacitados en escuelas ordinarias, dos aspectos captaron mi atención intensamente. El primero se refiere a Isín, un pequeño pueblo pirenaico que, como tantos, quedó abandonado hace medio siglo. Hace unos años, unas pocas personas presentaron un proyecto a la fundación Benito Ardid que, tras aprobarse, permitió recuperar las ruinas del lugar y convertirlas en un “pueblo” dedicado a la atención y el tiempo libre de personas con discapacidad. Además, la guinda del pastel, existió la sensibilidad de intentar respetar la arquitectura y costumbres del lugar en la mayor medida, e incluso se cuenta con los antiguos habitantes para algunos actos y celebraciones. En segundo lugar, una idea para la reflexión: una ponente de la Universidad de Barcelona defendió que la verdadera inclusión se alcanzaría cuando no existieran escuelas específicas de educación especial y todos los niños con discapacidad estuvieran integrados en la escuela ordinaria junto con el resto de alumnos. Indicó que, por supuesto, con los recursos materiales y humanos necesarios. Pensé en intervenir, pero tuve un poco de vergüenza y me guardé mis dudas. Realmente no sé si estoy de acuerdo. Nunca había pensado en esa idea, pero probablemente estoy más en contra que a favor. Pienso en algunos niños con discapacidades severas, en la atención excelente que reciben en un centro de educación especial, en el ambiente general de alegría con que viven los alumnos en mi centro de educación especial, …, y no tengo claro si estarían mejor integrados en un centro ordinario. En todo caso, contemplo esa situación inviable a medio plazo por la cantidad de recursos que exigiría y, especialmente, por la revolución organizativa de los centros que implicaría. Más aún, por el cambio de mentalidad social necesario. De todos modos, los grandes cambios suelen resultar imprevisibles para los poco visionarios. Aún así, ¿cómo sería la organización de la clase bajo esta percepción?, ¿pasaría el alumno cada curso junto a sus compañeros o repetiría indefinidamente?, ¿compartiría intereses, vida, con sus compañeros?, ¿qué ocurriría cuando llegara el momento de pasar a secundaria?, ¿permanecerían indefinidamente en primaria (donde casi nada es aún importante ni tiene el toque solemne de la secundaria)? Y tantas otras interrogantes.

Las jornadas acabaron con un buen paseo por el paraíso, con la luz hechizante del atardecer, el canto hipnótico del cárabo, la carrera majestuosa y altiva de un enorme ciervo, y la tan buscada víbora que, por fin, se escurrió entre mis manos y me mostró su veneno.

Por cierto, en Ansó quedará una plaza libre. Si alguien se anima, que avise.

lunes, 21 de septiembre de 2009

INOCENTES ATAJOS DEL LENGUAJE Y OTRAS ZARANDAJAS.

Cada uno encuentra la belleza donde puede. ¿Hay algo más bonito que este lagarto?

Hoy trataba un asunto con dos compañeros de trabajo cuando he indicado varias veces seguidas que la realidad de nuestro centro era la de aulas con muchas "sillas". Esta última palabra se utiliza frecuentemente para designar a los niños que van en silla de ruedas. En un momento dado, un compañero me ha interrumpido y me ha indicado que no había muchas "sillas", sino que había muchos "niños con silla". Llevo un rato pensando si lo que estaba empleando era un simple atajo del lenguaje, o si realmente era una muestra de falta de respeto (sin intención, claro) camuflada bajo inocente apariencia de abreviatura hacia el discapacitado que va encima. Sobran ejemplos en los que el lenguaje representa los pasos que aún quedan por dar hacia el respeto y la consideración de estas personas. En todo caso, para evitar la interpretación, intentaré referirme a los niños y no al objeto a partir de este instante.

A partir del jueves se celebran en Sabiñanigo las vigésimo segundas jornadas provinciales de educación física. Este año tratan, curiosamente, sobre discapacidad. Al desarrollarse en una provincia diferente a la de mi centro de trabajo, el departamento no ha permitido mi asistencia. Ni siquiera ha considerado el paupérrimo respaldo curricular y teórico con que cuenta el maestro de EF en educación especial. Ni siquiera ha considerado que soy sentimentalmente oscense. La administración se rige por las normas, y las normas no tienen corazón. Ni sentido común, en algunos casos.

La niña de la alegría es una niña a la que encantaban los acertijos y demás asuntos del ingenio. Hoy me envía una carta en la que me propone una especie de jeroglífico con mensaje cifrado incluido y un enigmático "sé que ahora estás leyendo la carta". Supongo que veo una parte de mí reflejada en los trazos de su bolígrafo, en trayectos de su pensamiento. Me veo frente a ellos hablando de acertijos y ovejas que iban hacia Villavieja, de retratos con personajes insólitos, de osos blancos que no eran necesariamente blancos. Emociones atropelladas.

Por circunstancias varias, esta semana representaré de nuevo el papel de tutor. Aún no sé bien qué haré en nueve horas, pero sé que acabaré la mañana con una sonrisa.

lunes, 14 de septiembre de 2009

MÚSICAS Y TELÉFONOS.


Mientras caminaba en busca de la consulta en la que iban a reorganizar algunos de mis dientes destartalados en acto de servicio, una alegre melodía comenzó a sonar. En unos instantes, un señor me dio un papel donde ponía unas cosas muy interesantes sobre la sed y los modos de mitigarla, con especial mención a su versión espiritual, y, al doblar la esquina, sobre un escenario aparecieron los productores de la melodía, que brincaban sobre una gran pancarta que decía “Zaragoza, Jesucristo te ama”. Me alegré por Zaragoza, siempre está bien que te quieran, e imaginé que a cosas de estas se refiere la gente cuando me dice que en la GranCiudadDesarrollada uno tiene todo lo que necesita. También, a cuarenta kilómetros de la GranCiudadDesarrollada, cuando uno llega de un pequeño pueblo oscuro y silencioso, ya puede sentir su inabarcable mancha luminosa y su crepitar metálico. Fabricar lo que uno necesita hace demasiado ruido.



Quizá debiera contar el privilegio de tres semanas sin dar mi asignatura, pasando por cada clase para conocer a los grupos, a los tutores, los sistemas de comunicación empleados, los modos de acercarme, …, pero no, solamente contaré que la semana pasada tuve la suerte de observar a un niño que llamaba por teléfono a quien había sido su maestro, el cual, después de unos minutos de charla, dijo que había sido uno de los momentos más bonitos de su trayectoria profesional.

jueves, 3 de septiembre de 2009

DE UN RECREO HORROROSO Y UNOS NIÑOS CON LENGUAJE MODERNO Y PENSAMIENTO MEDIEVAL.

Las hadas de Ansó veranean en Vitosha

Tastavín muerde con frenesí en este instante una pelota de goma. De vez en cuando también me muerde los tobillos y los dedos de los pies. A ella le muerde el culo, supongo que por pura inteligencia. Muchos dicen que un perro no puede vivir en la Gran Ciudad Desarrollada. Allí no se puede cagar con tranquilidad por la calle y el olor a perro está muy mal visto. Él, el perro, dice que sí puede, que un tiempo prudente considera posible aguantar; que no le parece la mejor opción, pero que aguanta, y que, en todo caso, no se siente de ese lugar. Dice que es de Mirambel, que pasó por ese pueblo de joven con la bici, le gustó mucho, y se hizo de allí. Él no tiene concurso de traslados, así que está a la expectativa.


Hace dos días salía del lugar donde intentan cambiar mi conducta (ahora se pueden adquirir algunas estupendas) y pasé por el centro donde estudié EGB, BUP, y COU. Qué complejidad de siglas. Como estaba animado y veía la vida con entusiasmo, fruto de la nueva conducta ya adquirida, entré, saludé al director del centro y me asomé al recreo. Qué sensación. Un espacio en el que estuve cada mañana durante dos lustros visto con los ojos de los casi treinta años. Todo estaba igual, pero era diferente. Era un lugar visto con ojos que habían reído y llorado abundantemente desde la anterior mirada, así que todo se mostraba distinto. Observé por primera vez que era un recreo horrendo, feísimo, encementado y rodeado de edificios y tráfico gris. Quizá por culpa de ese recreo ahora debo cambiar mi conducta por otra mejor, más moderna y provechosa.


Otra aventura de esas interesantes para contar en esta cosa sin sentido aparente llamada blog ocurrió el lunes por la tarde. Bajábamos el perro Tastavín y yo a dar una vuelta por el barrio, a olisquear algún trasero y a realizar meditaciones profundas sobre la vida, cuando tres jóvenes de unos doce años pasaban por la puerta del centro en el que trabajo. Creo que ya les dije que en este centro trabajan algunos de los maestros más luminosos de este brazo de la galaxia. El caso es que los jóvenes iban diciendo cosas como “mira, un colegio de subnormales”, “eh, mira, soy mongolo, jojojo”, y otros enunciados similares mientras reían y hacían aspavientos variados. Los mozos tenían un aspecto sano, limpio, iban bien vestidos y hubieran pasado por buena gente si hubieran permanecida callados. Los llamé y les pedí disculpas por haberles escuchado, siempre se ha dicho que escuchar lo de otros está mal, pero que no me parecían muy apropiadas sus palabras, que los niños que allí estudiaban no habían elegido nacer ciegos, sordos, con piernas que no les obedecen o con cerebros que se van apagando poquito a poco, aún manteniendo risas radiantes y hermosas. Que quizá ellos, sanos y fuertes, lo que debían a esos niños era respeto y ayuda en caso necesario, y dar gracias cada instante por no tener ningún problema como ellos. Me miraron muy atentos y bastante incómodos, pensé que quizá había removido algo en sus cabezas, pero pronto vi que se alejaban haciendo chistes similares y riendo. Quedamos, el perro y yo, contrariados. Pensábamos que algunas mentalidades ya se habían extinguido, o que, al menos, ya no se daban en las generaciones de jóvenes criados al amparo de la TV y los videojuegos. Pensamos qué hubieran sentido sus padres si les hubieran visto por un agujerico, si se habrían avergonzado o no. Tastavín, el perro, que cada día reclama más derecho a expresar sus opiniones (incluso quiere abrirse su propio blog), dice que no entiende cómo aún quedan personas jóvenes que viven tan alejadas de lo que significa la integración y son capaces de referirse a las personas discapacitadas con esa falta de consideración tan desmedida, dolorosa, y terriblemente humillante. Dice que será porque no han tenido nunca la suerte de conocer a Natalia, a Santi, a Ainhoa, a Ana, a Enrique, a Jesús, a Alejandro, a Alex, …, y a sus familias maravillosas.


Buen día y hasta el próximo, si aún seguimos por este mundo.

sábado, 29 de agosto de 2009

PIRINEOS.


Después de cuatro años, una vieja revista que habrá pasado por muchas manos ha llegado hasta mí tras laberíntico e intrincado recorrido, conexión rumana incluida, encontrando un lector al que sorprender (en la primera página, la escuela de Ansó) y al que mostrar algunos caminos.


Gracias a su entrevista, he conocido a Eduardo Martínez de Pisón. No en persona, desafortunadamente. Apenas un par de páginas, unas pocas ideas, y ya ha pasado a la enorme lista de las personas con las que sería un privilegio compartir una tarde escuchándoles. Esas personas que, estoy seguro, hacen mejor el mundo. Creo que él me entendería decir que uno es de donde se siente.


Henry Russell, a su vez, aparece unas cuantas páginas antes, así que también nos hemos presentado y, no sé él, yo me he enamorado. Ayer por la tarde, sin tardar, empleé el dinero para las zapatillas, habrá que estirar las viejas, en su libro Recuerdos de un Montañero. Dice que “las cosas verdaderamente sublimes las sentimos pero no las aprendemos y todavía menos las comprendemos”. También sentía extraña atracción por dormir en maravillosas montañas y admirar cada mañana el mejor de los amaneceres.


Quizá entonces en esos sitios verdaderamente sublimes no sea lo apropiado buscar respuestas. Quizá sentirlos ya es la respuesta. Probaré con tu idea, Henry; queda poco tiempo.


lunes, 24 de agosto de 2009

LOS PEQUEÑOS Y SENCILLOS ACONTECIMIENTOS.

Otra mirada. Los maravillosos ojos del joven zorro.

Disculpas, en primer lugar, por la desaparición del blog durante varios días. Ha sido cosa de virus peligrosos y un par de cortocircuitos, pero todo esta en orden; es un decir.

A la vista de la transformación que me han provocado algunas lecturas de los últimos años, me cuestiono si leer es realmente positivo. Muchos quebraderos de cabeza, preocupaciones, problemas, …, han sido causados directamente por lo que tales lecturas han removido allá adentro. Siempre podrá pensarse, supongo, que, al margen de la lectura, cada uno supone un filtro muy particular que genera interpretaciones bien diferentes de cada obra. En cualquier caso, les dejo aquí apuntados dos títulos que me parecen soberbios y que, tengan cuidado, pueden suponerles un auténtico cambio en su pensamiento y en su concepción del mundo y de la vida: La Especie Elegida, de Juan Luis Arsuaga, y La Naturaleza en Peligro, de Miguel Delibes de Castro.

He pasado casi dos semanas saliendo al atardecer a tomar la fresca. Mi abuela me sacaba hace veinte años a tomar la fresca a la replaceta después de tomar las patatas fritas y sopas de ajo que sólo una abuela magnífica sabe hacer. Igual que en el extraño caso del lugareño que descansaba tranquilamente e improductivamente en la playa, tantas y tantas vueltas para acabar encontrando el mayor placer, y el sentido, en los más sencillos acontecimientos.

En ocho días nos reencontraremos con los niños.

jueves, 30 de julio de 2009

¿QUÉ ACONTECIMIENTOS ESTARÁN PREPARADOS PARA OCURRIR?

Un poco de aire y a volar

Hoy he realizado una tarea pendiente con las entradas anteriores. Desde 2005 hasta hoy. Inevitablemente, he leído fragmentos de aquí y allá, y he sentido la vergüenza de siempre al leer lo escrito en el pasado. También he sentido alegría al ver danzar en esas cuatrocientas entradas tantas personas, ideas y palabras, libros, niños, emociones, incertidumbres sobre lo que estaba por venir, e impresiones sobre lo que finalmente llegó.

He acabado pensando qué estaré escribiendo dentro de un mes, de cuatro meses, de un año. Qué palabras saldrán de esta cabeza desde la que se supone estoy escribiendo. Qué nos estará preparando la vida para ofrecernos dentro de un tiempo, cuánto se parecerá a la previsión que tenemos ya hecha, cuántos sustos aguardan su momento, cómo será el escenario en el que seguiremos actuando...; siempre preguntas.

Que pasen buenos días, a la vuelta del viaje les muestro lo que vieron mis ojos.

domingo, 26 de julio de 2009

MODO PREDICADOR ON.

Pajarico de Alboreca

Los libros sobre el budismo fueron grandes descubrimientos personales, pero estropiciaron buena parte de mis posibilidades escritoras. Una de las ideas recogidas en estos libros con la que me comprometí fue la de alejarme de críticas hacia aspectos externos y centrarme en las “críticas personales” y el cambio propio. “Los grandes cambios no surgen de grandes medidas tecnológicas o sociales, sino de pequeños cambios personales”, o algo similar, dicen estas lecturas. Sí, suena demasiado místico, pero el asunto es que supone un gran cambio: en el intento de ponerlo en práctica me estoy dando cuenta del enorme tiempo y esfuerzo invertido cada día en criticar, con mayor o menor acierto y respeto, un sinfín de cuestiones sobre las que realmente no tenemos demasiado poder de acción, por lo que acaba resultando una labor desagradable y, ante todo, estéril. Y mientras miramos hacia esos lugares, dejamos de mirar hacia dentro y de promover los cambios sobre los que sí tenemos absoluta responsabilidad. Sigue sonando demasiado místico. Creo que estoy pareciendo un predicador en un pedestal cualquiera de un parque americano.

A lo que iba: lo que ocurre es que buena parte de lo escrito por aquí tenía que ver con aspectos sociales, pedagógicos, culturales, …, que giraban frecuentemente en torno a la crítica, por lo que ahora me resulta difícil abordar algunos asuntos. Resulta complicado tratar temas con cierta distancia y calma sin que resulten meras descripciones planas.

Al margen de lo anterior, tres cosas:

Hoy, o uno de estos días, se aprueba una ordenanza para regular el uso de las bicicletas en la Granciudaddesarrollada. Lo que me sorprende no son las normas establecidas, más o menos variopintas, sino las opiniones que he leído en muchos foros que tratan el asunto. He encontrado una violencia sorprendente, con gente dispuesta en ambos bandos, peatones y ciclistas, a salir por la calle a “dar garrotazos al que le moleste”, o a “marcar los cinco dedos en la cara al que se acerque demasiado”. Supongo que el carácter anónimo de los mensajes, y la tranquilidad del salón desde el que se escribe propician algunas ideas violentas e inconcebibles que luego no se llevarán a cabo, pero no deja de alucinarme esa falta de civismo, de capacidad para la convivencia. De nuevo otro asunto llevado al terreno competitivo, a la confrontación de dos bandos, al quién ha ganado, peatones o ciclistas.

No es la mejor opción para cambiar el “modo predicador”, pero lo he leído al despertar y es uno de esos enlaces que quiero quede presente, por los tiempos de los tiempos, en el blog: reportaje sobre Vicente Ferrer, el dios indio de los desamparados.

Jaime me regaló Quieto, el libro de Màrius Serra donde describe las experiencias con su hijo paralítico cerebral. Es recomendable para aquellos que estéis interesados en el tema de la discapacidad (o los que queráis asomaros desde una de sus perspectivas), pues aborda un aspecto que me parece especialmente complejo y singular: cómo los padres afrontan, entienden, manejan, el cambio tan grande generado en la vida por un niño que “funciona al quince por ciento de rendimiento”, como expresa el padre. En mi año de “bautismo especial”, estas relaciones entre padres e hijos, las distintas maneras de gestionarlas, han dado lugar a grandes sorpresas, ejemplos magníficos, y abundantes enseñanzas.

Espero contar en el próximo capítulo cómo algunas personas, buenas personas al margen de sus obligaciones oficiales, están ya colaborando y cavilando para fabricar bicis especiales en las que puedan montar, disfrutar, aprender, vivir, niños especiales.

Vaya. Ayer acabé el libro, ahora estaba tecleando las anteriores líneas cuando ha sonado el “pip-pip” de la bandeja de entrada. Encuentro un mensaje de Jaime donde me cuenta que Lluís Serra, el niño protagonista de Quieto, murió ayer. Dejo de teclear.

miércoles, 22 de julio de 2009

LOS PENSAMIENTOS DEL JOVEN MILANO NEGRO.

Tendrá que frecuentar vertederos, comer carroñas, evitar a los zorros, competir con otras rapaces por el territorio, olerá muy mal casi toda su vida, pero vivirá donde su cuerpo le pida, no tendrá que acudir al gestor, y no respirará cada segundo del día cincuenta y cuatro con nueve micrómetros por metro cúbico de partículas en suspensión. Además, es una preciosidad.

jueves, 2 de julio de 2009

INFINITAS RUEDAS EN GIRO PERMANENTE.


El camino discurría entre inabarcables bosques de pinos, abetos, hayas, tejos, y serbales. De vez en cuando aparecían algunas plantas temibles, como la belladona o la dulcámara (familiares de tomates, patatas, y tabaco), y otras magníficas, como las diversas orquídeas, el hipérico, o el martagón. Escarabajos, arañas, mariposas y el resto de seres diminutos cumplían un día más el contrato con sus respectivas plantas y ofrecían tesoros a los que sabían mirar con la suficiente paciencia y el necesario conocimiento. Los pájaros realizaban sus asuntos y envolvían el bosque de melodías ininterrumpidas: el tamborileo de los picapinos, el silbido agudo del agateador, y los cantos de los pinzones, currucas y otros seres de los aires. El joven camachuelo, con unas pocas semanas en este mundo, comía fresas silvestres felizmente. Por encima, los aviones y vencejos dibujaban sus alargados trazos blancos y negros, mientras, controlándolo todo y tocando el cielo con los extremos de sus alas, águilas reales y buitres escrutaban el valle arrastrados por las corrientes de aire. El mismo viento de casi todos los días, en el aire la fragancia por la que suspirarían en Grasse, y paredes calizas infinitas propias una escala de gigantes por donde se descolgaban larguísimos hilos de agua que se abrazaban en el fondo del valle. Un ciclo que rueda cada día. Estemos o no. Vivamos o no.

En otra parte, en el lugar moderno y encementado que crece y crece (la Gran Ciudad Desarrollada), el curso escolar ha concluido. Junio ha sido un mes de gran aprendizaje y mucho trabajo. No sé aún qué pensar: revolotean experiencias memorables y emocionantes junto a otros aspectos en los que he fallado estrepitosa y dolorosamente. La imagen de lo que ha supuesto la escuela este año se resume en treinta o cuarenta personas que se juntan el último día para despedir el curso y que son sorprendidas con la proyección de un audiovisual en el que se muestran muchas de las imágenes de los momentos más especiales vividos en nueve meses con los niños. Algunas lágrimas y la sensación de la fortuna que supone compartir trabajo, esfuerzo, e ilusiones con personas tan excepcionales. Un curso inolvidable, en todo caso.

Ya hace tres años que acabé tristísimo mi curso en Ansó, dos que finalicé aliviado el primer año en Peñarroya, y uno que concluí confundido el segundo año en Peñarroya de Tastavíns. Ahora ha terminado el cuarto año como aprendiz de maestro. Seguiré buscando los abetos, las hayas, y durmiendo todos los días que pueda bajo las estrellas. El tiempo corre demasiado. Buen Verano.

jueves, 18 de junio de 2009

NOCTAMBULISMOS.

Es Tastavín, el perro que apareció en la carretera para salvar a sus hermanos y decidió quedarse.

La semana pasada quedé con dos niños de la escuela para hacer una excursión a los Galachos de Juslibol. Pasamos la tarde juntos, y la excursión permitió pasear con el pequeño Tastavín, tirar piedras para hacer “la rana” en los lagos, jugar con palos, merendar bajo la sombra de un álamo, y todas esos asuntos tan serios que un niño debería poder hacer cada día. Durante las tardes de las dos últimas semanas he preparado las reuniones de evaluación de cada aula. Al reflexionar, pienso en los niños, pero especialmente en mi trabajo, en mi intervención, y llego a la conclusión de que no sé hacer casi nada, que lo conseguido tiene siempre más relación con la maduración del niño, con el hecho de conocernos mejor (aquí el mérito es simplemente para el tiempo y su implacable avance), o con otros factores. Me doy cuenta que lo que hago bien es estar con los niños, pasear y jugar con ellos, acompañarles al Galacho de Juslibol y hacer que vuelvan contentos a sus casas, contarles historias, …, compartir fragmentos de la vida, en definitiva. Y no sé si esto es importante o no, si forma parte de mi trabajo, pero definitivamente es lo que mejor sé hacer. Para realizarlo a diario necesito un pueblo.

Haber adquirido algunos recursos me está permitiendo acabar el curso en buena forma, y necesitar menos las vacaciones de verano que lo que necesité las de navidad o semana santa. De forma sobresaliente y excepcional, conocer mejor a los maestros y resto de profesionales con los que comparto escuela está significando un hecho de riqueza infinita. Mi experiencia previa se resume en tres años, lo cual puede resultar exiguo, pero creo poder afirmar que difícilmente volveré a estar en otro centro donde todos y cada uno de los maestros sean ejemplos de dedicación y amor por su trabajo como aquí ocurre. Y (activar negrita, mayúsculas y lucecitas de colores) donde, cuando hay que tomar una decisión, lo natural resulta considerar a toda costa las opciones de mayor beneficio para los niños. El esfuerzo necesario para conseguirlo, lo oficial, lo burocrático, etc., irán después.

Siento por primera vez el placer de reuniones de evaluación de varias horas en las que se analizan desde mil ángulos cada uno de los detalles que rodean a cada niño, de tutores que escuchan con interés sobre unos tipos de educación física que trabajan en algo llamado praxiología motriz, e incluso indican que sería muy positivo poder escuchar a alguno de ellos en la escuela. El placer de un trabajo difícil donde cada segundo está invertido en aportar beneficios a los alumnos. Lamentablemente, está ciento sesenta kilómetros al sur del lugar donde debería estar.

Hoy los niños me han hecho sentir feliz nada más entrar a la escuela, me han dado esas muestras de cariño que hacen de este trabajo una experiencia conectada de manera tan especial con la vida y con las emociones. Por la noche me han llamado dos niñas de Peñarroya para felicitarme y decirme que se acordaban de mí. Espero verlas pronto.

Hace poco leí sobre un pueblo aborigen que se sorprendía absolutamente al conocer la costumbre civilizada de celebrar los cumpleaños, cuyo único mérito recae en el paso del tiempo (dos veces ya nombrado el paso del tiempo…). Al contrario, cuando uno de sus miembros sentía que era mejor en algún sentido, que había perfeccionado alguna capacidad de su persona (más sensible con los demás, mejor cazador, mejor recolector, más útil para el grupo en algún aspecto, etc.), lo comunicaba al grupo y celebraban una gran fiesta. Y con esta idea me despido, pues me parece maravillosa.

Sigo con la desconcertante aula seis.

sábado, 13 de junio de 2009

DE CUANDO UNO SALE DEL TRABAJO SINTIÉNDOSE AFORTUNADO POR LO COMPARTIDO.

Con los últimos suspiros de energía del día, puedo teclear que ha sido una semana memorable en la escuela. Aquellos que sean maestros sabrán el valor de esta afirmación cuando ésta era la semana de reuniones de evaluación, entre otras tareas. Cuando me jubile, si tengo la suerte de ello (cada día vivido como si fuera el último...), recordaré este tiempo como aquel en que tuve la fortuna de compartir trabajo con muchos de los mejores y más involucrados maestros con los que se cruzó mi camino.

Maestros hasta los huesos que lloran la ausencia de un alumno el curso próximo. La suerte de un trabajo en el que todo el mundo hace horas extras a cambio de nada (material, se entiende) por auténtico amor a la profesión, a los niños.

Cuando duerma un poco me explico mejor.

jueves, 11 de junio de 2009

DOS FOTOS MAJAS Y SIGO CON LA TAREA.

Junio es el mes de las ojeras, incluso una vez convertido en marciano (y en ansotano). Por eso, las ausencias escritoras son inevitables (ojalá que sólo fueran escritoras, pues hace semanas que varios libros cogen polvo en la mesilla). Me disculparé con estas dos fotos, que es de lo más bonito y difícil que tengo por ahora: un joven mochuelo, y un gorrioncito molinero (o de canalera, como le llaman en algunos lugares).



sábado, 6 de junio de 2009

BOCCIA.


Hace ya casi siete días que no escribo. Seis cachorrillos dan bastante trabajo, y maravillosos momentos al atardecer, y el final de curso supone siempre una carga de trabajo mayor.

En un artículo anterior quedó propuesto hacer una mejor descripción del deporte de boccia, tarea que ahora me propongo.

En primer lugar, como cada vez que hablo de educación especial, ha de considerarse mi corta experiencia de tan sólo un año, que implica un gran desconocimiento.

Ya he señalado alguna vez que uno de los hechos más impactantes durante los primeros días de curso fue la inactividad del recreo. Los niños apenas juegan, apenas se mueven, apenas comparten actividades, frente a un centro de educación ordinaria donde precisamente ese momento representa una manifestación de vida en plena ebullición. Por esta razón, y por otras como las limitaciones de movimiento de muchos alumnos, es magnífica la existencia de una actividad adaptada a sus posibilidades.

Sin entrar en detalles técnicos, la boccia es un juego muy similar a la petanca. Los jugadores van acompañados de un asistente que se encarga de traducir en movimiento sus decisiones Este asistente es mero ejecutor, nunca ve la situación de las bolas, pues está de espaldas a ellas, y sólo puede mirar a su jugador, sin posibilidad de enviarle mensaje alguno. Incluso el jugador es el único que se puede comunicar con el árbitro (mediante tableros de comunicación, pantallas digitales, etc.). Cada jugador cuenta con una canaleta en la que se introduce la bola. Por medio de movimientos de la mano, de los ojos, expresiones faciales, expresiones orales, …, va comunicando a su asistente la dirección y la inclinación que desea en la canaleta, de forma que la bola que el jugador sujeta (con la mano o con un artilugio colocado en la cabeza) quede cerca de la “bola-diana” una vez lanzada. Existen unos turnos, distintas mangas, distintas modalidades, que establecen las condiciones oficiales del deporte.


Como ya apunté, y además de las dos razones señaladas en líneas anteriores, lo que contemplo como auténticamente maravilloso, la clave del asunto, radica en la autonomía e independencia del jugador durante el juego. La primera enseñanza que recogí del ejemplar centro en el que trabajo fue que la comunicación y la autonomía eran dos pilares básicos de la educación en nuestra escuela (idea extensible a cualquier centro de educación especial, y probablemente de educación ordinaria). Y es así porque los niños continuamente encuentran barreras que exigen una mediación externa (la propia discapacidad, configuraciones del mobiliario urbano, prejuicios sociales, etc.). Esta falta de autonomía supone un gran problema en el desarrollo personal, en la formación de la imagen corporal, de la autoconciencia, de la autoestima, …; por eso, una actividad donde el participante tiene el control, puede establecer claras relaciones causa-efecto en base a su actuación, puede entrenarse y observar las consecuencias, o, finalmente, sabe que el aplauso recibido no tiene que ver con la buena voluntad del que aplaude, sino con su mérito real, y por eso sonríe y se emociona, es tan importante.

Unos alumnos de un centro educativo y su terapeuta acudieron a nuestra escuela para enseñarnos a jugar y ayudarnos a poner en marcha la idea. Ellos utilizan el deporte como tal, pero también como medio, mediante adaptaciones, para trabajar multitud de aspectos pedagógicos: secuenciación, clasificación, turnos, habilidades sociales, aspectos comunicativos, etc. Una vez más, y son muchas este año, una gran lección y unas personas estupendas que hemos conocido y que nos han mostrado parte de gran trabajo que realizan.

domingo, 31 de mayo de 2009

SEIS PERROS Y UN GURRIÓN.

El miércoles pedaleaba cerca de la Gran Ciudad Desarrollada cuando, a lo lejos, observé un animal. Un poco gordo para ser un gato, poco estilizado y torpe en sus movimientos. Unos segundos más tarde estaba junto a él. Era Tastavín, un cachorrillo perruno abandonado que deambulaba por la cuneta con miedo y desorientación. Paré y entonces observé otras cinco cabezas que asomaban entre los matojos de los campos circundantes.

Tastavín vino en bici hasta casa, haciendo quince kilómetros metido en el maillot con la cabeza asomando por el cuello. Sus hermanos vinieron en coche después. Y por los pelos, pues un zorro estuvo a punto de cumplir con el principio natural según el cual los más débiles sirven de sustento para los más fuertes.

Ahora los cachorros buscan dueño, y rápido, porque la vida de seis (ahora ya cuatro) cachorros en una exigua galería de la Gran Ciudad Desarrollada no es fácil.

Consideración perruna primera: los niños de la escuela disfrutaron infinitamente cuando el jueves bajé a los seis cachorros al recreo. Las muestras de sorpresa, cariño, cuidados, caricias, alegría, se sucedieron ininterrumpidamente. Por otra parte, la de la inconsciencia, o la de creerme aún en la escuela rural. Seis cachorros no desparasitados, de procedencia desconocida, …, junto a niños de salud delicada en algunos casos, alérgicos en otros…; un pequeño tirón de orejas, una enfermera preocupada, y un rato muy feliz.

Consideración perruna segunda: para un humano silvestre raramente puede encontrarse un placer mayor que dar un buen paseo por un monte solitario, pleno de observaciones interesantes, junto a seis preciosos cachorros que te observan como uno más de la manada. Acabar la ruta, tumbarte en el suelo a su lado y dejar que llegue la noche con la vista perdida en el cielo.

Consideración perruna tercera: no entiendo la falta de escrúpulos de los que abandonan seis cachorros en un campo, o de los que, para quedarse finalmente uno, matan a golpes a los otros cachorros de una camada. Tener un poco de cuidado, o una sencilla esterilización, o tomarte unas ligeras molestias en regalarlos no cuesta nada. Lo contrario sólo es eso, ser un desgraciado sin escrúpulos. Por cierto, para los defensores del ciclo natural, de que el zorro hubiera dado buena cuenta de ellos para alimentar a sus crías, de que eso es lo propio en la naturaleza…yo digo que el ser humano no es un espectador de esa naturaleza que debe mirar y no tocar, contemplar el espectáculo cual emperador romano; sólo es una insignificante pieza más que interviene en ella. Y si hay un tipo que tiene tragaderas para llevarlos en coche a un campo y abandonarlos, bien puede haber otro que tenga ganas de recogerlos e intentar ayudarles a vivir. Y ambos forman parte del ciclo natural, igual que el zorro. ¿No?.

Si hay amantes de la muerte, personas que disfrutan quitando la vida a otros seres, bien podrán tener su contrapunto en los que disfrutan de lo contrario: admirar y conocer la vida. Y, quizá algún día, comprenderla.

Añadido final: si Pablo se levanta del banco y dice que va a coger un gorrión, pues eso, se levanta y se encuentra a los cinco segundos con el primer pollo desvalido que intentaremos ayudar este año. Y por eso paro ya, porque he de darle su ración de mosquitos, que no para de piar.

martes, 26 de mayo de 2009

IDEAS DE AQUÍ Y ALLÍ TRAS EL COSCORRÓN.

Mamá y papá pato sobre el Ebro.

Coscorrón es una palabra maravillosa (plena de sonoridad y de sentido; de hecho, creo que sería significativa aún sin significado) que, además, forma parte del vocabulario gestado en etapas infantiles de la vida, entre juegos, carreras, moraduras y bocadillos de queso con tomate. Hoy he evocado esta palabra y me ha recordado la importancia de la seguridad en determinadas prácticas de educación física. Afortunadamente, en el propio cuerpo. Desafortunadamente, en los tiempos modernos al coscorrón se le llama traumatismo craneoencefálico leve. Coscorrón gordo, al fin y al cabo.

Hace unos días pensaba en mis años de estudios universitarios, en sesudas clasificaciones y organizaciones conceptuales, en hondas reflexiones, en decenas de trabajos y cientos de hojas llenas de letras y letras que intentaban abarcar y delimitar el hecho pedagógico. Y pensaba todo esto durante los casi cuarenta y cinco minutos de sesión piscinera en los que me dediqué a dar infinitas vueltas a la misma con un niño en brazos mientras le daba besos en la oreja para que se calmara y relajara mínimamente.

Paréntesis. La pasada semana visitó Zaragoza José María Aznar. Me hubiera gustado anunciarlo en el blog, e incluso acudir a la presentación de su libro con firma de ejemplares incluida. Para verle la cara, a ver si es de verdad. Para observar también los alegres rostros de quienes entregaban sus libros dispuestos a recibir su firma.

Y también la animada semana pasada, acudieron a la escuela unos alumnos de otro centro Zaragozano que, junto a su terapeuta, nos enseñaron a jugar a boccia, deporte similar a la petanca adaptado a las personas con graves limitaciones de movimiento. Resultó impactante e impresionante observar a los participantes jugar y tomar absolutamente todas las decisiones relativas al juego. Y verles sonreír satisfechos cuando comprobaban que el aplauso recibido no era gratuito, sino que se debía a una acción que auténticamente habían desarrollado ellos, lo cual constituye un pequeño tesoro en el universo de la educación especial. Escribiré sobre este asunto con mayor detalle.

Y despedida con los libros: la biblioteca escolar comienza a tomar forma. Con ideas prestadas de unos y otros se va poniendo en marcha un espacio que acaba de nacer, donde no hay apenas ni muebles, y que en poco tiempo ha de convertirse en un lugar de referencia en el colegio, en un pequeño rincón que genere importantes recursos pedagógicos para cada una de las, tan diferentes, aulas.

jueves, 14 de mayo de 2009

MODELAR LA MIRADA.

Entrenando la percepción: perspectiva del saltamontes (afortunadamente, parece ajena a la estrepitosa ciudad y sus avances).

En todos los aspectos de la vida los comportamientos y concepciones en torno a algo concreto se van modelando conforme se conoce y se interactúa con ello. Si, además, el objeto de consideración es profundamente especial, ese modelado que se produce en las percepciones es aún más sorprendente.

Comencé el curso desorientado, cada alumno me sorprendía e incluso asustaba, no sabía nada de sus vidas, de sus maneras de entender, de expresar, de sus modos de mirar y de sentir, no sabía de un sistema de trabajo que exigía grandes dosis de cooperación e ilusión, no sabía…

Ahora, cuando observo algunos avances notorios en algunos grupos o niños, me planteo si realmente es un avance, o simplemente he aprendido a mirar, a interpretar sonrisas, detalles, pequeños movimientos o intenciones que meses atrás me resultaban inaccesibles y desapercibidos.

Hemos conseguido alcanzar algunas situaciones de buena conexión entre alumno y maestro que echaba íntimamente de menos, pero por caminos diferentes. Hemos alcanzado el mismo punto que otros años, hemos sentido cosas parecidas, aún sin existir comunicación oral, estando la motricidad alterada, o los sentidos limitados.

Y jugando con la vida, con el trabajo, con lo interior o lo exterior, jugando…, confirmo que la normalidad no existe, que es una mentira, un pacto que aceptamos cada mañana, pero que se diluye cada instante.

Nota: he aprendido las pautas básicas de supervivencia que ya me permiten robar un pedazo de felicidad, pero aún no sé nada.

lunes, 11 de mayo de 2009

LA VIDA SE INICIA Y SE REPITE.

Coro a cuatro voces. Dulces y negras voces.

Paridera en ruinas, un viejo aparador de madera carcomida, palos y despojos variados, la primera casa de los pollos rockeros de chova piquirroja: en poco más de quince días los pollos han pasado de no existir, a ser un huevo, y a ser unos alborotadores jovenzuelos únicamente ocupados en exprimir la capacidad de los padres para proporcionar comida. Ahora ya volarán por amplías estepas soltando sus metálicos graznidos. Quiaaa, quiaaa, quiaaa; salir al campo recuerda a cada instante el milagro de la vida.

Desde esta dirección se accede al blog de la escuela de educación especial Jean Piaget de Zaragoza. Aquí los zagales, de momento los más mayores, van contando algunas peripecias de sus vidas. Quizá puedan echar un vistazo y conocer este nuevo pedazo de escritura que refleja la vida, o ese pequeño pedazo de vida que es la escritura, qué sé yo.

Hace tres días salieron los listados de los tribunales para la oposición de maestro de primaria en Aragón. Hace dos años prometí solemnemente preferir la cárcel, o varios meses sin sueldo y/o empleo en su defecto, a volver a semejante situación. Sentía curiosidad por comprobar si sería capaz de mantener el sagrado juramento, pero no ha habido lugar. Tendré que esperar otros dos años para poner a prueba mis principios.

Ahora comenzaré con los mapas del tesoro. Siempre del lado de los piratas, claro. Y si son africanos, mejor.

domingo, 10 de mayo de 2009

SUEÑOS EXTRAÑAMENTE ERÓTICOS.

El dorado atardecer del alcaraván, el sisón, y el mochuelo.

Hace unas noches, en esos instantes en los que el sueño se apodera de la conciencia (puede que sean el equivalente onírico de mi preciada luz mágica del atardecer), pero ésta aún mantiene un ápice de claridad, me levanté sobresaltado con un par de ideas que llegaban confusas y apresuradas. Corriendo encendí la luz, busqué en la mesilla lápiz y la libreta de apuntar la vida y, tras tirar varios despertadores y cacharros, transcribí fielmente lo pensado. Después pedí perdón por el ruido, la luz, y lo tirado.

Llevaba un tiempo leyendo sobre las erróneos conceptos astronómicos a lo largo de la historia como consecuencia de falsas percepciones (por ejemplo, concebir plana La Tierra, o considerar que es el Sol quien gira). Es un asunto muy interesante, recurrente en la filosofía, puesto que nos enfrenta a la ambigüedad siempre presente en nuestras percepciones, tanto individuales como colectivas. El asunto es que esa noche, de repente, me arrancó de mis ensoñaciones la posible analogía entre lo anterior y la percepción de nuestra conciencia. Acabé concluyendo que difícilmente podemos analizar la conciencia desde nuestra propia conciencia (de otro modo es imposible, ¿no?), y que probablemente la concepción que tenemos de ella no distará mucho de la que tenían los antiguos de los conceptos astronómicos descritos. ¿Cómo juzgar la veracidad de nuestra conciencia si no hemos tenido jamás experiencia de otra cosa distinta a ella, sea lo que sea ella?. Lo que realmente me sorprende es que sabiendo tan poco de nosotros, de qué somos, de por qué somos, …, nos lancemos cada día a ese torbellino de actividades, de prisas, de nervios, de alcanzar metas que sólo nos llevan a otras metas.

También apunté un par de cosas de la muerte y la vida, pero apenas entiendo qué quise expresar.

En fin, Pablo, estudia bien el examen. Quizá dentro de unos años te despiertes igualmente sobresaltado y comprendas el por qué de Zaratustra, de Hegel, o del imperativo categórico. O quizá no, y duermas plácidamente.

sábado, 2 de mayo de 2009

JAVIER ORTIZ.


Recuerdo con una sonrisa la memorable escena de Amanece, que no es poco en la que el médico alaba la actitud del recién muerto diciendo algo así como “qué irse…, qué morir, nunca había visto una muerte de tal belleza, tan magnífica…”. También recuerdo la idea recurrente del Libro Tibetano de la vida y de la muerte que explica la importancia de preparar adecuadamente la muerte para que este vital (¿?) y trascendente instante sea vivido es un estado de conciencia claro, con sosiego y entereza.

Conocí a Javier Ortiz a través del magnífico blog Cuaderno de Campo. Desde entonces he leído habitualmente sus columnas periodísticas y he seguido sus pensamientos en su web y sus blog El dedo en la llaga y Apuntes del natural. Me encantaban sus análisis. Y su biografía.

Hace unos días murió, pero el día anterior dejó escrito su obituario. Lo he leído y me resulta increíble, por lo escrito y por la acción que significa. Lo coloco a continuación, pues me parece una joya que deseo quede presente aquí:

Javier Ortiz, columnista

Falleció ayer de parada cardio-respiratoria el escritor y periodista Javier Ortiz. Es algo que él mismo, autor de estas líneas, sabía muy bien que sucedería, y que por eso pudo pronosticar, porque no hay nada más inevitable que morir de parada cardio-respiratoria. Si sigues respirando y el corazón te late, no te dan por muerto.

Así que en ésas estamos (bueno, él ya no). Javier Ortiz fue el sexto hijo de una maestra de Irún, María Estévez Sáez, y de un gestor administrativo madrileño, José María Ortiz Crouselles. Sus abuelos fueron, respectivamente, un señor de Granada con aspecto de policía -lo que tal vez se justifique considerando el hecho de que era policía-, una señora muy agradable y culta con allure y apellido del Rosellón, un honrado y discreto carabinero orensano con habilidades de pendolista y una viuda de Haro casada en segundas nupcias con el recién mencionado, Javier Estévez Cartelle, del que se derivó el nombre de pila de nuestro recién difunto. Si algún interés tienen todos estos antecedentes, cosa que dista de estar clara, es el de demostrar que, en contra de lo que suele pretenderse, el cruce de razas no mejora el producto. (Obsérvese qué gran variedad de procedencias se puso en juego para acabar fabricando a un vasco calvo y bajito.)

La infancia de Javier Ortiz transcurrió en San Sebastián, ciudad que le venía muy a mano, porque nació allí. Se dedicó básicamente a mirar lo que había por sus cercanías, en particular el pecho de las señoras -ahora que ya está muerto podemos descubrir ese inocente secreto suyo-, y a estudiar cosas tan peregrinas como las ciudades costeras del Perú, de las que no logró olvidarse hasta su postrer respiro. Los jesuitas trataron de encauzarlo por el buen camino, pero él descubrió muy pronto que era comunista. Eso malogró del todo su carrera religiosa, ya de por sí poco prometedora, sobre todo desde que notó con desagrado el interés que algunos sacerdotes ponían en sus partes pudendas.

Su primer trabajo como escribidor, aparecido en una página del periódico del colegio, fue, curiosamente, una necrológica, con lo que cabría decir que su carrera como periodista ha resultado capicúa, singular circunstancia de la que muy pocos podrían presumir, aún en el improbable caso de que lo pretendieran.

A los 15 años, hastiado de las injusticias humanas -algunas de las cuales seguían teniendo como referencia obsesiva los pechos femeninos-, decidió hacerse marxista-leninista. Los años siguientes tuvo que emplearlos en averiguar qué era eso que acababa de hacerse, a lo que contribuyeron decisivamente algunos esforzados miembros de la Policía política franquista.

A partir de lo cual, se dedicó con gran entusiasmo a cultivar el noble género del panfleto. Sin parar. A diario. Año tras año. Fue cambiando de punto de residencia, no siempre por voluntad propia -ahí merecen especial mención sus estancias carcelarias y su exilio, primero en Burdeos, luego en París-, pero jamás varió su inquebrantable afán de agitador político, que él pretendía haber adquirido, por absurdo que parezca -y sea, de hecho-, en la lectura de Los documentos póstumos del Club Pickwick, de don Carlos Dickens, y de las Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Padarox, de don Pío Baroja.

Burdeos, París, Barcelona, Madrid, Bilbao, Aigües, Santander… Recorrió incontables sitios y holló innúmeros parajes sin parar de escribir, erre que erre. Zutik!, Servir al Pueblo, Saida, Liberación -y Mar, y Mediterranean Magazine- y El Mundo, y una docena de libros, y varias radios, y algunas televisiones… Por escribir, incluso escribió para otros y otras, ejerciendo de negro en momentos de particular penuria. También lo hizo a veces por amistad.

Movido por la lectura del Selecciones de Reader’s Digest y otras publicaciones estadounidenses tan aficionadas a ese género de operaciones, un día decidió calcular cuántos kilómetros cubrirían sus escritos, en el caso de colocarlos todos en una sola larguísima línea de cuerpo 12. El resultado de la estimación fue concluyente: ocuparían la tira.

En materia de amores (de la que sería injusto decir que careciera de alguna experiencia), también fue capicúa. Decía que las mejores mujeres, las más cariñosas y las más nobles con las que compartió sus días (sin desdeñar dogmáticamente a ninguna otra), le resultaron la primera y la última. Aunque la favorita le apareciera por medio: su hija Ane.

Y todo para acabar con algo tan vulgar como la muerte. Por parada cardio-respiratoria, como queda dicho. En fin, otro puesto de trabajo disponible. Algo es algo.
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Javier Ortiz, escritor y columnista, nació en Donostia-San Sebastián el 24 de enero de 1948 y murió ayer en Aigües (Alicante), tras dejar escrito el presente obituario.