“Fue uno de tantos jóvenes que buscan una manera de reaccionar contra una sociedad uniformadora. Cultivó la diferencia entre él y sus semejantes excavando un vacío cultural. No quiso la fama vulgar de una buena persona”.
Feliz consuelo. Nos acabamos de conocer y creo que resultará una amistad arrebatadora. Las Flores del Mal nos unirán para siempre:
“Mi juventud tan sólo fue una negra tormenta,
Cruzada aquí y allá por soles luminosos;
Tal estrago en mí han hecho los rayos y la lluvia,
que en mi jardín ya quedan muy pocos frutos rojos.
Y heme que ya el otoño toqué de las ideas,
Y es menester usar la pala y los rastrillos
para igualar de nuevo las tierras inundadas,
donde el agua ha cavado grandes hoyos cual tumbas.
¿Encontrarán las nuevas flores con las que sueño,
en este suelo igual que una playa empapado,
el alimento místico que ha de darles vigor?
- ¡Oh dolor! ¡Oh dolor! ¡Come el Tiempo a la vida,
y el oscuro Enemigo que el corazón nos roe
se fortifica y crece robándonos la sangre!”
La magnífica edición de Cátedra me permite también disfrutar de la versión original, en el francés que desconozco absolutamente, pero que es a través del cual surgen y escapan de mi cabeza algunos sueños y fantasías. Y varios colores y aromas. Con él se escribe parte de mi vida con Ella, el idioma del rojo Café Aragón, en Pau.
Las campanas de Peñarroya marcaron el pulso de mi vida durante dos años. Ahora el corazón busca desorientado un nuevo guía para sus latidos. Hoy me pareció acercarme, pero no, sonaban huecos y lejanos. Más adelante, la melodía de su violín me llevó hasta pensamientos sobre inexplicables recovecos, curvas infinitas, caminos sin aparente destino, que algunos recorren manteniendo siempre un gesto de dignidad y humildad en el rostro. Lecciones de vida.
Feliz consuelo. Nos acabamos de conocer y creo que resultará una amistad arrebatadora. Las Flores del Mal nos unirán para siempre:
“Mi juventud tan sólo fue una negra tormenta,
Cruzada aquí y allá por soles luminosos;
Tal estrago en mí han hecho los rayos y la lluvia,
que en mi jardín ya quedan muy pocos frutos rojos.
Y heme que ya el otoño toqué de las ideas,
Y es menester usar la pala y los rastrillos
para igualar de nuevo las tierras inundadas,
donde el agua ha cavado grandes hoyos cual tumbas.
¿Encontrarán las nuevas flores con las que sueño,
en este suelo igual que una playa empapado,
el alimento místico que ha de darles vigor?
- ¡Oh dolor! ¡Oh dolor! ¡Come el Tiempo a la vida,
y el oscuro Enemigo que el corazón nos roe
se fortifica y crece robándonos la sangre!”
La magnífica edición de Cátedra me permite también disfrutar de la versión original, en el francés que desconozco absolutamente, pero que es a través del cual surgen y escapan de mi cabeza algunos sueños y fantasías. Y varios colores y aromas. Con él se escribe parte de mi vida con Ella, el idioma del rojo Café Aragón, en Pau.
Las campanas de Peñarroya marcaron el pulso de mi vida durante dos años. Ahora el corazón busca desorientado un nuevo guía para sus latidos. Hoy me pareció acercarme, pero no, sonaban huecos y lejanos. Más adelante, la melodía de su violín me llevó hasta pensamientos sobre inexplicables recovecos, curvas infinitas, caminos sin aparente destino, que algunos recorren manteniendo siempre un gesto de dignidad y humildad en el rostro. Lecciones de vida.