Tener conciencia ambiental hoy en día, independientemente de su grado o intensidad, es uno de los mayores males sufribles. Supone un continuo sufrir, lamentar, enfadar, protestar; un lamento prolongado y agotador, sin esperanza.
Dejar minuciosa constancia en el blog de estas preocupaciones supondría dedicación exclusiva, así que, resignado, me conformo con citar de vez en cuando algunas especialmente sonadas y dolorosas. Sin ánimo de mucho: al menos, como en otros casos, de no aportar otra actitud indiferente y despreocupada.
Aquí pueden observar algunos lamentos frente al proyecto de construcción de un teleférico en Sierra Nevada. No hace falta concretar demasiado: desmontes infames en zonas protegidas, urbanizaciones imposibles, euros a unos pocos bolsillos, etc.
Aquí encontramos un pueblecito de ciento cuarenta habitantes donde se pretende construir ocho mil viviendas, tres campos golf (¿tendrá algo que ver golf con golfo?), etc, etc, etc. Entre otros pequeños obstaculillos, el proyecto se incluye en una de las zonas forestales más ricas de Ávila, en la comarca de la Moraña, con especies tan emblemáticas y en situación delicadísima como el águila imperial. Aunque a ésta ya se le ha caído el nido del árbol los últimos años. Será que no sabe hacerlo; seguro que no tiene que ver con…; por otra parte, por ahí aparece el eterno enfrentamiento de personas que defienden estas actuaciones por el futuro del pueblo, que critican a los otros por hablar desde la comodidad urbana, etc. Me parece que la solución a esta discusión tan extendida en los pueblos que poseen cierta riqueza medioambiental se encuentra en un plano al que actualmente resulta imposible acceder, tan alejado de lo generalmente esgrimido, defendido o criticado, que ni lo nombro. Estamos tan alejados de esa isla que ya ni se intuye en el horizonte.
Y finalmente, una reseña sobre el dragado del Ebro, que marcha viento en popa. Igual el estamento europeo tiene una sensibilidad diferente al zaragozano o aragonés.
Como ya he dado a entender muchas veces, leo la revista Muy Interesante desde hace muchos años. Como la hemos utilizado en la escuela durante estos últimos tres cursos, tanto la versión adulta como la junior, pensé hacer unas fotos con los alumnos, escribir un breve relato, y enviarlo para la sección El Lector del Mes, calificativo con el que hemos sido elegidos para el número 316 del mes de septiembre. Quizá el mayor honor sea acariciar con nuestra foto la pagina contigua en la que aparecen las luminosas palabras de Antonio Muñoz Molina. Así que si quieren ver una clase sonriente, preocupada por conocer el mundo, y contenta por los descubrimientos que cada día se producen, cuesta tres eurillos y está en su quiosco. Para nosotros será una feliz manera de reencontrarnos.
Dejar minuciosa constancia en el blog de estas preocupaciones supondría dedicación exclusiva, así que, resignado, me conformo con citar de vez en cuando algunas especialmente sonadas y dolorosas. Sin ánimo de mucho: al menos, como en otros casos, de no aportar otra actitud indiferente y despreocupada.
Aquí pueden observar algunos lamentos frente al proyecto de construcción de un teleférico en Sierra Nevada. No hace falta concretar demasiado: desmontes infames en zonas protegidas, urbanizaciones imposibles, euros a unos pocos bolsillos, etc.
Aquí encontramos un pueblecito de ciento cuarenta habitantes donde se pretende construir ocho mil viviendas, tres campos golf (¿tendrá algo que ver golf con golfo?), etc, etc, etc. Entre otros pequeños obstaculillos, el proyecto se incluye en una de las zonas forestales más ricas de Ávila, en la comarca de la Moraña, con especies tan emblemáticas y en situación delicadísima como el águila imperial. Aunque a ésta ya se le ha caído el nido del árbol los últimos años. Será que no sabe hacerlo; seguro que no tiene que ver con…; por otra parte, por ahí aparece el eterno enfrentamiento de personas que defienden estas actuaciones por el futuro del pueblo, que critican a los otros por hablar desde la comodidad urbana, etc. Me parece que la solución a esta discusión tan extendida en los pueblos que poseen cierta riqueza medioambiental se encuentra en un plano al que actualmente resulta imposible acceder, tan alejado de lo generalmente esgrimido, defendido o criticado, que ni lo nombro. Estamos tan alejados de esa isla que ya ni se intuye en el horizonte.
Y finalmente, una reseña sobre el dragado del Ebro, que marcha viento en popa. Igual el estamento europeo tiene una sensibilidad diferente al zaragozano o aragonés.
Como ya he dado a entender muchas veces, leo la revista Muy Interesante desde hace muchos años. Como la hemos utilizado en la escuela durante estos últimos tres cursos, tanto la versión adulta como la junior, pensé hacer unas fotos con los alumnos, escribir un breve relato, y enviarlo para la sección El Lector del Mes, calificativo con el que hemos sido elegidos para el número 316 del mes de septiembre. Quizá el mayor honor sea acariciar con nuestra foto la pagina contigua en la que aparecen las luminosas palabras de Antonio Muñoz Molina. Así que si quieren ver una clase sonriente, preocupada por conocer el mundo, y contenta por los descubrimientos que cada día se producen, cuesta tres eurillos y está en su quiosco. Para nosotros será una feliz manera de reencontrarnos.