viernes, 2 de julio de 2010

GRACIAS, COMPAÑEROS.

Instantes creadores de armonía


Zaragoza amanece en frenética actividad humana. Dos personajes extraños y confundidos con la vida y la conciencia de la existencia contemplan perplejos los cortahierbas en pleno paraje natural protegido y los martillos perforadores agujereando el suelo recién hormigonado en busca de quién sabe qué objetos o respuestas. Quizá tanto movimiento sólo responda a eso, a una búsqueda inconsciente de respuestas.


El curso ya ha finalizado, y con él una experiencia increíble. Los mejores compañeros de trabajo que tendré nunca me despidieron de una forma que estoy seguro no merezco. Buena parte de lo que soy ya les pertenece, puesto que ellos me lo han regalado con ejemplos constantes de trabajo, inteligencia y sensibilidad.


Ahora me despido durante unos días, pues voy a seguir maravillándome con este planeta tan extraño en el que aparentemente vivimos.


Que tengan un feliz comienzo de verano.