Esta semana, en conocimiento del medio, contaba con los tablets de tercer ciclo para abordar el tema del entorno político. Estaba organizado el préstamo con el tutor de este ciclo, y tenía muchas ideas en mi cabeza para llevar a cabo. Hoy la ley me ha dado un nuevo estacazo señalándome que no, que la normativa indica que estos ordenadores son de uso exclusivo para 5º y 6º, y que es preferible estén sin utilizar varias horas a la semana a que otros niños de la escuela puedan beneficiarse de su uso. Ya me da la risa, es la ley de siempre de evitar el desgaste de los materiales, evitar su uso para que no se rompan o estropeen. Supongo que a los que hacen estas leyes les importa un huevo que mi escáner esté roto tras su uso intensivo en las escuelas en las que he trabajado, o que cada día podamos actualizar el blog, utilizar el cañón, bucear en el amplísimo océano de internet, porque cada día acudo con mi portátil a la escuela y lo pongo al servicio de lo que sea necesario. Los que hacen estas leyes supongo se preocupan de sus cuentas económicas, su respeto a la normativa y los protocolos, y finalmente guardan pocas energías para ocuparse de las necesidades de una clase.
Con el mismo espíritu bondadoso que Santa Teresa de Jesús, tras varias peticiones infructuosas, hace unas semanas nos enviaron desde el Servicio Provincial de Teruel un ordenador que respondía a mi demanda de un equipo con unas características dignas para trabajar: puerto inalámbrico para poder navegar (la instalación telefónica no llega a mi clase), procesador de textos, editor de presentaciones, memoria para manejar contenidos multimedia, etc. Vamos, un ordenador normal y corriente. Llegó un equipo con un disco duro de cuatro gigas, con Windows 98, y que no reconoce un pendrive, ni buena parte de los CD´s que le introducimos. Y evidentemente me dan ganas de coger el libro fabuloso de texto, tema 5, página 45, hacemos el ejercicio 1, el 2, el 3, y el 4 (y pueden imaginar: “une con una flechica las palabras de las columnas; subraya las palabras que empiecen por m; etc.), porque a mi se me van las ilusiones con tantas zancadillas, obstáculos, y trabas.
Y mientras en éstas andamos, un sentimiento me preocupa últimamente: y es que me da la sensación de haber envejecido este curso diez o quince años profesionales. Pelear frente a contratiempos variados no me había pasado excesiva factura nunca, pero estos meses la fatiga se acumula de un modo veloz, y peor: pierdo ilusión en cada revuelta del camino y no sé exactamente si envejezco prematuramente, lo avatares son especialmente pesados, o las provisiones del zurrón eran más cortas de lo previsto.
Aún guardo fuerzas para doscientos años, pero temo tener que dar clase en la tercera centena de vida y no tener fuerzas para luchar contra los que no piensan en la escuela.
¿Alguien sabe qué demonios es una Maxi Amazona Ante?.