jueves, 20 de abril de 2006

Estos días ando estudiando cuestiones sobre Aragón: su organización, estructura, servicios, historia, puesto que será lo que trataremos en el tercer trimestre en Conocimiento del Medio. De nuevo me encuentro ante un tema del que no tengo, a priori, el conocimiento que debería.

Andar estudiando ese tema y, de repente, adentrarse una tarde a 40 kilómetros por hora (sin motor) en un lugar donde se lee un aviso que indica “Cuna del Reino de Aragón”, con los Pirineos nevados a un lado, la impresionante construcción bajo la roca al otro, el olor del bosque, el silencio de todas las cosas ausentes, …, evidentemente es un lujo y un privilegio. En ese momento he encontrado un gran argumento a la pregunta de esta mañana de Andrea, referida a por qué razón me gusta tanto hacer ejercicio. Supongo que todo el mundo que pudiera vivir algunos momentos como el anterior, y tantos otros, no tendría otro remedio que acabar disfrutando del asunto. Esto tiene mucho que ver con mi manera de entender la Educación Física.

Hoy en el claustro se han realizado algunas exposiciones de maestros dentro de un programa de intercambio de experiencias que estamos llevando a cabo. Y no con todas exposiciones, lógicamente, pero si después de escuchar algunos proyectos ejecutados, maneras de trabajar, etc., vuelvo a recordar lo importante que es caer al lado de buenos profesionales, y lo que pierdo al tener que caminar estos primeros pasos medio solo.

El tercer trimestre es decididamente feo. No acabo de encontrar buenas vibraciones. Quizá pida el cambio y me reserve para el siguiente partido.