lunes, 4 de diciembre de 2006

COMBUSTIBLES FÓSILES Y LIBROS EMPRENDEDORES.

Uno no puede escribir sin gasolina. Sí, se comienza con ganas, con ilusión de plasmar varias ideas, pero luego llega lo inevitable: el dedo comienza a atascarse, las frases salen a tirones, y las ideas, tras varios sustos, deciden pararse. Y vuelves a arrancar, pero ya sabes que te deberán empujar. Quizá llame al departamento de Educación y pida unos bidones. Sólo para emergencias. Seguro que lo comprenden.

Corrió el rumor de que en esta clase leemos muchas revistas y libros, que los llevamos a casa, que los escaneamos, y que hacemos incluso zumo con ellos. Cuidado con el de la Muy Junior de este mes, que sale amargo.

Tras consultarnos, los niños de las otras clases se mostraron interesados en poder leer nuestros libros, poder llevarlos a casa también, e incluso poder llegar a saborearlos, si se dejaban cocinar.

No presté demasiada atención al asunto, pero, para gran sorpresa, el viernes a las 16:50, tenía una fila en la entrada de la clase con más de veinte niños esperando para elegir su lectura del fin de semana. Gran ilusión, pero también cierta confusión al comprobar lo fácil que resulta incitar a algunas cosas y lo poco que se hace en muchas ocasiones.

Los niños conservan casi intacta (algunas veces…) su capacidad de sorpresa, sus ganas de conocer el mundo, de descubrir bonitas fotos, magníficos paisajes, impresionantes animales, trepidantes aventuras, por lo que, a veces, resulta tan fácil como decir “oye, por qué no miráis esos libros y revistas, que seguro os gustarán y os los podremos dejar una temporada”.

Niños que aún no me han escuchado en clase durante dos meses, han cogido distintas lecturas con unas ganas sorprendentes.

También queda la pena de no contar con una instalación adecuada donde se pudiera aplicar un esfuerzo organizado y con mejores resultados. Lo llaman biblioteca. Ahora convertidas, tantas, en lugares donde los niños se inician en www.minijuegos.com y otros juegos en red, con un griterío escandaloso, ajenos muchas veces a los tesoros que se esconden tan cerca. Libros.

Comenzamos a preparar nuestra obra para el festival de navidad. Nada desearía menos que un periodista molestase, otra vez, al Presidente del Gobierno, o que los obispos tuvieran que hacer otro alegato sobre el desastre laico-escolar, o que la Confederación Española de Padres Exaltados (CEPE) me exigiera responder ante mi falta de compromiso educativo. Con lo majicos que están los chicos con el disfraz. Menuda responsabilidad tenemos.