sábado, 22 de noviembre de 2014

EL GRAN PARQUE TEMÁTICO MEDIEVAL.



Los cambios en la fabricación y en los hábitos de los usuarios en torno al pan, la alta cocina, los políticos y la gestión del desarrollo curricular en las escuelas son cuatro de las principales evidencias que manejan los antropólogos, tertulianos y sacerdotes para constatar el seguro cataclismo de la civilización actual y la inminente llegada del apocalipsis más oscuro que la gama cromática permite imaginar.

Bien conocen los dioses de la escritura que no atravieso mi período más fructífero; por esto debo agradecer la aparición en prensa de imágenes como las superiores (no se asuste el observador novato, es excepcional y suelo adornar el blog con imágenes tendentes a la belleza y la armonía), que indican que la Edad Media está ahí cerquita, a la vuelta de la esquina, a un puñado de generaciones de camino. No concibo sonrisa más odiosa que aquella que surge del sufrimiento ajeno... y si el sufrimiento es la propia muerte... me resulta incomprensible. Si además aderezamos con dinero, corrupción, soberbia y poder paleto... ¡Es España, bienvenidos!

De forma recurrente, pienso y escribo sobre el complicado papel del maestro que se pone frente a los adultos del futuro y que observa, a la vez, una sociedad donde no tendrán demasiado fácil tener una vida feliz y digna. Al mismo tiempo, las secciones de educación pertinentes nos acribillan con normativas y desarrollos que no merecen estar ni en un vertedero. Por una parte, por alojarse en un lugar distinto al real. Por otra parte, por estar redactados con prisa y exigiendo mayor velocidad aún en su desarrollo (¡con razón, pues su vigencia suele ser equiparable a la vida de un insecto!; es fácil imaginar el resultado final). En tercer lugar, por estar cada vez más cerca de un modelo bien lejano respecto del humanismo, de la autonomía personal e independencia, del espíritu crítico, de la libertad de pensamiento en los alumnos. Hace unas semanas leía a un maestro en Heraldo Escolar criticar a los docentes que en clase simplemente se limitan a seguir el libro de texto... cuando su obligación y la riqueza de su oficio, señalaba, se referían a dominar y aplicar con escrupulosa precisión los referentes curriculares que la administración establece (escribía sobre los estándares de evaluación, elemento que los genios pedagógicos de la "objetivización del proceso educativo" establecen como la piedra angular de la educación actual). Me sorprendió este señor tan convencido del asunto. Me ocurre que hablo cada semana con compañeros de distintos centros educativos que viven con rabia, resignación y frustración las sucesivas imposiciones administrativas, siempre sentidas como elementos que no aportan absolutamente nada en lo importante... ¡AQUELLO QUE FINALMENTE APORTAMOS A LOS NIÑOS!

Sobre los pobres ciervos con la lengua envuelta en sangre, los constructores que juegan a soldados y beben gintónics, la doble vida escolar... sobre estos asuntos daba vueltas en esta tarde de sábado cuando he cruzado con esta entrevista sobre un colectivo, ¡este sí!, realmente inspirador y modelador de prácticas docentes auténticas. Doy fe de ello con un nuevo "gracias, Mariano".