Hoy publica Heraldo que el ayuntamiento de Benasque ha comprado un antiguo palacio a una constructora. A cambio permiten a esta constructora, entre otras cosas, edificar en el entorno de Benasque 200 viviendas donde las leyes permitían construir 70. El palacio albergará dos museos: uno sobre Benasque y otro sobre el Pirineo. Quizá les de tiempo a hacer algún panel donde expliquen cómo están acabando tanto con una cosa como con la otra. 1 de cada 20 casas del Pirineo aragonés están habitadas de manera estable. Tengo curiosidad por saber en qué punto de la proporción parará esto: quizá al llegar a 1 de cada 100. Entonces podrán llamarlo Pirineo D'or. O pueblos pirenaicos fantasma.
Ya comenté lo de "...la historia, para los historiadores", del pedagógico pensador Mariano Rajoy. Leo en el Mundo de Sofía una cita de Goethe que puede servir: "El que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive al día". Ahí debe vivir don Mariano, en la oscuridad.
Un par de ideas más de este libro.
El autor diferencia entre juicios descriptivos (hoy hace sol) y juicios normativos (tengo que ser mejor persona). Afirma que para cualquier filósofo concluir con un juicio normativo partiendo de uno descriptivo es un disparate, algo bárbaro e impensable. También dice que hoy en día es la moneda más frecuente en el discurso polítivo: partir de oraciones "es" para llegar a oraciones "debe". No pongo ejemplos, el que quiera que les ponga imágenes propias.
Otra idea que me fascina tiene que ver con qué explicación da al mundo y a la existencia cada corriente filosófica. Y esto condiciona y determina asuntos como la libertad de las personas, su comportamientos, o sus metas en la vida. Por eso me parece tan importante pensar en esto con la escuela, y sus maestros, en en trasfondo de todo ello.
En relación a esto último, una idea que me dejó tutubeante unos minutos es de Spinoza. Se refiere a pensar en la inmensidad de los tiempos (unos 30.000 millones de años de antigüedad de la tierra) y del espacio. Una vez que podamos pensar en unas magnitudes de esta envergadura, nos imaginamos nuestra fugaz vida dentro de ese espacio y ese tiempo, y quizá comprendamos mejor nuestro sitio e importancia en todo ese proceso. Algo así como escalar unos kilómetros y observar de forma panorámica toda la historia y todo el espacio (sub specie aeternitatis: bajo el ángulo de la eternidad). Este señor decía que en poder conseguir esta auténtica visión panorámica del mundo y de la vida desde ese ángulo tan especial radicaba gran parte de la felicidad del hombre. Quizá por eso a algunos nos guste subir montañas.