lunes, 28 de febrero de 2011

UN TIPO DESGRACIADO DE TERCERAS O CUARTAS IMPRESIONES.

Perro y señorita de verde miran hacia el horizonte en un gran día azul


Era el primer día y las miradas corrían huidizas de unos a otros tratando de exprimir las primeras impresiones. La belleza y la fealdad, los gestos, la voz, cada paso, la ropa y los complementos, eran diseccionados para alcanzar las primeras sensaciones sobre las personas con las que iban a compartir un tiempo significativo de sus vidas. “Ese tipo es muy extraño, es demasiado serio y, además, lleva pantalones de pinzas”, dijeron algunos. Ese pobre desgraciado no tenía demasiada fortuna con las primeras impresiones. Al contrario se manejaba muy bien con las segundas. Más aún, podría decirse que era una tipo de terceras y cuartas impresiones.

En clase, hace unos días, trataba de ilustrar con un ejemplo que algunos sentimientos son estables y no dependen de acontecimientos puntuales: “el amor hacia tu padre o tu madre, por ejemplo. ¿Depende de un enfado que les dejes de querer?” La niña de mirada penetrante me dijo que ella no discutía nunca con sus padres y, por tanto, ese ejemplo no le resultaba demasiado útil. Cambié el ejemplo y seguimos con nuestras cosas, pero su respuesta se quedó esperando en alguna parte para después hacerme reconsiderarla. Ciertamente, la relación de esta niña con su familia es excepcional. De igual modo que la de sus hermanos. Todos son niños alegres, curiosos, muy inteligentes. Un caso no es la regla general, igual es justamente la excepción, pero quizá muestre algunos elementos interesantes: amor y cariño, tiempo dedicado, libros, cercanía, juego, libertad, confianza, viajes, amistades interesantes, responsabilidad, … ¿muestran estas palabras un camino hacia un destino concreto o son comunes a caminos muy diferentes? ¿se puede aplicar a la escuela este pensamiento sugerido?

Sigue nevando. La perrita que cada noche se acerca a casa no repara en la poesía ni en la melancolía de la nieve al caer. Simplemente frío y hambre. Ahora les desearé buenas noches y buena semana y le acercaré un poco de comida.

martes, 22 de febrero de 2011

UN MUY MAL DÍA DE ESCUELA Y CINCO O SEIS SILENCIOS.

El perro Tastavín medita en la niebla, pero sigue sin comprendernos

Trabajar en educación especial y en el colegio especial Jean Piaget aporta numerosos beneficios. Hoy quiero hablarles de uno de ellos: allí todo parece más necesario, más urgente, más importante, por lo que el trabajo cotidiano se impregna de estas características y acaba concretándose en, por ejemplo, las actitudes cuando el maestro trabaja en clase con sus alumnos. En ese momento los alumnos son sagrados, la atención del maestro está enfocada al mil por mil en ellos y no se acepta ninguna distracción, ninguna palabra o acción que no tenga que ver con los niños y su trabajo. Este es un gran aprendizaje.

Por otra parte, pero sigo hablando de lo mismo, está el chiste de la embarcación española que pierde frente a la japonesa (en la primera rema una persona y le ayudan diez asesores y en la segunda hay diez remeros supervisados por un responsable) y que se enfrasca en auditorías, asesorías, …, para buscar la solución óptima. Cada año pierden por más tiempo y finalmente despiden al único remero por incompetente y vago. La educación española perdió en el último informe PISA frente a otras embarcaciones por una buena distancia. En ese momento, la gente lista del ámbito educativo nacional supongo que dio un respingo en la silla de su despacho y empezó a discurrir qué hacer para que no nos vuelvan a ganar. Así, comienzan a pedir evaluaciones, auditorías externas, nombrar muchos responsables y muchos subresponsables, ajenos a que fundamentalmente el asunto consiste en remar. En torno a mayo se realizarán en las escuelas aragonesas unos informes de diagnóstico en cuarto de primaria y en segundo de ESO en torno a distintas áreas. Esa evaluación se acompaña de una recogida monstruosa de datos sobre el entorno sociocultural. Para empezar, supongo que ya habrá unas cuantas decenas de funcionarios esperando los miles de datos que tendrán que filtrar, mirar del derecho y del revés y finalmente, utilizar para algo. De entrada, ante un problema nacional serio, generar muchos papeles ya da cierta sensación de importancia y de estar interviniendo con gravedad.

Mientras todos esos papeles nacen, se reproducen, y mueren sin pena ni gloria, el sistema no tiene filtro capaz de detectar y eliminar al maestro que deja a sus alumnos solos para limpiar mientras su bici o al que pasa cinco meses sin hacer absolutamente nada de lo que su trabajo exige.

No sé si les había avisado que este era otro post con intención catártica, pues hoy ha sido un día rematadamente feo en el que, entre unos que no tienen demasiadas ganas de hacer su trabajo y otros que no conocen cuál es el mío, la faena en la escuela ha estado seriamente dificultada.

Y como el tono enfadado y resentido de hoy ya no tiene remedio, finalizaré con una convocatoria de relumbrón: Campeonato de España esquí&golf. Aquí cerquita. En estas montañas de dios. Qué más se puede pedir a la vida.

Que tengan buen día.

miércoles, 16 de febrero de 2011

GOLPES Y OTROS DOLORES.

Casi todo lo bueno e importante estaba inventado hace tiempo. Sentarse, mirar, hablar, callar. Poco más.

Desconozco si esta noticia ha trascendido en los hogares españoles que disfrutan del servicio de una televisión. Dice que la Junta de Castilla y León ha incluido en su catálogo sobre la fauna autonómica a la marsopa y al cachalote, dos cetáceos marinos. Estos catálogos de fauna establecen los distintos niveles de protección de cada especie y son la base para posteriores actuaciones, como declaraciones de impacto ambiental, programas de ayuda a especies concretas, etc. Imaginando el rigor con el que se ha hecho un documento tan importante, da miedo pensar en el resto de la gestión ambiental. La inmunidad de las conductas administrativas negligentes invita a pensar un buen rato. Greguri Luri cuestionaba hace unas cuantas páginas la inexistente evaluación y control del profesorado, y las calamidades de allí derivadas.

Hace dos días mi voz se empezó a quebrar cuando realizaba una actividad laboral cotidiana con cierta carga emotiva. Me sorprendí al percibir cómo aumentaban por sorpresa la respiración, las pulsaciones, y todos esos parámetros fisiológicos que los que entienden engloban en la llamada “respuesta simpática” (del sistema nervioso simpático, se entiende) Como estaba ligeramente prevenido, pude percibir pausadamente esas sensaciones desbocadas, y posteriormente analizarlas con calma. Quizá, concluí finalmente, sea una suerte poder vivir con intensidad inusitada momentos cotidianos. Considerémoslo así, la fortuna de que muchos momentos vividos hayan sido intensamente vividos.

Hoy me contaba una persona muy querida sobre la última situación terrible que había vivido en su trabajo y que le ponía de nuevo frente a una persona grave y desesperadamente enferma. Estas situaciones siempre obligan a pensar un tiempo hasta que la mente, gracias a la suerte de la buena salud, se despista con cualquier pequeñez. Tengo la sincera y nítida sensación de que vivir sólo consiste en prepararte para morir; para, llegado el caso, volver la vista y, teniendo las vidas tan cómodas y afortunadas que tenemos, poder decir “bien, he aprovechado todo lo que he sido capaz este asunto milagroso del vivir”. Y así, morir tranquilamente. En ese momento, ¿de qué nos acordaremos? ¿nos arrepentiremos de haber sacado medio cuerpo por la ventana sobre el infinito vacío en busca de dos o tres ilusiones? E incluso: ¿de haber saltado a ese mismo vacío para defender una causa digna? Seguro que no. Bienvenidos los golpes.

jueves, 10 de febrero de 2011

DOS O TRES COSAS ESCOLARES UN JUEVES ANTES DE DORMIR.

Las montañas y Orión

Les nombré hace unas semanas un libro de Gregori Luri, La escuela contra el mundo, que me había desestabilizado dos o tres de las tres o cuatro ideas que creía tener medio claras acerca de mi trabajo en la escuela. Hace poco escuchaba de un curso para docentes sobre cómo intervenir en el proceso de duelo de los niños tras la muerte de sus familiares. Otro curso trataba sobre mediación (¿ya se hacía mediación antes de que esta palabra se pusiera de moda?). Los títulos y los temas tan dispares ofrecidos en los cursos de formación para docentes darían para un escrito bien divertido. Hoy un familiar me manda un vídeo donde un señor inglés maldice la educación mundial por ahogar y eliminar la creatividad y el arte con el que todo niño viene al mundo,…, y así podría seguir un buen rato. Ya saben que es un tema recurrente tratar la escuela como el origen de muchos males, como el lugar donde otros tantos problemas han de solucionarse, y, por otra parte, para mayor curiosidad, socialmente la educación no está especialmente valorada (observen el prestigio de los estudios de magisterio en nuestras universidades). En principio, estos temas no me preocupan demasiado, pero, finalmente, la realidad es que contribuyen a crear una atmósfera de confusión en la que no sabes si acudir cada mañana a la escuela con una simple tiza, con una bandera arcoiris, o con un conjunto de artilugios variados con navaja suiza de cincuenta aplicaciones incluida.

La anterior introducción no tiene valor alguno, y simplemente ha servido para dar pie a contarles que hoy, esta semana incluso, ha sido uno de esos días en los que los alumnos están especialmente conectados y sientes que estás llegando a lugares afortunadamente alejados de las zarandajas mediáticas y polémicas. En una clase con bonitas vistas, en un pueblo al que hipnóticamente tuve que volver, con un grupo de diez alumnos con los que compartes el treinta y tres por ciento del tiempo que cada día pasas despierto, de repente, se forma silencio espectral y los rostros reflejan atención absoluta en lo que estás contando (mientras sientes que es un momento solemne y debes hacerlo muy bien)

Uno de estos momentos Nestcafé (copyright de la expresión para el maestro al que me refiero en el siguiente párrafo) es la lectura que esta semana mantiene las mentes bien despiertas y nuestros nervios en tensión. Supongo que me jubilaré leyendo cada curso Palabras de Caramelo y los otros libros de Gonzalo Mouré.

Por otra parte, algunas iniciativas emprendidas hace tiempo comienzan a cuajar y a dar sus frutos en cada área: chicos participando en talleres de escritura voluntariamente, chicos descargando Stellarium en sus casas y comprobando dónde encontrar a Orión la próxima semana, otros mejorando notablemente en parcelas en las que mostraban dificultades, etc. Y es sorprendente que algunos maestros son tan buenos que hacen que otros, en momentos puntuales, parezcamos buenos con el único mérito real de copiarles y seguir la huella que afanosamente abrieron.

Para acabar con los momentos Nescafé de esta semana, una de las experiencias más bonitas, y es que hoy hemos mantenido en clase una videoconferencia con una de las aulas de la escuela Jean Piaget. Desde el comienzo de curso mantenemos una pequeña colaboración donde nuestro papel inicial consiste en fabricar algunos juegos y herramientas que puedan ser de utilidad a niños con discapacidad motriz. Esta colaboración da pie a intercambio de cartas y otras propuestas como la realizada esta mañana. Así, mis alumnos han podido saludar y conocer en persona a tipos tan excepcionales como Eduardo, Ana, Alba, Aimara o Abel. Al acabar han surgido muchas preguntas y, de nuevo, he intentado estar a la altura de las circunstancias y transmitir todo el conocimiento y la sensibilidad que el tema exige, aunque he sentido grandes dudas sobre cómo abordar algunas cuestiones. Me quedo pensando. Que tengan buen viernes.

viernes, 4 de febrero de 2011

NO HAY MÁS. EL UNIVERSO ES HUECO.

Había escrito unas líneas sobre el título de marqués otorgado por el rey al selecionador nacional de fútbol, o sobre cómo voy a traer un hijo a este país en semejantes circunstancias y algunas ideas relacionadas, pero finalmente he borrado todo. En el cielo veo ahora un cielo radiante. Confiemos en eso. Que tengan buen fin de semana.

miércoles, 2 de febrero de 2011

CABEZAS DIVERSAS E ÍNTIMOS IMPULSOS.

El impulso

Estaba cortando leña y dando gracias, claro está, a las desdichadas hayas que habían sido cortadas para que el próximo invierno mi bienestar occidental no se resienta con temperaturas inferiores a la estrecha franja térmica en la que nos sentimos felices. El perro Tastavín se reía, pues a él le da igual dormir pegado a la estufa chamuscándose los pelos que revolcarse en la nieve el día de mayor frío. “Infelices humanos”, indicaba algunas veces. En otras ocasiones observaba el horizonte y realizaba las reflexiones que tanto aprecia sobre el sentido de la vida de los perros, mucho más claras y prácticas que en nuestro confuso caso humano. De tal forma estábamos cuando han llegado los señores de color caqui con sus escopetas y sus cosas para, entre voces, tirarnos a unos metros las vísceras del último animal al que han tenido la gran fortuna de matar. No hemos podido evitar acercarnos a contemplar los intestinos, el corazón humeante, el hígado, los riñones, …, y pensar que todo aquel conjunto orgánico estaba funcionando hacía unos minutos. Hacía unos minutos aquello tenía vida. Qué puedo decir. Ya saben que no consigo comprender, por grande que haga el esfuerzo, la afición consistente en matar. Es tan inconmensurable y desbordante la circunstancia de estar vivo, que me resulta inadmisiblemente irracional tal ligereza para acabar con la vida. Uno de los señores de caqui se ha acercado para husmear en nuestras actividades y el perro Tastavín, que había ladrado cinco veces en diecinueve meses, le ha echado sin contemplaciones con unos cuantos ladridos contundentes. Ya ven que es un perro prodigioso y refinadamente inteligente.

Les diré también, como contrapunto y para mostrar esa pasmosa heterogeneidad en los contenidos mentales de unos y de otros a la que me refería el último día, que el sábado conocimos Villarrochel. Allí, María José tiene ocupado su tiempo en cuidar y dar la mejor vida posible a unas cuantas decenas de perros, gatos, loros, y muchas otras especies que, en casi todos los casos, los humanos compraron un día que se permitieron un capricho y que después, los caprichos cansan, abandonaron a su suerte. Estos caprichos son el motor de un rentabilísimo comercio ilegal o legal pero inmoral de especies, son también una de las causas más notables de la extinción de las especies autóctonas, y en algunos casos también el origen de distintos accidentes. Como les decía, en Villarrochel se percibe nítidamente respeto y amor profundo por la vida y los que la poseen.

Para acabar, una pequeña confesión. Igual que al borde de un precipicio se siente un íntimo impulso de saltar (espero que lo sientan ustedes también) hace unos pocos días tuve el íntimo impulso de caminar por la superficie de un lago helado y llegar hasta el centro. En algunos pasos el hielo crepitó y distintas grietas se fueron abriendo de forma radial desde mi titubeante pie. Quizá faltó poco para caer al interior y acabar congelado en unos pocos segundos. ¿Qué debemos hacer con los impulsos irrefrenables que nos acercan al borde del precipicio o al centro del lago helado?

Que tengan buen final de semana. Si miran mañana el cielo podrán disfrutar de miles de estrellas y de la segunda luna nueva del año.