Tras mucho desorden, atascos, y otros obstáculos escolares, acabar de partir veintiocho cartas y varias fotos en sendos sobres hacia Las Palmas de Gran Canaria y hacia Argentina. La escuela que puede y sabe mirar fuera del edificio es aquella en la que creo.
Los aviones comunes nos han regalado otra foto para recordar: una bandada inmensa posada a dos metros de las ventanas cogiendo fuerzas y organizándose para emprender su viaje, en este caso hacia África.