viernes, 11 de abril de 2008

PASEANDO POR LAS ESTRELLAS.

En primera instancia pediré disculpas públicas a mi hermano virtual, ahora que ni telefónica nos asiste: unos virus muy malos me han tenido ocupado.

Una frase que leí hace unos días no sé dónde: “lo ideal de un sistema educativo serí­a que además de estudiar, pudiéramos aprender”. Me parece estupenda.

El estudio del Universo nos conecta sin remedio con las grandes preguntas. La grandeza de sus cifras, hallazgos, evidencias, nos sitúan en una minúscula y ridícula situación y, lo más importante en relación a sus implicaciones escolares (y en todas las demás): creo que son los mejores ingredientes para fabricar caras de estupefacción, caras de “ohhhhh, madre mía”. Además, si este tema es ofrecido de primera mano por un científico de primerísima fila, que además posee el magnífico don de la capacidad divulgativa, imaginen el resultado. Carl Sagan, claro (La Diversidad de la Ciencia; Cosmos; Un Punto Azul Pálido; etc.). Por eso el tema está gustando tanto en clase, y varios niños ya tienen claro que dedicarán su vida a la astronomía. Algunas de nuestras sorpresas:

- En nuestra galaxia, la Vía Láctea, hay unos cuatrocientos mil millones (400.000.000.000) de estrellas, siendo nuestro Sol una (1) de ellas.
- En el Universo se estima la existencia de más galaxias que estrellas hay en nuestra galaxia. Ya hicimos el cálculo: aproximadamente, más de ciento sesenta mil trillones (160.000.000.000.000.000.000.000) de estrellas.
- El Universo tiene una edad de unos catorce mil millones (14.000.000.000) de años (algunos estudios actuales lo consideran un poco más joven).
- A su vez, la edad de nuestro planeta es de unos cuatro mil quinientos millones (4.500.000.000) de años.
- Hace unos cuatro mil millones (4.000.000.000) de años que comenzó la vida en la Tierra. ¿Imaginan esos quinientos millones (500.000.000) de años en los que no existía la vida sobre la Tierra?.
- Unos seis mil millones (6.000.000.000) de años le quedan a nuestro Sol antes de agotar su combustible, convertirse en una gigante roja, y engullir a Mercurio, Venus, y probablemente la Tierra (hemos considerado no preocuparnos, dadas las escasas probabilidades de seguir por aquí).
- Si en la habitación en la que ahora están entrara su padre, a continuación su abuelo, inmediatamente después su bisabuelo, y así sucesivamente, ¡en dos semanas entraría a la sala su primer antepasado cuadrúpedo!.

Y así hasta el infinito. Un placer para el pensamiento, para encontrar nuestra verdadera medida, y de paso disfrutar del milagro, que no es religioso: el de estar aquí en medio de todo este jaleo.

¿Da para pensar un rato?

Y la semana próxima volveremos a salir al encuentro de la luna. Quedaremos una tarde, Pablo nos prestará su telescopio pajarero, e intentaremos que este año nuestro satélite no escape y nos permita admirar sus hipnóticos cráteres. Por cierto, el maravilloso señor Sagan afirma que “mirar al cielo produce la más intensa sensación posible de sentido cósmico”. Eso intentaremos.

Buen viaje galáctico.