lunes, 8 de septiembre de 2008

DE CANCIONES, BLOG (S), Y PRIMEROS DÍAS.

Esta dedicatoria se la dedico a Jaime (para que le duela la conciencia)


Mi antiguo amigo Jaime actúa temporalmente como autor intelectual del blog. Acabamos de compartir telefónicamente unos párrafos de la Canción "Hay una Cruz en el Saso". Esta canción me la recomendó el sábado un tipo en una boda señalando algo así como "con las ideas tan extrañas que parece tienes en la cabeza, seguro que esta canción te gustará":

Hay una cruz en El Saso
donde los mastines aúllan soledad,
donde cada noche enciendo el fuego pa' cenar
migas, uva y vino por los que se han ido.
Yo maldigo la ciudad.
"Padre, que el pueblo ya no es pa' vivir,
venga con nosotros a Madrid..."
Así me hablan mis hijos pero yo me quedo,
y aquí he de morir.

Hace poco leí en el estupendo blog de un Profesor en la Secundaria sobre el día de inicio de curso en que conoció a su compañero de departamento de lengua. Resultó que ambos compartían la afición de escribir en un blog sobre asuntos literarios y escolares, lo que supuso una magnífica manera para ambos de comenzar su trabajo compartido. Me llamó la atención esa percepción positiva del blog. Este profesor lo considera como una gran herramienta y como una evidencia de una inquietud y un interés de los docentes hacia su trabajo. Algo bueno, en definitiva. Qué mejor tarjeta de presentación de su compañero que un buen blog, decía. Y me llamó la atención porque frecuentemente oigo voces de compañeros que se extrañan porque alguien escriba sobre sus cosas y la escuela, no lo entienden, y lo consideran como una especie de chismorreo electrónico. En este caso, y asi lo hemos hecho muchas veces, el blog se convierte en algo clandestino, que ha de esconderse, y que ha de permanecer semi oculto.

Hoy ha sido el primer día en la escuela con los niños. Soy tutor del aula de los niños con mayor autonomía. Son niños que pueden trabajar elementos curriculares ordinarios, y que presentan un elevado grado de autonomía, comunicación, motricidad, etc. Con ellos estaré siete horas a la semana. Otras dieciséis horas dedicaré a las dos horas semanales de EF de cada una de las ocho aulas. Una de piscina y otra ordinaria.

Este mes, como ejemplo del gran ambiente de sentido común que reina en el centro, sólo estoy con mi clase, y las horas de EF las dedicaré a estar con la tutora de cada grupo conociendo a los alumnos y el trabajo que hacen en el aula. Ya he aprendido que en educación especial conocer a los alumnos tiene un sentido muy profundo.

Hoy he estado en la primera de las clases con la tutora. Y ha sido difícil. Simplemente el estar. Me he dado cuenta que los pocos esfuerzos que haya podido hacer estos años en mi trabajo son una auténtica birria comparados con la labor, el entusiasmo, y la dedicación que se ha de invertir aquí cada minuto.