jueves, 23 de septiembre de 2010

DANZA TINTINEANTE.

Lagartija grande atareada con sus moscas



Supongo que habrá personas que buscan la paz y la comodidad y, cuando la consiguen, sonríen y continúan su vida plácida. Otras, sin embargo, parecen buscar agitación y turbulencias y, al conseguirlas, ponen cara de circunstancias y se preguntan quién demonios ha organizado ese lío. Estas últimas disfrutan de una honda e incesante marea de sentimientos y emociones cada instante del día, hasta el punto de alcanzar un desconcierto realmente magnífico. Un desconcierto que se siente en cada célula del organismo andante. Conforme el desconcierto va dando paso a unos acordes más afinados, sólo queda buscar otro asunto que ofrezca un nuevo desasosiego. Quizá, al igual que hay seres que viven en medios extremadamente ácidos, o fríos, o calientes, o…, hay seres que han de vivir en el desasosiego. Fuera de él comienzan a abrir la boca con desesperación porque les falta la vida, sufren espasmos, y sus órganos van tomando un color gris.


Esta es la semana de fiestas en Ansó. En Peñarroya de Tastavíns los niños no acudían a la escuela tras las fiestas porque tenían que recuperarse. O eso decían. En este caso, los niños no acuden a la escuela porque se acuestan tarde y tienen que seguir disfrutando del programa festivo. Esto hace que acudan a clase dos niños, o uno o ninguno, por lo que la labor del maestro se transforma en labor de cuidador. Supongo que tres o cuatro días de ausencia no son nada. Al fin y al cabo pasaremos después, e incluso ya pasamos antes, millones de años sin estar en ninguna parte, sin existir siquiera. ¿O sí es importante? ¿sería necesario un mayor esfuerzo por parte de las familias, la escuela, el ayuntamiento, para plantear otra situación más lógica?


En las montañas, los valles silenciosos aguardan ya la llegada del otoño. Las hojas de las hayas, menguadas por las heladas tardías, comienzan la danza tintineante que les permitirá desprenderse del altivo tronco. Los picapinos aprovechan las aún suaves temperaturas para aprovisionar la despensa, los tritones descansan en su charca fría y limpia, los sarrios se asoman desde la roca escarpada pensativos, temerosos de lo que está por llegar. En el cielo, las estrellas del frío van haciendo su aparición. En general, todos los seres vivos tienen ya la mirada puesta en el horizonte, pues el tiempo duro y esforzado que pondrá fin a la bondad estival está a punto de llegar.


Que tengan buen fin de semana.