martes, 19 de septiembre de 2006

ESTO QUE VAN UN ESPAÑOL, UN INGLÉS Y UN FRANCÉS …

No siempre voy a ser serio, pesimista, alarmista, agorero, como critica mi compadre Jaime. Hay ratos en los que un chistecillo no hace mal, ni siquiera a un alma negra como la mía.

Ayer oí a uno de esos tipos encorbatados capaces de hablar desde energía nuclear a protozoos abisales, pasando por economía, fauna, y, por supuesto, enseñanza. Hablaba de la moda de los abusos en la escuela. Uno de cada cuatro niños son acosados, dicen. La peor etapa, tercero de primaria, afirman. El mozo este, en un arrebato de genialidad, indicó que hay que dirigir las miradas hacia los maestros, que alientan muchas veces la creación de la figura del alumno débil, flojo, tonto. Vamos, la diana perfecta para los matones.

No siento demasiado de eso que llaman sentimiento corporativo. Realmente pienso que casi todos los males del maestro actual (consideración y reconocimiento social, etc.) tienen su origen en nosotros mismos, que desde nuestra formación hasta nuestra implicación profesional tenemos demasiadas cosas que mejorar. Y dicho esto, asumo y acepto todo lo que tenga que ver con calificativos de incompetencia, pero de allí a consentir que se considere al maestro el origen de una situación tan fea, que puede ser incluso constitutiva de delito, o que depara casos tan graves como los que suelen aparecer de vez en cuando, hay cierto trecho.

En todo caso, esta sociedad estúpida, cuya mirada y pensamiento únicamente son guiadas por los programas de moda en la televisión, podría preguntarse qué motiva que los problemas de comportamiento en la escuela, fiel reflejo de la sociedad, aumenten en número y gravedad con gran velocidad. Qué motiva que la juventud que más recursos tiene en España desde hace 5.000 años sea una juventud adormecida, violenta, y alcoholizada. Quizá podrían encontrarse razones un pelo más profundas que las que atribuyen gran culpa al, ya de por si, desgraciado maestro.

Después de tanta risa, ahora uno de concejales. Esto van unos cuantos concejales de un pueblecito del Pirineo y se apuntan a clases de urbanismo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Me imagino las asignaturas, y las preguntas del examen final (¿cuál cree que es la manera más rápida de arrasar un pueblo con gran riqueza natural sacando todo el dinero posible?, …). Cada cual que estudie lo que le parezca oportuno, pero preferiría una noticia que comentase que se apuntan a clases de filosofía, o de historia, o algo similar, indicando que lo hacen en su eterno afán de servir a sus ciudadanos con acierto, ética, y justicia.

Y acabamos con humor local: “el mayor proyecto de la Comunidad es la Educación” (Marcelino Iglesia, presidente del Gobierno de Aragón, hoy mismo). Si la educación supone un proyecto de mayor calado e importancia que los cientos de grúas que se agolpan en torno a Zaragoza en víspera de la Expo, mayor que las decenas de proyectos de urbanizaciones en zonas naturales, mayor que las ampliaciones de pistas de esquí como Cerler, mayor que los indicadores económicos que rigen la vida política, pues olé. No puedo decir otra cosa. Sólo esperar a que empiecen a llegar recursos, ayudas, materiales, a las escuelas. Por ejemplo, para no tener que estar, como ahora, esperando 30 minutos a que se imprimar 4 hojas con pésima calidad en la única impresora del centro.