Despacico, despacico,
despacico. La ciudad corre rápido y resulta que yo cada vez camino más
despacio. Ya conocen la extraña naturaleza del tiempo en la ciudad que da lugar
a una vida que cunde la mitad que la ruralizada. Por eso el blog está tan flaco.
Una faceta esencial de la vida como la lectura está aún más descuidada, lo que
resulta extremadamente grave y preocupante. Por otra parte, el blog escolar que
desde hace años me ha acompañado por mis variadas escuelas ha tomado una
dimensión especial este curso. Por una parte, la escuela no tiene Internet, así
que lo propuse como una vía de comunicación con los niños desde sus casa y
también como un medio de compartir actividades y reflexiones con las familias
de los niños; por otra parte, dado el tamaño colosal del centro y la cantidad
de niños con los que trabajo, el blog mantiene un latido intenso, dando
muestras de vida que no había sentido hasta la fecha. Más aún, como no puedo
dar otra cosa que educación Física, y en clases de ritmo industrial febril, el
blog escolar me permite mostrar a los niños, o al menos intentar compartir con
ellos, algunas noticias, ideas, bromas, …, que en otros cursos habría
compartido con los alumnos cualquier día en el aula. El caso es que buena parte
de las letras que me salen de las tripas van para ese barrio cibernético. Para que
haya constancia en este lugar, quede aquí su dirección: http://efenagustina.blogspot.com.es/
Hace escasos días, en los asuntos
mafiosos y corruptos de esa jornada (aparecen y caducan enseguida ante la
llegada de nuevos chanchullos que reclaman primera fila, que exigen debates y
tertulias y que pronto se agotan también), pudimos leer que una señora cobraba
unos veinticinco céntimos por cada carácter impreso en sus artículos de opinión,
con espacios incluidos. Todo ello dentro de una fundación política, con dinero
público implicado, etc. Lo medité unos segundos y pronto consideré que algo
escribiría en el blog sobre el asunto. Llegado este momento, no sé bien qué
escribir sobre ello. Tenía intención de satirizar sobre el tema, pues se presta
con facilidad, pero resulta que llevo escribiendo sobre temas variados toda la
tarde y no me sale ahora la función cómica. En todo caso, parece desmedido que
una eme cualquiera se cotice de semejante modo. Una jota, veinticinco céntimos,
una pe, otros tantos, incluso si se atrevía con una uve doble, veincitinco al
canto. Un espacio si había mucha letra junta, veinticinco también. Daría media
alma por conocer el calibre de unas ideas que se materializan con semejante
rentabilidad. Y qué jodido resulta juntar cincuenta euros para otros. Serán sus
ideas más oscuras, digo yo.
Hace unos instantes he
concluido una carta que mañana mismo viajará hasta la casa de una querida
alumna ansotana. Le he escrito, se puede decir que se ha escrito solo, que una
escuela (quizá una vida) es como una gran receta y que es tan corta que acertar
con los ingredientes es harto difícil. Lo ha garabateado el bolígrafo, me he quedado
observándolo y me ha parecido acertado, una buena imagen, así que lo he dejado
como si hubiera sido idea mía.
Que tengan una buena semana.