Ayer disfruté con Pablo de un momento colosal. Fuimos espectadores privilegiados de una maravilla natural que suele caracterizarse precisamente por su sigilo y discreción: un fantasma en medio de la noche.
Ya no recuerdo dónde, pero me gustó: “está bien, tú sabes la hora… pero yo tengo el tiempo”.
Ibercaja ha ganado ciento cincuenta y siete coma nueve (157,9) millones de euros en el primer semestre del año. Este beneficio me crea algunas dudas, puesto que estaba a punto de comenzar una campaña benéfica a través del blog para conseguir dinero con el que ayudar a bancos, cajas, y constructores a salir del difícil momento que atraviesan. Aunque supongo que con ese beneficio para comprar el pan ya les llegará, propongo de todos modos la ayuda caritativa siendo yo el primero que pone diez (10) euros en la hucha solidaria. A ver si entre todos les ayudamos a enderezar su pobrecica cuenta de resultados.
También ayer, en Biescas, un coche invadió el carril contrario y atropelló a un ciclista que circulaba en sentido contrario. Este ciclista es un buen compañero de afición y una persona estupenda. Ahora lucha por seguir con vida. No descubro demasiado diciendo que la educación cívica en España es nula, inexistente, negativa. En Zaragoza, en cualquier entrenamiento es sencillo estar a punto de ser atropellado tres o cuatro veces, escuchar pitidos en varias ocasiones, e insultos indignados en diferentes circunstancias. A pesar de las molestias e incomodidades que puedan generar los ciclistas para los estresados conductores motorizados, de sus imprudencias e infracciones más o menos frecuentes, no puede olvidarse que la lista de heridos o muertos siempre se escribe con los nombres de los primeros. Las leyes no protegen al débil en este caso, sino al colectivo que aporta más dinero y más número de votos. Más carreteras, más grandes, más carriles, más rectas, y más rápidas. Cómo en el tiempo de los tecnobárbaros vamos a aceptar perder tiempo circulando a treinta ridículos kilómetros por hora.
Ya no recuerdo dónde, pero me gustó: “está bien, tú sabes la hora… pero yo tengo el tiempo”.
Ibercaja ha ganado ciento cincuenta y siete coma nueve (157,9) millones de euros en el primer semestre del año. Este beneficio me crea algunas dudas, puesto que estaba a punto de comenzar una campaña benéfica a través del blog para conseguir dinero con el que ayudar a bancos, cajas, y constructores a salir del difícil momento que atraviesan. Aunque supongo que con ese beneficio para comprar el pan ya les llegará, propongo de todos modos la ayuda caritativa siendo yo el primero que pone diez (10) euros en la hucha solidaria. A ver si entre todos les ayudamos a enderezar su pobrecica cuenta de resultados.
También ayer, en Biescas, un coche invadió el carril contrario y atropelló a un ciclista que circulaba en sentido contrario. Este ciclista es un buen compañero de afición y una persona estupenda. Ahora lucha por seguir con vida. No descubro demasiado diciendo que la educación cívica en España es nula, inexistente, negativa. En Zaragoza, en cualquier entrenamiento es sencillo estar a punto de ser atropellado tres o cuatro veces, escuchar pitidos en varias ocasiones, e insultos indignados en diferentes circunstancias. A pesar de las molestias e incomodidades que puedan generar los ciclistas para los estresados conductores motorizados, de sus imprudencias e infracciones más o menos frecuentes, no puede olvidarse que la lista de heridos o muertos siempre se escribe con los nombres de los primeros. Las leyes no protegen al débil en este caso, sino al colectivo que aporta más dinero y más número de votos. Más carreteras, más grandes, más carriles, más rectas, y más rápidas. Cómo en el tiempo de los tecnobárbaros vamos a aceptar perder tiempo circulando a treinta ridículos kilómetros por hora.