viernes, 25 de marzo de 2011

EL ENCUENTRO CON UN TOPO Y LAS REFLEXIONES SURGIDAS.

Otro precioso escribano que amablemente desayunó con nosotros

Resulta cada día más difícil recorrer la prensa sin sentir un sobresalto en cada página. O peor aún, el nivel de dramatismo es tan intenso que cada día estamos mejor anestesiados frente a grandes tragedias. Ya cuesta cierto esfuerzo encontrar la información sobre el desastre de Japón, tan cercano, que ha sido relegado a páginas secundarias por los problemas más recientes. Abrir un diario significa hoy leer sobre guerras, miles de muertos y desplazados, problemas nucleares, y corrupciones políticas que luchan por alcanzar el máximo de inmoralidad. Después hay otras noticias que aportan el matiz irreal, como la del río Sena teñido de verde para celebrar ¡el día mundial del agua! o la información más banal sobre temas como fútbol o dopaje compartiendo espacio con la foto de muertos en Libia o pueblos arrasados por el terremoto.

Ahora mismo leo en el boletín diario de Educaragón una noticia que difunde la iniciativa de un Centro Comercial zaragozano de realizar una exposición en torno a Miguel Servet y la ciencia en general. Invitan a los centros escolares a conocerla y a los maestros a acudir el fin de semana para realizar talleres con los niños. La carta del centro comercial se despide con un “no dejen pasar esta oportunidad para conocer la ciencia!” No sé ustedes, pero yo siento que algún ingrediente no acaba de conjuntar cuando se mezcla un megacentro de compras con una actividad educativa de divulgación científica. Y tampoco me gusta que esté publicitada por mis jefes.

Como en este pueblo no tenemos un gran centro comercial, ni el que escribe posee los recursos para hacer grandiosas exposiciones, mañana acudirá mi hermano y medio biólogo a la escuela para compartir un día con los niños. El programa contempla unas pocas horas, pero pretende incluir una entrevista que han preparado los alumnos, una proyección sobre cómo y por qué comenzar un herbario y otra sobre fotografía de naturaleza, una práctica con el microscopio, partidas de ajedrez, y observación de huesos, egagrópilas, plumas y otros cachivaches variados. El objetivo es simple: dedicar unas horas a la naturaleza, la ciencia y el conocimiento a través de actividades atractivas y un ambiente de curiosidad e interés.

Por cierto, hoy mientras caminaba y pensaba en las cuestiones anteriores he tenido la suerte de observar el primer topo con vida con el que me encuentro. Aunque no es lo más apropiado, lo he cogido y he sentido su robusto cuerpo cilíndrico, sus desmesuradas patas excavadoras, los ojos diminutos y el agudo hocico con el que guían su vida. Al dejarlo en el suelo ha desaparecido en menos de diez segundos, y allí me ha dejado pensando sobre su mundo subterráneo: su vida oscura, húmeda, de incesante búsqueda de lombrices y construcción de galerías. Hace unos días un amigo intentaba convencerme que nuestra vida tiene más sentido que la de este sorprendente topo europeo ¿Ustedes lo creen?

Que pasen buen fin de esta semana ya cercana al final de marzo.