viernes, 28 de noviembre de 2008

SOBRE EL ALCANCE TEMPORAL DE MI INCOMPETENCIA.

Peñarroya y sus revistas llenas de Palabras.

Los centros de educación especial suelen tener algún centro de educación ordinaria de referencia en el que realizar distintas actividades conjuntas. Incluso, como en el caso de la escuela en la que trabajo, directamente son instalaciones contiguas para facilitar tales actividades. Así, hay alumnos en situación de educación combinada, que realizan asignaturas en ambos centros, niños que realizan actividades extraescolares en la escuela ordinaria, recreos compartidos en ambos lugares, o clases que colaboran en diferentes actividades de integración, por un lado, y sensibilización, por otro. O que, simple y llanamente, juegan juntas.

Ayer precisamente pasaba una clase del otro centro para compartir el tiempo de recreo. Era primera vez que pasaban: niños de infantil, una cantidad ingente de ellos hasta el punto de parecer una especie de invasión de alienígenas bajitos y silenciosos, expectantes y curiosos. Cuando los vi, me planté delante de su fila, les cerré la puerta del pasillo que debían atravesar y les indiqué fingiendo enfado que por allí estaba prohibido pasar. Rápidamente mostraron una cara a medio camino entre la sorpresa y el susto, mientras sus cincuenta o cien ojos miraban alternativamente a su profesora y a mí. Hecha la broma, les pregunté si querían ver la sala de Educación Física que teníamos y me respondieron que sí, lógicamente. Al entrar, se sorprendieron de nuevo ante algunos materiales y, aquí el motivo de esta entrada y de la cavilación, cuando les dije que jugaran un rato si les apetecía, comenzaron a correr como posesos, a saltar sobre las colchonetas, o a moverse compulsivamente dentro de la piscina de bolas. Todo en medio de un griterío fantástico y de un desbarajuste general. En el momento preciso, la maestra les indicó que hicieran una fila para marchar, la formaron y desaparecieron en busca de otro espacio que colonizar.

Y allí me quedé pensando, en medio de la sala vacía, con el aullido lastimero de un par de pelotas que habían sido retorcidas hasta la luxación, tras semejante espectáculo de movimiento y sonido. Después de tres meses en este colegio, la educación física no es la asignatura en la que de distintas maneras los niños plasman ese movimiento por el que aún siente tantísimo placer y que surge de un modo espontáneo, sino que muchos niños, por distintas razones (escasas experiencias previas, nivel motriz precario, relaciones con los compañeros poco funcionales,…), no manifiestan un impulso natural hacia el juego y el movimiento, lo que condiciona, dificulta, y cambia absolutamente el sentido de las clases y del trabajo del maestro de EF.

También, tras tres meses de fallos, errores, e inquietudes, uno ya acaba perdiendo la conciencia de lo que sabe hacer y, especialmente, de lo que sabía hacer. Se cuestiona si realmente en el pasado hizo en realidad algo provechoso o la incompetencia presente es trasladable a los cursos precedentes. Los recuerdos son muy puñeteros y la ciencia evidencia que están absolutamente modelados por la mente, quién sabe. La cuestión es que observar a esos niños en tal punto de ebullición me recordó con viveza que los años pasados trabajaba en algo distinto, y me tranquilizó pensar que quizá algún día sí pude hacer, quizá, algo con sentido.

En pocas horas saludaré a los niños con los que he compartido los últimos dos años de vida. Los niños de Peñarroya que me hacen feliz aún con sus cartas. Y el lunes escribiré una entrada muy especial que será realizada con todo el cariño que sea capaz de reunir.

(Pablo, escribe, buen hombre; Jaime, cuando quieras).

miércoles, 26 de noviembre de 2008

UN PAR DE PAISAJES.

Tierras castellanas al amanecer y el precioso Galacho de Juslibol. De nuevo imágenes por palabras.

lunes, 24 de noviembre de 2008

¿HAN VISTO USTEDES UNA GRIETA?

Quizá los caminos inciertos partan de este tipo de puertas.

Suelo sentirme excluido de la mayor parte de afirmaciones políticas que comienzan o terminan afirmando algo relativo a “la mayor parte de los ciudadanos (o españoles, o aragoneses, o cualquier otro grupo del que formo parte)”. Por eso, siempre que detecto esta coletilla siento la curiosidad de comprobar de qué nuevo asunto tendré que desmarcarme. En este caso, varios políticos se lanzan a afirmar que “a nadie ofende…” o que “es así para el 100% de los ciudadanos”. Me refiero a la salida de los crucifijos de las escuelas. ¿En qué momento adquirirán la potestad para hablar en mi nombre?. Que hagan y digan lo que les dicte su conciencia, su jefe, o su chequera, pero que me dejen vivir tranquilo. En mi corta trayectoria profesional, ya han sido varias las veces en que el acto inaugural del curso ha consistido en descolgar al pobre crucificado y dejarlo en un lugar más acorde con su naturaleza. Por varias razones, pero la principal es que no, que no pega tal símbolo en el sagrado lugar del conocimiento. Las razones esgrimidas por unos y otros, con especial atención a los cardenales, obispos, y resto de trabajadores del ramo (que igualmente analizan la crisis económica bajo los sorprendentes parámetros religiosos), las dejamos para los humoristas gráficos, a los que, supongo, se les acumula el trabajo. Pero eso, que a mí, en mi clase, sí me estorba.

En cuanto a los asuntos mundanos, de nuevo estoy enfermo. Es la enésima vez en lo que va de curso que dejo de acudir al trabajo por enfermedad, lo que aumenta mi sensación de falta de control del trabajo que tengo entre manos, y, de la misma manera, mi sensación de incompetencia. De hecho, creo que ya he faltado más días durante el presente curso que durante los tres años anteriores juntos. Pensando las causas, se puede considerar la perspectiva budista de la salud, o su carencia, relacionada con el equilibrio vital, o su ausencia (difícil equilibrio urbano...), y también se puede observar, en sentido más tradicional, las horas diarias que paso a remojo en la piscina de la escuela.

Aprovechando los lúcidos momentos de fiebre, sigo indagando y creo estar ya casi convencido de que la conciencia, nuestro hipotético concepto de uno mismo y del mundo, es una pura quimera, una mentira, una ilusión. De hecho, espero el momento en que aparezca una pequeña grieta, un insignificante fallo, algún agujero diminuto que demuestre el engaño. Un resquicio del que tirar, como si de una pared empapelada se tratase, que acabe mostrando algo con sentido al otro lado; no sé qué tipo de realidad, pero otra, pues estoy seguro que ésta no puede ser la buena, es demasiado extraña, hay demasiadas partes que no encajan, y dudas infinitas. Una grieta, cualquier resquicio para el sentido. No puede ser la buena.

jueves, 20 de noviembre de 2008

VISITA A LA GRANJA.


La semana pasada los niños del colegio viajaron hasta la granja-escuela de Movera donde tuvieron contacto cercano con muchos animales y con diferentes cultivos de verduras y otras plantas. Puede que uno de los aspectos que más añoro sea precisamente el de la cercanía y el contacto de los niños y la escuela en cada momento con los animales y con la naturaleza en su sentido más amplio. Ver pasar una majestuosa águila culebrera sobre el recreo, comprobar la colosal reunión de aviones comunes previa a su viaje migratorio, las cabras en las inmediaciones, las ardillas, la participación de los niños en las faenas agrícolas de los abuelos, la colección naturalista, las colaboraciones de muchos amigos de la clase, poder tratar esa cantidad ingente de información y de motivación en las clases,...

En todo caso, la excursión comentada ahora significó una mañana estupenda de conocer, descubrir, sorprender y, también, sonreír.

lunes, 17 de noviembre de 2008

DE INICIOS DIFÍCILES, FINALES FELICES, Y TRAYECTOS INCIERTOS.


En algunos de los distintos trabajos que he tenido durante la comedia a la que llamamos vida he sentido duramente el peso de la inexperiencia, el sabor amargo de los primeros lances en los que la falta de conocimientos, las dudas, los nervios, … te juegan malas pasadas y te hacen sentir profundamente incapacitado para ese trabajo, además de provocar una gran preocupación e inquietud durante una temporada que acaba tiñendo y afectando al resto de parcelas de la citada comedia.

En todos los casos, poco a poco, no sé si por el esfuerzo, por mejoras personales, o por el simple paso del tiempo, la situación se ha reconducido y he logrado sentirme cómodo en mi labor. He disfrutado con mi trabajo (alguien me recordaba hace poco que ésto representa un buen indicador de que el proceso marcha bien, si no la clave) y las personas con las que he trabajado han acabado, en general, satisfechas (considerando que siempre hay personas con las que no se logra conectar). Este tiempo me ha mostrado que no soy una persona de inicios espectaculares (especialmente con adultos, que suelen interpretar de variopintas formas mi talante inicial tímido, serio y expectante), sino que las alegrías, satisfacciones, y demás aspectos positivos suelen llegar poco a poco, conforme va aumentando el conocimiento y la compenetración con el grupo, conforme el trabajo va dando lentos, pero duces, frutos.

Recuerdo, como ejemplo significativo, a Alicia, una señora mayor que pertenecía a un grupo de gerontogimnasia de Huesca y que me hizo pasar unas de las peores temporadas de ese tiempo. Para mí, todo eran dudas sobre qué hacer en las clases, qué objetivos plantear, qué no debía hacer, cómo manejar al grupo, etc. Y en tales circunstancias esta alumna acabó una de las clases criticándome a voces y expresando su disgusto con poca educación o cortesía. Entonces, y probablemente ahora ocurriría lo mismo, esta querida señora me dejó echo trizas, sintiendo que no servía para aquello, para nada quizá, y con una terrible presión e inquietud durante cada sesión posterior. Con el paso de las semanas Alicia acabó convirtiéndose en una estupenda alumna encantada de estar allí y que finalmente sintió, así me dijo, mi marcha al cabo de dos años.

Hasta aquí, el presente año sigue este proceso personal señalado para los trabajos extraordinariamente nuevos y difíciles: el del arduo comenzar, de momento. Y habiendo vivido otros inicios similares, quizá la calma sería la emoción más ajustada a la realidad, pero ocurre todo lo contrario: siento tal falta de recursos que dudo profundamente sobre el trayecto que se acerca. Ya han transcurrido más de dos meses de curso y sigo sintiendo a los diez minutos de muchas clases ese pensamiento resumible en “la cagaste, ésto que has planteado no tiene ningún sentido aquí; quedan 50’ de clase, tú dirás que hacemos coherente y digno ahora”.

Y para poner una especie de guinda pastelera, los otros inicios difíciles, las otras incertidumbres desconcertantes, los otros problemas, los he vivido en entornos naturales maravillosos con una evidente potencia para dispersar torbellinos mentales y provocar paz espiritual. Ahora, pido auxilio al entorno y éste me devuelve un chorro de humo negro, una vista enladrillada, un pitido estridente, y un cielo triste.

(Jaime, a éste la etiqueta de aypenapenitapena).

ÁTOMOS FUGACES AL ATARDECER.


Hace unos meses me encandiló la idea de que cada átomo de nuestro cuerpo formó parte de una estrella hace unos cuantos millones de años. Según otras ideas, el aire que respiramos o el agua que bebemos contienen átomos y moléculas que ya han sido bebidas y respiradas por seres vivos en el pasado; dinosaurios, por ejemplo, indicaba el autor del libro.

En el atardecer, contemplo el Moncayo y siento que algunas de estas formas de ordenación de la materia que por allí deben de pulular explican una buena parte de lo que soy.

viernes, 14 de noviembre de 2008

QUERIDOS NIÑOS DE PEÑARROYA.

El cansancio y la falta de tiempo no dejan demasiado hueco a la creatividad, así que me repetiré: las penurias del maestro se compensan desmesuradamente cuando una semana, cinco meses después de haber marchado, llegan tres cartas de Peñarroya con las voces de niños que envían palabras dulces y llenas de cariño. Todas significan una enorme ilusión cuando las descubro en el buzón, pero reconoceré que me tocan especialmente los sentimientos las de los niños de primero: palabras sencillas y especiales como sólo un niño de seis años puede escribir:

Hola José Luis ¿cómo estás?. Laura y María bien. ¿Nos haces un favor?: ¿puedes volver al cole al otro año?.

Por favor, ¿nos puedes dar tu número de teléfono?.

El de Laura es: 978…; el de María es: 978…

Te queremos mucho, María, Laura y María.

martes, 11 de noviembre de 2008

DE CUANDO LAMENTABLEMENTE EL TIEMPO AVANZA RÁPIDO POR AFORTUNADAS RAZONES.

No es Islandia, pero buscaba un paisaje bonito para ofreceros y éste me gusta.


Las circunstancias para escribir son desastrosas, o quizá optimas, a saber.

Esta semana han comenzado en la escuela las actividades extraescolares gestionadas por el P.I.E.E: actividades deportivas, ludoteca, danzaterapia, etc, por lo que existe un trasiego constante de niños cada momento del día hasta que llega la hora de ir a merendar. Curiosamente para los maestros de pueblo como yo, todos los niños comen en la escuela, lo que favorece su inclusión en diferentes actividades. Repasando los distintos modelos de gestión de estas actividades que he conocido, el que estos días observo representa un modelo ejemplar y supone un importante apoyo de las actividades curriculares lectivas.

Por otra parte, mañana acudo con mi clase a una exposición de insectos de la sala Joaquín Roncal. Aprovechamos para salir a comer por la ciudad en transporte urbano y así incidir en aspectos de la autonomía muy importantes para los niños. Esta salida es muy diferente a todas las que he hecho otros años, e implica buena cantidad de inquietudes y nerviosismo para que todo salga, aproximadamente, según lo previsto y no haya problemas (médicos, para empezar). También es difícil ajustar la idoneidad de los contenidos de la salida al nivel de los niños, lo cual supone otra preocupación.

Por fin pudimos volver a poner rostro a las voces que suenan casi diariamente en el teléfono. El fin de semana estuve con Dália, su amante Jaime, José Luis el Sorprendente, mi propia amante, y yo mismo. Compartimos un rato de travesía vital en Montblanc, donde ha habido muchos buenos ratos en muy poco tiempo. Dos días que han pasado muy rápido y donde he sentido la profunda sensación de la fortuna por coincidir en tantas aficiones, ideas, proyectos e ilusiones. La extraña fortuna de la amistad, que finalmente se traduce en gran pena al marchar y dejar a merced de las semanas o los meses un nuevo encuentro para compartir, una vez más, unos instantes felices.

jueves, 6 de noviembre de 2008

UN PAR DE IDEAS Y UNA ATROCIDAD.

Sobre costumbres y culturas, a mí me hace pensar un rato:

Me acaban de recordar una idea del libro de Sampedro y Fuster "La ciencia y la vida" y, como me parece tan tremenda, la comparto: al hablar de prejuicios, valoración del civismo y el desarrollo de distintas culturas, ..., Sampedro indica que los occidentales nos escandalizamos ante muchas prácticas sociales de otros países y las utilizamos para autoconsiderarnos la referencia mundial, el modelo ético de comportamiento: por ejemplo, en relación a la poligamia extendida y aceptada en buena parte de África, que entendemos como una humillación flagrante de la mujer, como una inequívoca muestra de retraso social, etc. Al respecto, añade, quizá nos sonrojaría pensar qué opinan los africanos del trato que por aquí damos a los mayores, de cómo los apartamos cuando dejan de ser productivos económicamente, llegando a casos de auténtico abandono. Y así en tantas otras prácticas.

Ahora una de noticias. Ayer leí algo que me puso los pelos de punta y apenas ocupaba un rincón de una misera sección de "Breves": una niña visita a su abuela en Kismayu, Somalia. La violan, presuntamente, tres hombres. Busca protección en las autoridades tras el ataque. La declaran adúltera y la condenan a la lapidación. Así, la ejecución se comete ante cientos de espectadores que contemplan la muerte de la niña. ¿?.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

HABLAR CON LOS OJOS.

Aligerar equipaje para afrontar el frío produce, paradójicamente, belleza


Con el paso de los días he ido aprendiendo y adaptándome a las nuevas exigencias del trabajo. Encuentro ya recursos suficientes para avanzar con muchos grupos, pero aún quedan parcelas importantes en las que no sé qué puedo hacer, me siento profundamente inútil, y la falta de recursos me crea una inquietud difícil de digerir.

Esta semana he mantenido una reunión con el responsable de las actividades extraescolares, puesto que existe interés en la mayor coordinación posible entre la EF del centro y las extraescolares relacionadas. Esta coordinación representa un objetivo que siempre se plantea en mil documentos para quedar bien, pero nunca hasta ahora había constatado su existencia real. Como todos los demás aspectos organizativos del centro, parece funcionar a la perfección. Los monitores que impartirán las actividades son personas con experiencia en la actividad física con discapacitados y con una gran formación. Además, han mostrado interés por integrarse en esta forma de trabajo coordinada y por compartir las ideas que surgen de los distintos profesionales implicados.

Una maestra me dejó la pasada semana “Kathrin habla con sus ojos”, un libro que explica la vida, las ilusiones, y problemas de una niña con dificultades motrices y comunicativas que emplea sistemas de comunicación alternativos y que está escrito con la colaboración de la propia niña. Al entregármelo me dijo: “para que entiendas mejor cómo es la vida de algunos de estos niños”. Añadiré una frase expresada por la niña y que ocupó ayer mis últimos pensamientos antes de abandonarme a la cada día más necesaria oscuridad de los sueños: “No ser capaz de reírse sería peor que no ser capaz de hablar”.

Ayer recibí dos nuevas cartas de los niños de Peñarroya, en una nueva evidencia de que las muescas que cada grupo de niños imprime en la vida del maestro van mucho más allá del veintiuno de junio. Vaya si van.

El fin de semana abrazaré a Jaime y a su amante, anteriormente conocido, el primero, como Jaimecompañerodeblog. Nos jugó una faena, pero aún le queremos. Seguro serán dos días de compartir y hablar que se harán cortos: recordaremos las tontadas de siempre, lo del hatillo, el tractor, los viajes en bici, las idealizaciones, las latas de garbanzos, los lunes al sol, la casa de los horrores de María Moliner, el pescado de la noche y sus desvelos, y también, claro, el huerto, el Matarraña, la EF, la praxiología, los libros, la escuela, y la vida.

lunes, 3 de noviembre de 2008

CIELO Y CARRASCA DE CASTILLA.

Anochece: dejamos el escondite y nos ponemos el disfraz.

Será el tiempo de la doble vida: una gris y otra azul.

De nuevo un fin de semana lleno de sentido: confirmé mi gen pastor y, en resumen, disfruté de la vida que surge alrededor de una estufa de leña cuando afuera llueve, hace mucho frío, y la compañía es perfecta. El fuego marca un ritmo perfectamente acompasado con mis movimientos.