jueves, 5 de junio de 2008

LA VIDA (QUE YO CONOZCO) ES UN ESPEJISMO (Y EN EL MEJOR DE LOS CASOS).


Hay algunas frases que identifican a uno, que le sirven para analizar, interpretar y entender la mayor parte de las situaciones que le suceden. Conozco a varias personas que han hecho de unas pocas sentencias una especie de resumen esencial de su modo de comprender el mundo. Una especie de esencia absoluta del ideario vital.

Sin quererlo, hay cierto pensamiento que cada vez me asalta con mayor frecuencia e intensidad: la vida es un espejismo. Me refiero a la vida tal cual la entendemos por estos lares. Vivimos anclados en el convencimiento de mil certezas, del presente infinito e inmutable, y, de poco en poco, algo se desmorona y deja a la vista la escasa consistencia que tenía nuestra manera de entender ese presente, esa vida. Por otra parte, algunos de los últimos libros leídos también me han mostrado conocimientos que provocan radicales cambios en los esquemas habituales de pensamiento.

Digo esto simplemente porque acabo de sentir una especie de patada en las entrañas con una de esas certezas, una de esas cosas que uno piensa que siempre serán como son (y sencillamente porque son buenas; sin más), que más establemente habitaban el mundo de mis ideas. Y ahora me ronda una especie de malestar muy feo y muy malo que ya viví hace un tiempo por primera vez.

Conforme se acerca el final de este curso y el comienzo del próximo, algunas personas se han ido interesando por mi destino. Muchas se han sorprendido por mi trabajo en un centro de educación especial, y algunas se han referido a lo difícil que resultará, a los problemas que encontraré, o a lo complicado que sería para ellos. El caso es que me han obligado a pensar más en el asunto y la conclusión final, con la cautela de hablar con total desconocimiento y casi nula experiencia, es que cada día estoy más convencido de que estaré bien. Creo que mi vida intenta cada día acercarse más a lo estrictamente necesario, a lo primordial para vivir, y abandonar lo accesorio, todos los adornos y necesidades que nos intentan imponer (y nos imponen). En ese sentido, creo que esta futura experiencia me pondrá cerca de personas que me harán vivir muchas situaciones relacionadas con eso, con aspectos vitales, insustituibles, básicos, y que se apartan de las muchas tonterías con las que solemos perder el tiempo las personas que lo tenemos casi todo.

Me doy cuenta que me hago viejo muy rápido porque ir a dormir, el sueño, es cada vez un momento más feliz, alejado de preocupaciones, tensiones, y penas.