miércoles, 24 de enero de 2007

UN PAÍS, PARA TIRAR, EN LA MOCHILA.

El curso pasado en la escuela de Lledó, perteneciente al CRA Algars, con sede en Cretas, los alumnos realizaron una especie de reportaje donde explicaban los principales elementos de interés de su pueblo apoyándose en una parodia de un País de la Mochila, de J. A. Labordeta. Por ello obtuvieron un importante premio nacional promovido por RTVE.

Los alumnos cursaron una invitación para el polifacético Labordeta, y éste se presentó la semana pasada en su escuela. Es reseñable que no hizo una visita relámpago, tan típicamente política, sino que estuvo buena parte de la jornada con los niños. Nuestra enhorabuena para la escuela, su maestro Julio, y también para J. A. Labordeta, por su vida entera y su cercanía.

Hilarión Gimeno: ya saben, festival navideño suspendido, escándalo mediático, profesores a la hoguera, etc. El pasado miércoles, durante el claustro, se nos informa de un escrito remitido por este colegio en el que piden nuestra adhesión a su comunicado, donde solicitan una disculpa pública de Heraldo y del Justicia de Aragón por el trato dispensado. En caso de falta de disculpa, el escrito indica la ruptura de los firmantes con ambas entidades (dejar de recibir el Heraldo Escolar básicamente). Entre el claustro, discrepancia de opiniones: maestros contrarios a dejar de recibir la publicación, otros que recuerdan el maltrato dado a los compañeros, etc. Por unas cosas o por otras, ni en esto sabemos mostrar una actitud decorosa.

Cultura: un escritor muy nombrado por aquí suele quejarse del irrespetuoso tratamiento actual de la palabra CULTURA. Siempre dice que ahora se antepone la palabra cultura a cualquier cosa: cultura gastronómica, cultura urbana, cultura del vino, y cultura de la madrequelosparió, añade. Ayer escuché en el telediario, a raíz de un show sobre el ruido y la contaminación a celebrar en Zaragoza, al presentador que hablaba de la cultura del tunning. Eso sí que encaja como el obispo y las pistolas.

Cunetas: me escandaliza el tema. Desde septiembre salgo regularmente en bici en lo que podrían denominarse actividades de higiene corporal y espiritual. De igual modo, paseos por el monte. Y desde el primer día se repite la tónica: las cunetas y sus proximidades son auténticos vertederos, crueles evidencias de la absoluta carencia de educación, de respeto, de civismo, de la mínima sensatez de nuestra infame especie. Da igual el lugar: latas en cualquier curva, una lavadora en un barranco, sucesiones infinitas de restos de alimentos a lo largo de cada metro de la carretera, cristales en pleno bosque. Y me sorprende más aún porque el año pasado no observé este asunto, no sé bien por qué razón. En cualquier caso, tela marinera, merecemos que las treinta o cuarenta plagas de Egipto (creo que eran de allí) nos arrasen, y que los que queden intenten arreglar el colgajo de planeta que estamos fabricando.

Hay científicos empeñados en descifrar códigos comunicativos de diferentes animales: ultrasonidos en cetáceos, conductas posturales y faciales en lobos, chimpancés, señales hormonales en topillos, complejos códigos de las abejas,…, y apenas llegan a nada. Miles de años para casi únicamente poder balbucear que no son gran cosa, que no están a la altura de la suprema especie humana, para reiterar nuestro privilegiado sistema de comunicación y comprensión del mundo. ¿No estará la moneda al revés?, ¿no será que somos la única especie que reiteradamente desoye Y que no comprende mínimamente el sencillo mensaje de la naturaleza?, ¿quién va en dirección mortal: el kamikaze o todos los demás?.