Estas semanas también debo realizar algunas actividades para superar mi fase de prácticas. Al contrario que Jaime, yo no seré honrado con la visita de un inspector. Aquí son más confiados y creerán lo que les cuente en una memoria que pienso hacer este fin de semana en un par de horas. No creo que la tontería merezca más tiempo. Creo que el desastre ya empieza con el sistema de oposición, por lo que lo sucesivo no puede ser mucho mejor.
A veces comparo con la tendencia a la eficacia en la gestión que suele ser objetivo de toda empresa privada, y aquí hay muchas cosas que parece que van hacia lo contrario.
También sigo escandalizado de una especie de recortes y medidas de ahorro aplicadas a la escuela. Me acuerdo de un gran profesor que siempre nos citaba algunas ayudas y subvenciones públicas como las que recibe una empresa privada como el Real Zaragoza, y luego tenemos que ir con cuidado de apurar el material, no recibimos bien la señal inalámbrica porque un nuevo punto de emisión cuesta a la administración 60 euros, o para recibir una vieja impresora, porque la mía estaba rota, han tenido que pasar 6 meses. Mientras, en una mañana, el Coronel Tapioca se gasta en munición para... maniobras lo llaman, y para la comida de la cabra, más dinero del que yo puedo dedicar para comprar libros durante todo un curso. Prioridades.
En el mundo real, en la Escuela hoy hemos recibido la mesa de ping-pong. Comprada con equilibrismos en el presupuesto y con un pequeño atraco por la espalda al ayuntamiento (que nos permitirá comprar más libros). La mesa llega desde el baúl de José Antonio Ferrando, lo que significa mil y una facilidades y ayudas. Los niños la han recibido entre sorpresas, gritos, y saltos de alegría. La hemos montado entre unos 25 y hemos estado jugando hasta las 20:30, tras merendar varias tortas y rosquillas. Incluso alguno ya se ha llevado una pala y una raqueta para entrenar en la cocina. Ya me perdonarán las madres.
Por la mañana, intentando entender algo sobre las perspectivas y aprovechando el gran día, hemos bajado a dibujar al campo.
También sigo escandalizado de una especie de recortes y medidas de ahorro aplicadas a la escuela. Me acuerdo de un gran profesor que siempre nos citaba algunas ayudas y subvenciones públicas como las que recibe una empresa privada como el Real Zaragoza, y luego tenemos que ir con cuidado de apurar el material, no recibimos bien la señal inalámbrica porque un nuevo punto de emisión cuesta a la administración 60 euros, o para recibir una vieja impresora, porque la mía estaba rota, han tenido que pasar 6 meses. Mientras, en una mañana, el Coronel Tapioca se gasta en munición para... maniobras lo llaman, y para la comida de la cabra, más dinero del que yo puedo dedicar para comprar libros durante todo un curso. Prioridades.
En el mundo real, en la Escuela hoy hemos recibido la mesa de ping-pong. Comprada con equilibrismos en el presupuesto y con un pequeño atraco por la espalda al ayuntamiento (que nos permitirá comprar más libros). La mesa llega desde el baúl de José Antonio Ferrando, lo que significa mil y una facilidades y ayudas. Los niños la han recibido entre sorpresas, gritos, y saltos de alegría. La hemos montado entre unos 25 y hemos estado jugando hasta las 20:30, tras merendar varias tortas y rosquillas. Incluso alguno ya se ha llevado una pala y una raqueta para entrenar en la cocina. Ya me perdonarán las madres.
Por la mañana, intentando entender algo sobre las perspectivas y aprovechando el gran día, hemos bajado a dibujar al campo.