Después de tratar cada contenido de conocimiento del medio, los niños se agrupan para realizar algún tipo de trabajo colectivo, que en este caso consistía en un análisis del parque natural en el que nuestro pueblo se integra. Los alumnos debían buscar información y confeccionar un mural con lo más relevante sobre fauna, flora, recorridos, mapas, normas de gestión , etc. Completamos el proceso realizando una exposición a cada una de las restantes clases de la escuela.
Cuando el primer grupo finalizó su comunicación y subíamos a la siguiente aula, un niño dijo a otro: “eh, Samuel, ha habido una parte en la que has improvisado”. Así había sido durante unos buenos segundos en los que no recordaba qué tenía que decir y realizó una de sus primeras divagaciones orales, esas que después, versión oral o interior, van conformando la vida adulta.
La cuestión es que el primer niño decía lo de la improvisación justo al tiempo en que yo abría la puerta de la segunda clase y, súbitamente, tuve la sensación de que la vida entera era una improvisación. Sentí que improvisaba al girar la manivela y que debería improvisar cuando los dieciséis ojos que me aguardaban al otro lado de la puerta se dirigieran hacia nosotros esperando la explicación de nuestra visita.
Y así, mientras improvisaba las palabras para los dieciséis ojos y sus cuerpos, pensaba que cada día es la primera vez que vivimos ese día, que cuando ya estamos bien preparados para vivir un instante, el instante ya se ha ido. Finalmente, pensé que cuando mejor podré afrontar la vida, cuando ya la haya practicado al menos una vez, justo en ese instante estaré muerto por primera vez. Sólo nos queda improvisar y dar las gracias a Millás por sus Articuentos.
3 comentarios:
Improvisaría un feliz solsticio de inverno pero aun que da tiempo...
Feliz momento
Y esto es también un articuento o como quieras llamarlo. Me atrae la improvisación como sistema. No soporto la planificación sistemática. No digo que no sea necesaria. Puede que sea imprescindible, etc, etc… pero lo que me va esencialmente es improvisar, y, tal vez, todos, en el fondo. seamos improvisadores por obligación que tenemos solo una actuación sin lugar a bises. Además no hay aplausos ni giras para repetir la función en localidades de menor entidad o en grandes metrópolis. Solo una función, irrepetible y en la que no queda más remedio que improvisar. A ello, pues.
Hola, Amparito. Hola, Joselu.
Hoy creo que si algo no parece una improvisación simplemente se debe a alguna distracción de la mente. Las profundas dudas sobre la vida nos llevan a tratar de estructurar a cualquier precio lo que hay alrededor para adquirir la sensación de control sobre ello. Quizá nos sirve, pero es una ilusión. En la escuela, peor: ni siquiera sirve.
Un saludo.
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