Quizá hacerse mayor signifique en demasiadas ocasiones llenar la mente de ideas que acaban sepultando los pensamientos más sencillos y necesarios. Un espeso manto de distracciones, miedos, obligaciones, formalismos, burocracia, apatía, …, llegan a cubrirlos. Por eso en el universo adulto se producen acontecimientos terribles que en el mundo de los niños raramente podrían ocurrir y que son muy difíciles de explicar. Y por eso también los niños pueden hacer algunas preguntas que no encuentran respuesta sin recurrir a sentimientos prohibidos en su mundo: ira, venganza, intolerancia, humillación, deshumanización, por ejemplo.
En clase existe ya una gran confianza y complicidad entre los alumnos y el que escribe, lo que permite algunos debates y reflexiones de gran profundidad e intensidad. Hoy los niños preguntaban sobre la muerte de Bin Laden y sobre las medidas de Francia e Italia para cerrar las fronteras a los inmigrantes que huyen de sus países en guerra. Creo que la comprensión de acontecimientos de este tipo está reservada a la mente adulta, no por su inteligencia y madurez, sino por su enrevesamiento y la citada capacidad para perder de vista lo importante.
Hace unos días me contaron una reflexión de un miembro de Tricicle en la que indicaba que muchos problemas de los políticos tenían que ver, a su juicio, con su falta de sentido del humor; que ellos raramente veían políticos en sus espectáculos, y que quizá asistiendo a más espectáculos humorísticos el clima que generan sería menos agrio. Yo estoy de acuerdo y añado que si la gente que se cree demasiado importante saliera con unos cuantos niños por un sendero precioso a compartir algunas sonrisas, arreglaran y regaran un huerto, leyeran unas páginas no necesariamente económicas y finalmente fueran a fotografiar un colosal cielo con luna nueva, es muy probable que las noticias de guerras y sus exiliados, muertes, odio, destrucción y venganza, quizá fueran menos frecuentes.
Mirar alrededor hace cada día un poco más de daño.
1 comentarios:
No sé si conozco demasiado el mundo de los niños. Tengo el de mis hijas reciente, y, por supuesto, el recuerdo del mío hace ya tanto tiempo. Creo que contrapones el mundo y las razones de los niños con la lógica de los adultos que se queda atrapada en lo poco importante. Supongo que eso es crecer, llenarse de necedad y petulancia. Las preguntas esenciales son las únicas que continúan teniendo sentido y tienen un matiz ingenuo. Las cubrimos con hojarasca para intentar darles relevancia y descuidamos el núcleo y raíz que, curiosamente, podría ser entendido por un niño. Mi mujer da clases en un PQPI a chavales duros, pero recuerda con especial entusiasmo las que dio a niños de P3. Será que nos hacemos idiotas cuando crecemos... Y en cuanto a los políticos da la impresión a veces que siguen jugando como si fueran niños pero sin su frescura, sin su esencialidad, sólo con su narcisismo incapaz de trascenderse. Tú tienes alma de niño.
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