lunes, 23 de junio de 2008

UN IRONMAN ESPECIAL.

Como breve introducción, indicar que un ironman es una de las pruebas deportivas que implican mayor exigencia física y mental, si no la mayor con permiso del montañismo. Se trata de un triatlón en el que se nada un poco más de cuatro kilómetros en el mar, ciento ochenta kilómetros en bici y, para acabar, una maratón (cuarenta y dos kilómetros ciento noventa y cinco metros) de carrera a pie. Los mejores atletas mundiales lo completan en unas ocho horas y pico. Los atletas del vídeo tardan en torno a diecisiete horas.

No me gusta demasiado poner vídeos en el blog (creo que he puesto uno o dos como mucho en tres años). Y siempre me queda la duda sobre la veracidad de los asuntos tan increíbles que se encuentran en Internet. Este lo descubrí en un foro ciclista donde todos los usuarios quedaban asombrados y muchos de ellos acababan llorando tras verlo.

Es la historia de un padre y un hijo. Una parálisis cerebral es el obstáculo, y un sueño común es la motivación. A ver qué os parece.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Conocía este vídeo, si.
Es impresionante pero no increíble, por supuesto. Un padre de verdad hace cualquier cosa por y para su hijo.
Llegar a este punto solo requiere dejar de mirarse el ombligo y tirar hacia delante con lo que hay. Y ponerle amor y ganas.
No hay más Jose Luis, no hay más.
Quizá esto llame más la atención porque el esfuerzo es llamativo y está de cara al público pero seguro que sabes que hay muchos padres y madres para quienes el día a día es durísimo, un Ironman constante, y que lo asumen, lo luchan y llegan....aunque no importa en qué puesto.
Abrazos.

Anónimo dijo...

Cada uno tiene su experiencia, bien como hija o bien como madre. Como hija no me enseñaron que los hijos eran lo primero, sino que lo primero era el padre, pero yo en mi vida adulta jamás lo he vivido así, es decir, mis hijos son el number one.
Como hija, no se aprecia tanto el "darse" de los padres, primero porque no todos se dan ¿vale? pero después como madre, lo vives en mi caso muy distinto, pues todo es poco para darte a ellos.
Para mí, mis hijos son lo mejor que me ha pasado, y aunque hagan y digan cosas con las que no estoy muy conforme, o porque a mí me gustaría que fueran de otra manera, y se me escape alguna lagrimilla o mirada de rabia, con ellos he aprendido que es eso del "respeto" al otro de verdad.
Como dice Inma, es impresionante pero no incríble.
Hasta que no te ocurre, no sabemos de lo que somos capaces. Y a todos nos puede pasar de todo en cualquier momento y en cualquier lugar ¿no? eso lo tengo muy presente.
Bueno, un abrazo.

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